La hipocresía del Ministro de Justicia y Seguridad bonaerense Dr. RICARDO CASAL ha llegado un punto inédito hasta el momento ya que quién en alguna oportunidad manifestó su intención de defender al personal policial dentro de lo posible últimamente solo piensa en la defensa de su propio pellejo aún a costa del dolor y el padecimiento de quienes diariamente le cuidan sus espaldas.
La realidad es que ya nadie puede dejar de reconocer que el mal llamado deporte “futbolero” ha tornado hacia la construcción de una mafia con inocultables lazos con dirigentes y al menos parte de la clase política, convirtiendo a la República Argentina en un país “futboldependiente”.
Basta mirar un poco no solo la cantidad de encuentros que se realizan sino sus cambios de días y horarios seguramente conforme a la conveniencia no sabemos muy bien de quién, pero si tenemos la seguridad que semejante cantidad de servicios policiales su reprogramaciones y demás recaen sobre los hombros del siempre castigado trabajador policial que en el caso especial de la provincia de Buenos Aires es obligado en muchas oportunidades a viajar cientos y cientos de kilómetros para tener que soportar los agravios y ataques de las barras amparadas desde distintos sectores, que no pagaran las consecuencias pero que serán victimizados por casi todo el mundo, y aún cuando se le procure el obligado resarcimiento económico en viáticos o adicionales siempre habrá algún avivado superior que cuente con la protección política necesaria y como se viene haciendo últimamente le “recorte” la mitad con diversas excusas. Todo se mueve alrededor del fútbol y hasta se considera catastrófico a los intereses sociales la suspensión de cualquier partido.
Los hechos ocurridos en el estadio de La Plata como se veían venir, han constituido la gota que rebalsó el vaso y aunque apresuradamente nuestro Ministro de la Inseguridad, salió al cruce anunciando que en adelante los encuentros se realizaran sin espectadores, el daño ya estaba hecho, y no solamente eso sino que en esta oportunidad no solamente quedaron policías heridos como es costumbre, por los que nadie reclama, sino que ha quedado también una persona muerta, bueno o malo, barrabrava o no, hay un ser humano muerto y también el ministro considera que antes que la mugre lo salpique nada mejor que pedir la detención de los tres efectivos atacados por la turba, abandonados por sus jefes y que dicho sea de paso no tenían otra opción que dejarse matar o que los golpearan y les robaran las armas, lo que también pagarían con la expulsión de la fuerza.
Nada más cierto que la investigación debe alcanzar a las responsabilidades que cada nivel debe asumir en este tipo de servicios, para que no siempre recaigan solamente sobre aquellos que no pueden decidir, los que nunca desearon cubrir un servicio de ese tipo a cientos de kilómetros de su casa, los que no son defendidos por sus superiores o estamentos políticos correspondientes.
El Ministro Casal sabe, o debería saber que en este hecho estos policías ahora detenidos preventivamente por la justicia, que como cualquiera advierte no pudieron haber introducido sus tres dedos índices en el arco guardamonte del arma para poder dispararla y por lo tanto al menos dos de ellos son completamente inocentes- Extraña interpretación sobre los derechos humanos que no se aplican cuando se policías se trata.
El Ministro Casal también debería saber que los tres compañeros que ahora se encuentran detenidos pertenecen al Destacamento de Infantería Mar del Plata, donde para cubrir esos servicios se afectó a la totalidad del personal masculino, quedando la guardia al cuidado de las mujeres.
Que por lo tanto muchos venían ya de 24 hs, de servicio y otros de CoReS o adicional; que partieron a las doce de la noche del sábado en un micro contratado por supuesto con toda la carga del equipo correspondiente y arribando a Avellaneda a la madrugada siendo apostados frente a la Municipalidad de esa ciudad a las 09,00 del domingo al parecer por temor a algún ataque.
Que en ese puesto permanecieron hasta las 03,00 horas de la madrugada del lunes, en que fueron retirados, servicio que se cubrió con un pago adicional de $ 190 por 16 horas de plantón, de los cuales algún avivado les descontó CIEN PESOS POR UN SANDWICH TRANSPARENTE.
Que desde allí fueron transportados al Cuartel Central en La Plata donde pudieron descansar algunas horas y bañarse con agua fría para entrar al servicio de la cancha platense a las 13 horas del lunes, pudiendo regresar a Mar del Plata los que no quedaron presos en la mañana del martes para entrar nuevamente en el servicio regular.
¿CUAL ES LA RAZÓN POR LA QUE EL MINISTRO NO SE PREOCUPA POR ESTOS TEMAS DE TAN IMPORTANCIA Y NO LES PARA LA MANO A LOS JEFES SUPERIORES QUE HAN OLVIDADO QUE CONDUCIR SIGNIFICA ENTRE OTRAS COSAS CUIDAR A SUS SUBALTERNOS, LO QUE TAMBIÉN LE TOCA MUY DE CERCA?
El Ministro por ahora respira porque ha puesto en la picota a las cabezas de turco que considero necesario, pero se olvida que quizás en alguna instancia la justicia, al revés que en otros casos, se preocupe por indagar sobre las responsabilidades superiores, como por ejemplo quienes fueron los responsables de que sus hombres quedaran aislados, quienes de los que se los sometiera a semejante trato y despojo, sin que ello no signifique justificar una muerte.
También en este tema queda al descubierto el intendente marplatense con su reciente alocada, inconstitucional y fracasada propuesta de la policía municipal que bien podría bregar porque al menos el personal policial de la ciudad no sea afectado a este tipo de servicio dejando a la misma desguarnecida en lo que hace a la función que cumplen los cuerpos, ya que también Caballería fue movilizada, si verdaderamente su intención es la de contribuir a la seguridad de los habitantes de su distrito. Otro hipócrita.
De algo al menos hay seguridad, hasta el periodismo siempre tan predispuesto a cargar culpas a la policía en general han comentado con prudencia la desgracia ocurrida, y que en las redes sociales explota la bronca contenida de los trabajadores policiales por la situación a la que se vieran sometidos sus compañeros, encontrándose en crecimiento la propuesta de negarse a seguir cubriendo ese tipo de servicios en beneficio de los que hacen millonaria a sus costillas, pero hay algo más seguro todavía, de continuarse con estos abusos, como se dice en el viejo refrán campero
“Este gato no va a terminar sin relaciones”
APROPOBA, 12 de junio de 2013.
MIGUEL ANGEL REYNOSO
Secretario General