Tandil, el fútbol y el deporte en general pierden a uno de sus personajes más entrañables: Juan Petrucci, quien falleció ayer por la tarde. Juan, reconocido por su trayectoria en el deporte local y principalmente en el Club Santamarina, perdió la vida este lunes en su vivienda.
Lo recordamos con la nota de nuestro semanario, junto a su hermano Luis: “Los mellizos más famosos del pueblo”
(Por Mauro Carlucho)
Cuando se habla sobre la importancia de los clubes sociales y deportivos en nuestro país no es verso. Para muchos fueron y son la segunda casa (en algunos casos la primera). La historia de los Petrucci está intimamente ligada al club “aurinegro”. Si hasta nacieron el 1 de Noviembre de 1957 en una casa ubicada justamente en la avenida Santamarina (entre Belgrano y Pinto), a una cuadra de la “Plaza de los Troncos”.
La familia estaba conformada por papá Juan Carlos (militar de la Fuerza Aérea) y mamá Alcira Raquel, ama de casa a partir del nacimiento de los “melli”. El nucleo familiar se completaba con Liliana y Fernando (el Cholo), el más joven de los cuatro.
Al poco tiempo, de la avenida se mudaron al Barrio Jardín. Para ellos “la casa de toda su vida”. Allí nacieron sus primeras amistades e hicieron de la esquina de 11 de Septiembre y Maipú su lugar en el mundo.
A pocos metros de allí se encontraba el “paraíso”. El Estadio Francisco Fiego era un lugar soñado para todos los purretes que corrían detrás de una pelota. Se había inaugurado el 30 de diciembre de 1956 con un amistoso entre la tercera división de Boca Juniors y la primera de “Santa”. Ubicado en la intersección de las calles Belgrano, Roca, Pinto y 11 de Septiembre, contaba con cancha de fútbol, pista de atletismo y pileta de natación. Pocos años después, y bajo la presidencia de Fiego, se inauguró la tribuna de cemento techada y la iluminación artificial, lo que lo convirtió en uno de los estadios más modernos de la época en toda la provincia de Buenos Aires.
Los hermanos hicieron la primaria en la Escuela Nº 1 y la secundaria en la Escuela Técnica Nº2. Pero su vida y atención giraba en torno al deporte.
Tuvimos una infancia hermosa en el barrio, andábamos siempre juntos y con un montón de amigos. Si no andábamos en la calle, estábamos en el club”, recordó Luis, ante el micrófono de El Diario de Tandil.
“De chicos, empezamos jugando al básquet en Santamarina. Creo que hasta los 17 o 18 años. Era una época muy buena del básquet de Tandil. Con mucha competencia y actividad. El fútbol también estuvo siempre, pero tratábamos de practicar los dos deportes. Después, cuando tuvimos edad para jugar en primera, tuvimos que elegir y optamos por el fútbol casi exclusivamente”, indicó Juan.
Se la pasaban en el club. Fueron formados por sus entrenadores, padres y compañeros, en un entorno saludable. El club era como una gran familia.
“En una época, a la tarde entrenábamos futbol en la cancha y después nos íbamos corriendo al gimnasio para básquet”, agregó Luis, quien llegó a jugar en el Fútbol de Primera División de AFA junto a cracks como Ricardo Bochini y Daniel Bertoni, entre otros.
Desde chicos disfrutaron crecer juntos. Los vecinos mayores del barrio dicen que Alcira los vestía prácticamente iguales y era muy dificil distinguir cual era cual: “Eso de que nos vestíamos iguales yo no lo digo eh. Pero sí que nos confundían todo el tiempo. Nosotros nos divertíamos.
Todavía hoy la gente nos pregunta si somos Juan o Luis. Siempre recordamos que jugando al futbol o al básquet, cuando hacíamos un full nos cambiábamos y el arbitro no sabía quién era uno y quién era otro. Alguna ventaja le teníamos que sacar a esto. Nosotros nos reíamos mucho, sobre todo en el básquet que son varias faltas seguidas. Ahora nos sigue pasando que saludamos a gente que no conocemos para no quedar mal. Son anécdotas divertidas”, sostuvo Juan.
Si bien los dos tienen buen carácter y son tranquilos (aunque dicen que cuando juegan tienen una personalidad un poco más fuerte), Luis es más serio, más reservado. Juan es mas jodón, más charlatán.
“Tampoco es que somos iguales en todo. Con las mujeres yo era más lanzado, más cara dura”, dijo Juan marcando la distancia. Pero tambiné hay otras diferencias. “A Luis les gusta el buen vino y yo lo tomo con soda. A Luis le gusta el pescado y a mi no”, agregó.
