Un tema que vuelve una y otra vez es el de los pueblos orignarios y cómo son corridos, lentamente, de los espacios que se han ganado de manera genuina. Como metáfora, el cine les aporta muchas veces un territorio desde donde asentarse y reclamar su lugar. Un cine de los orígenes. En ese marco, este jueves a las 21 se podrá ver en el Teatro Auditórium -Boulevard Marítimo 2280- el documental La nación mapuce, de la directora suiza Fausta Quattrini.
Como lo indica el Grafemario Ragileo adoptado por ese pueblo, la palabra mapuche en el título va sin “h”. Es decir, “mapuce”. De esta manera el trabajo de Quattrini extiende su intencionalidad política: dejar en evidencia el despojo que estas razas van experimentando. La proyección, que se enmarca en el ciclo Latinoamérica viva, tendrá además una charla del werken (portavoz) Roberto Ñancucheo y una comunicación vía satélite desde Francia con el productor y codirector Daniele Incalcaterra.
La nación mapuce resultó ganador del premio al Mejor Largometraje Documental en el II Festival de Cine de los Pueblos del Sur en Venezuela. Muchas veces este tipo de propuestas exceden el plano cinematográfico y se sostienen exclusivamente por su ideología: y, se sabe, una obra artística no se debe valer sólo por lo que piensa. No parece este el caso, ya que hay algunas decisiones formales como no incluir voces en off, música, ni una fotografía publicitaria.
Los mapuce (“gente de la tierra”) son un pueblo originario de la Patagonia, depositario de una cultura oral muy antigua, para quienes el territorio no es un atributo sino un elemento constitutivo de su identidad. Actualmente se encuentran en una seria disputa con el Gobierno nacional para que les respete sus derechos, que aparecen en la Constitución de 1994, sobre la pertenencia al territorio.
Quattrini indaga en una serie de preguntas: ¿qué lazos unen a las personas que sienten pertenecer a un mismo pueblo? ¿Cómo buscar su propia autonomía? ¿Cómo hacer valer el derecho ancestral a la tierra? “No soy antropóloga, intento simplemente encontrar espacios alternativos, de esperanza, de recuperación de la identidad”, reflexiona la directora sobre su trabajo.