Cuando Mar del Plata recibió la donación -Ley Saggese de por medio- del predio de lo que se llamaba entonces, La Vieja Terminal, los concejales que trataron dicho traspaso, tuvieron la prevención de poner, junto a la aprobación de dicha donación, una cláusula de afectación del uso.
En virtud de la cláusula, la ordenanza contenía un artículo mediante el cual se destinaba dicho bien público a darle un uso estrictamente “cultural”. SO PENA DE SER ANULADO EL ACTO JURICO QUE ACEPTABA DICHO TRASPASO. Ocurre que de esa forma los legisladores de la época trataban de evitar que dicho inmueble fuese utilizado por alguno de los tantos depredadores del espacio público en algo estrictamente comercial, con objetivos meramente lucrativos, alejados de las razones que fundamentaron la donación.
Todos tenían presente otras cesiones de espacios públicos a favor de grupos privados empresariales que usufructuaron dichos espacios en su favor y en detrimento de los intereses colectivos. Se quería ponerle un límite al uso de un bien público que ingresaba al dominio municipal, que pusiera un freno al interés meramente comercial y que por el contrario se le diese a esa joya urbanística un destino cultural que otorgase a la zona una característica nueva.
Se privilegió el destino de la cosa y su uso adecuado a un objetivo cultural predeterminado, que según los concejales, debían darle al predio un uso que privilegiase lo cultural sobre cualquier otro fin.
Sin embargo los llamados a Licitación que realizó Pulti, mostraron claramente que el inmueble histórico tenía como destinatario un grupo económico-Multimedios La Capital- y un objetivo preferentemente comercial, como lo era la construcción de un gran galería-shopping con más de 100 locales para negocios particulares.
Vanos fueron los intentos de varios grupos políticos por frenar dicha Licitación o las acciones judiciales que iniciamos ante el Juzgado Contencioso Administrativo, que si bien lograron frenar por más de dos años su puestas en marcha, finalmente le dieron razón al intendente al sostener que los locales comerciales, el cine, el restaurant o la extensa playa de estacionamiento, no variaban ni afectaban su destino porque el pliego contemplaba poner una galería de arte en su interior.
Hoy, sin embargo, tenemos que darle razón a Don Pulti ya que el nombre elegido muestra claramente que el destino del bien donado se respeta y que el objetivo de la Vieja Terminal cumple acabadamente con el propósito de la donación: PASEO DON ALDREY, es la prueba fehaciente que lo cultural es lo que prevalece en la obra. Un verdadero icono de la cultura marplatense, Don Florencio Aldrey Iglesias es quien le pondrá vida a ese espacio público, dando así testimonio de su obra a favor de la cultura de la ciudad.
Lejos quedan los Piazzola, los Soriano, los plásticos o escultores que a diario llenan galerías y museos porque ninguno de ellos tiene a su haber-confesión de un funcionario municipal- el hecho de haber gastado en dicha obra la suma de ¡¡¡30 millones de dólares!!! Menos mal que a Pablo Escobar no se le ocurrió ser mecenas de algún emprendimiento local, porque si no seguramente tendríamos su nombre incluido en algún frontispicio de algún inmueble municipal, en homenaje a su aporte a la cultura marplatense.
Eso sí: la obsecuencia-obediencia no tienen limite y como decía un amigo filosofo Don Ricardo Marazzatto,” la culpa no es del chancho, sino de quien le da de comer”.
Dr. Eduardo Romanin, candidato a Gobernador del Partido Socialista Autentico.