A principios de diciembre, el gobierno argentino propuso el envío de vuelos humanitarios a las Islas Malvinas para que los residentes puedan visitar a sus familias para las fiestas.
Desde el gobierno británico de Boris Johnson agradecieron la iniciativa argentina pero rechazaron la propuesta y recordaron que la administración de las rutas aéreas con las islas son de exclusiva responsabilidad del gobierno local que responde a Londres.
“Habiendo tomado conocimiento de que la mayor parte de los residentes de las Islas Malvinas que necesitan contar con un servicio aéreo al continente son de origen chileno, el Gobierno argentino ofreció que en su viaje de regreso al continente, los vuelos puedan dirigirse directamente al aeropuerto de Punta Arenas o algún otro aeropuerto alternativo en Chile. Esta propuesta toma en cuenta que en la actualidad existen restricciones en los pasos fronterizos con Chile”, dijo en su momento la Cancillería en un comunicado.
“Este ofrecimiento humanitario, realizado por la Cancillería en el marco de una recomendación del Consejo Nacional Malvinas, se produce en un contexto en que los vuelos regulares que conectan las Islas con el territorio continental no se encuentran operativos desde marzo de 2020”, añade el texto.
Lo cierto es que el eje humanitario no es un elemento novedoso en la política exterior argentina hacia las Islas Malvinas, pero el kirchnerismo lo había relegado por una orientación más enfocada en las sanciones a las empresas que operan en el Mar Argentino que las rodea.
Fuentes consultada por LPO descartaron la idea que se trate de un regreso a la “politica de seducción” del menemismo, pero reconocieron que existe un nuevo contexto que permite innovar. “De ninguna manera es seducción, esas políticas han fracasado. Lo que sí hay es un contexto de tensiones internas y debates en las islas que tiene con ver con la decisión del gobierno del Reino Unido de cerrar los vuelos con el pretexto de la pandemia”.
En efecto, desde marzo del 2020, los habitantes de las Malvinas no tiene comunicación con el continente, salvo un avión militar que va a Londres. Eso ha generado un descontento general con trabajadores que llegaron a las islas antes de la pandemia y no han podido volver a sus casas.
El malestar no es nuevo ni surgió con la pandemia. Como anticipó LPO, las islas se vieron perjudicadas por el salida británica de la Unión Europea que dejó de reconocer a las Malvinas como territorio comercial británico generando un fuerte perjuicio en materia de aranceles.
Al mismo tiempo, el Penguin News, principal diario de los isleños publicó una furiosa editorial contra Boris Johnson por la falta de apoyo político del premier británico ante las consecuencias económicas del acuerdo.
Los vuelos fueron el pretexto para intentar capitalizar ese enojo creciente en un momento en el que Londres esta perdiendo el control sobre muchos de sus enclaves coloniales. El fallo del Tribunal del Mar que entendió que la república de Mauricio tiene soberanía sobre las islas de Chagos y la reciente independencia de Barbados son ejemplos que entusiasman al gobierno de Alberto Fernández.
En Cancillería sostiene que “lo que hay es una política de insistir con la revinculación de Malvinas con el territorio continental argentino y aprovechar las circunstancias que se dan en las islas a los efectos de mostrar la irracionalidad de la política británica”. “No es seducción, es ratificación del apolítica de la soberanía”, aclaran.
En ese marco, fuentes diplomáticas plantearon a LPO que “se busca aprovechar las debilidades. Hay un malestar creciente que ellos lo disimulan con desinformación. La conexión a internet en las islas es pésima, a la gente le cuesta tener acceso a muchas noticias relevantes”.
“Con el tema de los vuelos quieren evitar presencia argentina hasta que pase junio de 2022, porque están armando su festejo de ganadores de la guerra de 1982”, agregó un funcionario que trabaja de cerca el tema.
En vísperas de la Navidad, Johnson difundió un saludo a los habitantes de las Islas Malvinas en una carta difundida en el diario local, en el que reivindicó la presencia del Reino Unido en el archipiélago con algunas chicanas. “Incluso la Federación Internacional de Tenis de Mesa reconoció, ante las ruidosas protestas de algunos sectores, la soberanía inviolable de los jugadores de tenis de mesa de las Falklands”, sostuvo el primer ministro inglés.
Sobre el aniversario de los 40 años de la guerra con la Argentina, johnson dijo: “Será un año en el que todos podríamos recordar debidamente el aniversario de la invasión, ocupación y liberación de nuestras islas”.
El secretario de Malvinas, Guillermo Carmona, respondió por Twitter: “Cuando faltan las razones aparecen las chicanas, en los organismos internacionales el colonialismo británico siempre pierde por goleada (ONU, OEA, TJI)”.
Más allá del cruce, es notorio que el país decidió bajar el tono del reclamo y optó por nuevos caminos. Si bien en cancillería reconocen que no tiene sentido regresar a políticas como el envío de los ositos Winnie Pooh del canciller Di Tella, creen que hay un ventana para aprovechar la debilidad inglesa luego del Brexit y el enojo de los isleños por la falta de vuelos, mientras se continúa buscando apoyo internacional para que Reino Unido se siente negociar.