Su presencia aún en el gabinete bonaerense, obedece puramente a razones electorales. La remoción de Casal previo a las elecciones, hubiera sido reconocer un fracaso, a través del cual la oposición, más precisamente Fernando De Nárvaez, capitalizará en las urnas.
Pero en el contexto de la inseguridad, Ricardo Casal no es ajeno a Mar del Plata, una de las ciudades con más materias pendientes en relación al tema, por lo cual no debe despegarse al funcionario de una cadena de errores, que tuvo a Néstor Carlos Kirchner como uno de sus más acérrimos críticos en la gestión de Daniel Scioli, recordar aquella frase “Diga señor gobernador quien le tiene las manos atadas …” ante lo cual sólo le respondió el silencio público de Scioli en un escenario.
Feísimo estuvo K al apretar en público a Scioli, flojísimo, bajísimo, espantoso, lo dejó pequeño como un alfiler y humillado como felpudo embarrado. A cara de piedra el manco siguió, por supuesto que la gente se olvida de los desastres y lo vota igual. En cambio, a un político de otro partido le haría la cruz para siempre.