Prueben escuchar Dulce condena, el tema de Los Rodríguez, en la versión original y luego en la versión ejecutada por Lito Nebbia en el disco Salmón querido. Imposible creer que se trate de la misma canción porque Nebbia, prócer del rock nacional, cambia métricas a gusto y placer, hasta meter las palabras de una forma diferente al resto. Característica que lo hace único.
Este jueves el creador de tantos hits estará llegando a la ciudad: lo hará desde las 21 en Abbey road -Juan B. Justo 620- donde presentará A su aire… un espectáculo en el que repasa los temas de su extensa trayectoria. Nuevas, viejas, todas se darán la mano en un show reposado, de esos que ahora se llaman “íntimos”.
“Hacía tiempo que tenía ganas de cantar canciones solo, acompañándome en piano o guitarra. En lugares pequeños, con la producción natural del clima que puede darse entre la gente y uno. Algo que escapa un poco a la ley de estos tiempos”, dice Nebbia sobre esta serie de shows. Por esta vez, dejó La Luz, la banda que lo acompaña desde hace algunos años.
Esta situación le permite improvisar, tomar las canciones por otro lado, reponerlas y revivirlas. Algo que el artista confía que hace puertas adentro de su casa, pero hace mucho que no realiza desde arriba de un escenario. “Esto es diferente a mis propias actuaciones con banda, donde todo es más eléctrico y estructurado en base a un arreglo grupal”.
Referente de muchos, Andrés Calamaro lo puso en la consideración del público joven. Hay que decir, su figura no atravesó positivamente el tiempo y no es de los rockeros de esos que entran en listas y homenajes. Su estilo, popular y simple, seguramente no será del gusto de los que aman las listas ecuménicas. Sin embargo, Nebbia tiene esa conciencia de que el cantautor es una canción y nada más que eso. Es lo que quedará en la historia.