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Donde pegar

blancoUno de los cuestionamientos dentro del Kirchnerismo es el remanido latiguillo de los “problemas de comunicación”, por caso cuando el tema de la 125. No se, se ve que el teléfono celular de Martín Lousteau no tenía bluetooh, o le hacía interferencias. Luego, cuando la Ley de Medios, algún técnico reparó las líneas telefónicas y se pudo comunicar mejor.
La comunicación es clave. Antes de comunicar hay que interpretar a quien se le va a comunicar y en esa antesala hubo y hay errores: Esa distancia óptima tan sensible y fina que define las cosas no puede estar en manos de cualquiera.
Ninguno de los “comunicadores” oficiales tiene tiempo para poder observar de manera directa. Además, los vientos patagónicos de la desconfianza aún sobrevuelan la cabeza de Néstor y Cristina y hay un encapsulamiento provocado por ellos mismos.

Aún así, frente a la coyuntura del complot Clarín / Cobos / Redrado, parece ser el propio Néstor quien tiene claro que, a quien y como comunicar, más por convicción que por un trabajo previo de quienes debieran hacerlo. Esta vez acertada. En otros momentos no. Replica exactamente la forma que planteó Clarín. El multimedio dice “Ley K”“La Caja K”“El gobierno K”“Los Piqueteros K” y etc. O sea, personaliza en “Los Kirchner” las políticas de estado.
Desde el oficialismo, con Kirchner a la cabeza y en segundo lugar la propia Cristina se cambió lalucha de escopeta (perdigones hirientes para todos lados) por la de carabina (apuntar a una sola presa para darle muerte).

Cuando el conflicto de la 125, el enemigo del gobierno era “el campo”. La respuesta fue“Todos somos el campo”“El campo” es tan amplio que quienes llevaron adelante el lockout aprovecharon la confusión, la exacerbaron, con la complicidad de los medios, y lograron un triunfo que ha sido más condicionante que la derrota del 28 de junio en la provincia de Buenos Aires.

Si la palabra “Campo” no hubiera sido utilizada nunca y desde el vamos se hubiera reemplazado por Grobocopatel, Biolcati, Miguenz, Monsanto, Cárgill o Nidera el conflicto hubiera tenido menos repercusión en el conjunto de la sociedad, porque “el campo” somos todos, pero“Biolcati o Grobocopatel” no.

La consolidación de una ley de medios trabajada por un amplio colectivo ideológico, corrió (y corre) el riesgo de ser condenada a la generalización de “La ley K de Medios” contra “La libertad de Prensa”. Pavadita de generalización no? Inteligentemente la pelea fue planteada de otra manera y se identifica con nombre, apellido o razón social a quienes son los enemigos.
Magnetto, Clarín, Ernestina de Noble, Escribano, Vila, Moneta, el Goldman Sachs, Manzano, De Narváez “no somos todos”. Por eso el grupo Clarín con su señal TN se empeña en asociarlo con “Todos Nosotros”.

Cuando más se ajuste el objetivo, mejor será el poder de fuego. No hay que decir “los medios”. Hay que decir Clarín, La Nación, Radio Mitre, Grupo Prisa. No hay que decir “la oposición”, porque en ese carro se suben hasta los del MST defendiendo al Golden Boy de Redrado frente al Banco. Hay que decir “Cobos y Clarín”. Esa es la oposición. Esa es la famosa “restauración conservadora” de la que habla Kirchner. Cobos es la figura y Magnetto es el jefe ideológico que garantiza el discurso unificado con 240 licencias de radios, cables y televisión abierta, más el diario más leído del país.

Esto está bien entendido por Néstor Kirchner, al menos por ahora. Habrá que sostenerlo y revisar un poco a quienes deben informar y asesorar al gobierno por un lado, y convencer a Cristina y al propio Néstor que deben salir del encapsulamiento y confiar un poco más en ciertos sectores progresistas (para opinar cuando, como y a quien se comunica), que obviamente no están de acuerdo con esa “restauración conservadora”, pero también pondrán algunos reparos a que se va a hacer cuando se dice “profundizar el modelo”.

publicado en importatuopinion.blogspot.com

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