El tradicional torneo rompe la regla. La política y el temor a pagar gastos por enfrentamientos que provocan delincuentes infiltrados en las barras brava, tocará de lleno en la organización de la copa de verano, en el cual no hay reglas que definan la calidad de locales o visitantes en calidad de tal.
¿O con esta decisión se anula la posibilidad del máximo entretenimiento del verano marplatense? Un gran intríngulis.