En lo que sí son iguales, es en el culto a la amistad. Eso es sagrado y se mantuvo inalterable en todos estos años.
“Somos muy amigueros, tenemos muchos amigos y nos gusta disfrutar de eso. Somos de salir mucho. Asados, reuniones y peñas. Con el deporte uno confraterna y para nosotros es sagrada la amistad. Con algunos nos conocemos de toda la vida. Con Julio Varela, por ejemplo, nos conocimos a los 17 años porque él era periodista y cubría el fútbol local. Hoy seguimos compartiendo muchos momentos, muy seguido nos hace un asado en su casa”, nos dijo Juan, con su característico tono risueño.
La barra de amigos siempre encuentra una excusa para reunirse. Un café en el centro, un asado en lo de Julio. Allí estarán Cachi, Tatalo, El Flaco, El Gato, El Colo, El Negro, Aldo, Estiufo, Nanan, El Loco, El Viejo, Porfilio, Raulito, Leo, Chiche, Chirola, Nacho. Seguro hay alguno más que quedó en el tintero. Por las dudas piden disculpas anticipadas para evitar berrinches.
No son de los típicos “enfermos” de mirar todos los partidos, pero está claro que son futboleros de pura cepa. Quizás una herencia de su padre, quien fue un recordado formador de juveniles en la institución centenaria.
Luis tuvo la oportunidad de jugar en el fútbol grande, en un equipo de Independiente de Avellaneda que quedará en la historia.
“Debuté en Santamarina en el año ’76 y fuimos campeones invictos. Después viene Independiente de Avellaneda y nos compra el pase a Roberto Rigante, Hector Arrieta y a mí. Tuvimos la suerte de estar un par de años brillantes, en donde ganamos dos campeonatos nacionales y la verdad que fue una experiencia enorme, valiosísima. Porque si bien yo tenía 18 años, es inenarrable la experiencia que vivimos ahí. Y esa experiencia fue un logro que era muy difícil de conseguir porque en esa época los jugadores no se iban al exterior como ahora, entonces los equipos siempre jugaban con los mismos jugadores . Y eso me cimentó después como jugador. Yo después jugué en Independiente Rivadavia de Mendoza en el Nacional del 79-80, salimos campeones con Santamarina en el año 85. Eso fue histórico. Imaginate nosotros, que nos criamos ahí adentro. Salir campeón en tu club, con tu hermano y clasificar al Nacional. Fue lo máximo”, resaltó Luis.
Juan hizo la mayor parte de su carrera en Santa y también jugó en otros clubes del interior. Sin celo alguno, disfrutó tanto como Luis el paso de éste por el fútbol grande.
“Fue impresionante. Me iba a Buenos Aires para verlo. Entrabamos gratis a todos los boliches. Imaginate, ¡con 18 años en la Capital!”, agregó Juan.
Ambos supieron conjugar las dos esferas. El futbol era importante, pero no estaban dispuestos a sacrificar su vida por ello.
Hoy, son padres de familia y abuelos (Juan está en camino). Luis trabaja en el Banco Nación desde hace más de 20 años y su hermano es mas “busca”. Se encarga de cuestiones inmobiliarias, temas de salud, viajes y alguna otra “cosita” que va saliendo.
Santamarina todavía los sigue reuniendo. A veces el fútbol senior y otras veces cuestiones ligadas a la vida societaria de la institución. Es un amor que los unirá hasta el fin de los días.
“Es difícil dimensionar todo lo que significa Santamarina en nuestra vida. Pasé mi vida acá. Fui hincha, socio, jugador, director técnico, dirigente. Estuvimos, junto a otros amigos como Tati Silva, Tito Mastronardi, Muri Ferrari, el Pollo Pérez, Emiliano Mouilleron, Fernando Vergel, entre otros, para refundar el club después de la quiebra en el año 1999.
Ahora el club está en una división muy importante del futbol argentino y también progresando en lo institucional, con el predio centenario creciendo. Ese grupo de amigos revivió a Santamarina. Uno de los objetivos que nos planteamos era revivirlo. Y lo revivimos. Y mucha de esa gente quedó en el camino, montón de amigos que colaboraron. ¿Qué más te puedo decir de Santamarina?”, se terminó preguntando Luis.
Con esa pasión viven y disfrutan. Los hermanos Petrucci son dos verdaderos Personajes de nuestro Tandil.
El Diario de Tandil
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