El secretario de Transporte de la Nación, Franco Mogetta Predevello, es heredero de una de las grandes empresas de la burguesía catamarqueña: Guido Mogetta SA, un holding que integra la constructora dedicada a la obra pública; la empresa de transporte Líneas GM SRL; las canteras Don Guido y GM Soluciones Mineras, dedicada a la explotación y exploración de minerales. El imperio fue fundado por su padre, Guido, quien falleció en 2015.
El grupo Mogetta está asociado con la poderosa empresa cordobesa Boeto y Buttigliengo Constructora (BBC) como contratistas en la explotación de Galaxy Lithium, en la puna catamarqueña. Huelga aclararlo, pero se dedica al litio, el oro blanco. Como se sabe, la cordobesa BBC juega en toda la cancha de la obra pública nacional.
Como cientos de catamarqueños, llegó a Córdoba a estudiar. Lo hizo en la privada Universidad Blas Pascal, donde se codeó con otros estudiantes peronistas y filoperonistas de alto nivel económico: entre sus compañeros de facultad están Gabriel Bornoroni, actual jefe de bloque de LLA en Diputados, y Andrés Bauzá, hijo de otro poderoso: “el Flaco” Bauza. Como contó LPO, los socios del estudio Bornoroni-Bauza acumularon poder con Milei en el Gobierno y controlan la Anses y el Pami en Córdoba.
Los tres siempre sobrevolaron el peronismo cordobés, aunque sólo Mogetta fue funcionario de Juan Schiaretti: recaló en la secretaría de Trabajo. Lo suyo era el derecho laboral: se había desempeñado como abogado de la UTA en Córdoba, pese a que su familia tenía en Catamarca una de las empresas de transporte de pasajeros más importante de la provincia: Línea GM (Guido Mogetta).
En Córdoba, sus colegas le reconocen que pese a su alcurnia, “Franco profesionalmente se hizo desde abajo, como pupilo de ‘el Negro’ Figueroa”, un abogado rudo de la UTA. Quienes lo trataron en la profesión también destacan los “modos siempre respetuosos” de Mogetta.
Gran guitarrero, Mogetta animó decenas de tertulias con la comandancia del peronismo. Pero no fue por sus dotes con la viola que llegó al Gobierno de Juan Schiaretti, sino por los lazos con la UTA y otros gremios que lo avalaron para que sea designado por Omar Sereno, el histórico ministro de Trabajo de Córdoba, como su segundo al mando.
La relación entre ambos terminó en malos términos cuando Sereno nombró a su pareja, Elizabeth Bianchi, en el sillón de Mogetta. En 2019, cuando un sector del peronismo cordobés fugó hacia el Gobierno de Alberto Fernández, quedó vacante el sillón de la Secretaría de Transporte. Entonces, Mogetta fue por él. Desde allí llegó a presidir el Consejo Federal de Transporte y alzar la voz en contra de Alberto Fernández por la “discriminación” del Gobierno central hacia las administraciones del interior.
En una de las reuniones del Consejo Federal, reclamó el trato igualitario y denunció que “en Amba se subsidia el 80% de las tarifas, mientras que en el interior sólo se subsidia el 32%”.
Hoy es él quien escucha reclamos ante una situación peor: el 94% de los subsidios fueron para el Amba, un recorte que acorrala a los intendentes de las grandes ciudades que llevaron el boleto a 940 pesos. Por eso algunos de los 20 intendentes que protestan por el trato desigual llaman a Mogetta el “verdugo” del transporte del interior.
Aunque se dijo que llegó al Gobierno de Milei como parte de un acuerdo con Schiaretti; en el caso de Mogetta fue a través del fugaz ministro Guillermo Ferraro, con quien hay los lazos de amistad a través de la esposa del exministro, Flavia Alemann, la vocera de Martín Menem e hija del fallecido exfuncionario Juan Alemann, indica una diputada cordobesa que conoce al actual secretario de Transporte desde hace décadas, cuando caminaba el fuero laboral.