Política

El discurso presidencial en la apertura de las sesiones del Congreso

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La Presidente habló casi tres horas en la inauguración de las sesiones ordinarias del Congreso y me llevó a reflexionar acerca de varios temas.

En primer lugar me hizo acordar al General Perón que en inauguraciones casi similares habló hasta más de cuatro horas, con una diferencia, La Presidente se refirió a los éxitos del ayer, hoy autodestrozados durante su gestión y solo le dedicó unos minutos al futuro, con el agravante que pareciera que la argentina nació destrozada en el 2001 y la argentina del progreso en el 2003. El general Perón en las inauguraciones de sesiones hablaba un cuarto de su tiempo a las metas logradas y después el resto se lo dedicaba a la presentación de planes trienales o quinquenales a futuro, casi podría decirse que los discursos de la Presidente están leídos con los ojos en la nuca, mientras el General los hacía mirando hacia adelante.

En segundo lugar la observé más madura, que nada tiene que ver con su adhesión al cantautor Maduro, la observé más tolerante, más conciliadora y aparentemente más dispuesta al diálogo, obviamente en política como en los frutos de la naturaleza sabemos que según sea la maduréz se corre el riesgo de caer del árbol. Esperemos que a partir de ahora dialogue y no repita la acción de rechazarle 11 pedidos de audiencia que le hizo al Arzobispo de la Ciudad de Buenos Aires Jorge Bergoglio, hoy Papa Francisco. Dios quiera que convoque al diálogo y en postura vergonzosa les regale una caja con mate y bombilla tal como lo hizo con el cura Jorge en Roma, con la diferencia que a sus invitados los va a poder tocar sin pedirle permiso.

En tercer lugar yo no creo que la Presidente tenga un relato, por lo contrario, me hace acordar a cuando yo era niño y mis padres que eran teatrófilos me llevaban a las funciones de la calle Corrientes y sus laterales y había un señor que recorría todos los halles de entrada de los teatros vendiendo una pequeña revistita escrita por él, de la cual no recuerdo el nombre, pero sí recuerdo el voceo que hacía este porteño para venderla y decía así: “Yo la escribo, yo la vendo y si quiero la suspendo”, actitud similar que se tiene actualmente con el llamado Modelo. Tengamos presente que en ese tiempo no había TV y que no existían los programas de chismes estilo Rial y otros como hay hoy.

En cuarto lugar tuvo una serie de observaciones que me llamaron la atención, con respecto a la crítica a los cortes de calles y las movilizaciones, lo cual hace pensar que la Presidente se está alejando del pensamiento del ex FIP (Frente de Izquierda Popular del colorado Abelardo Ramos) Ernesto Laclau, quien vino al país para asesorar a la Presidente en su última campaña, recordando que el gran revolucionario y defensor del populismo Laclau, hace cuarenta años reside en Londres y que no aceptó de este gobierno la Embajada de Francia porque tenía que renunciar a su segunda ciudadanía Inglesa y a las cátedras y charlas en Oxford. Si la Presidente se está alejando de esta línea de pensamiento sería bueno.

Como peronista no perteneciente a la Franquicia PJ, me dolió el gorilismo interno que hubo por parte de los concurrentes al acto de la salida y que muchas veces se produce en los actos de los patios de la Casa de Gobierno. Porqué digo esto, porque en todos los vistazos de pantalla aparece la cartelería llevada por los jóvenes y abundan las fotos del Che Guevara, de Evita, hasta de Chavez y por ahí a las perdidas aparece una del general Perón. Bueno esto

quizás tenga su razón de ser en el sincericidio que tuvo no hace mucho la Presidente, cuando confeso que en 1973 le puso el voto al FREJULI a través del FIP.

En fin, es de esperar que la obligada bajada de decibeles a la que se sometió la Presidente en función de la realidad, sirva para que las cosas comiencen a mejorar y le recuerdo que si no tenemos más Pitus Salvatierra desde el atril de la casa de gobierno y en cadena nacional, estamos dando un paso grande.

Licenciado: Abel Ayala

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