Vittorio Podrecca o Javier Villafañe, geniales titiriteros, estarían honrados de tener de discípula a Cristina Fernández de Kirchner: moviendo hilos desde Olivos hizo que anodino gobernador de Buenos Aires, en La Plata, realizara un salto mortal, como en el billar, a tres bandas, digna de los hermanos Navarra o del mismísimo Pedro Leopoldo Carreras: lo dejó fuera de la carrera presidencial, lo enfrentó a muerte con poderosos intereses del campo y, completando la trilogía, terminó por incinerarlo al obtener para el Gobierno Nacional millones y millones de pesos en mayores impuestos, la parte del león, para auto satisfacerse con la cola de ratón que, por su insignificancia será pan para hoy y hambre para mañana y no le alcanzará para paliar el multimillonario déficit presupuestario que terminará encabritando a empleados públicos, proveedores y acreedores del erario bonaerense, que, al no percibir acreencias en tiempo y forma, lo arrojarán por las ventanas a la calle 6, entre 51 y 53, en la ciudad de las diagonales…
La jugada, protagonizada por un laxo o exánime, en lo político, hizo que cayeran las caretas de poderosas empresarios y afamados periodistas.
¿Por qué?
Vaya la explicación: Daniel Scioli, desde que acompañó a Néstor Kirchner como vicepresidente de la Nación y luego a Cristina, como gobernador de Buenos Aires, jamás dejó de acompañarlos en cualquier gestión de gobierno: las tradicionales y aquellas con tufillo a maniobras sucias, (listas colectoras, espejos ; trastadas, perrerías o bellaquerías como se decía antes cuando la política tenía sus códigos.) Verbigracia: los inventos de causas penales, originados en la ex SIDE, para desprestigiar candidatos opositores en vísperas de la consulta electoral (la insidiosa acusación de depósitos en Suiza contra Enrique Olivera, ex vice intendente de Buenos Aires con Fernando de la Rúa, por ejemplo)
Pero hay más: ¿los actos contra el campo, cuando la lucha de Néstor por la fallida resolución 125, no contaron con la adhesión de Scioli? Es más: en una de esas concentraciones oficialistas, el gobernador bonaerense, fue telonero (vocablo que no inventaron los rockeros y que tiempo ha se utilizaba en política) y en tal función pronunció un discurso censurando a los ruralistas.
Daniel Scioli jamás dejó de acompañar a los Kirchner en cuanta iniciativa se les ocurriera. Para algunos fue el proceder de dilecto colaborador; otros, dirán que, por error u omisión, fue cómplice.
¿Por qué hablamos de caretas caídas?
Algunas de las causas citadas someramente, influyeron para que el Kirchnerismo fuera despellejado (figurativamente) por la prensa enfrentada con el régimen; nada le perdonaron; sin embargo, por esas mismas causas, el periodismo serio u ortodoxo, no publicó una sola línea contra Scioli; tampoco lo hicieron, afamados conductores televisivos, radiales o editorialistas de los principales diarios.
¿?
Muy sencillo: Según informaciones confiables, el gobierno de la provincia de Buenos Aires, gasta un millón de pesos “por día” en publicidad; un poco menos de 400 millones por año; o sea, 90 millones de dólares, que se reparten entre periodistas y empresas amigas. Si a esos “gastos” sumamos erogaciones por contratación de artistas extranjeros para actuar en el verano marplatense; inversiones para pintar de naranja todo cuanto está plantado o se mueve y multimillonarios subsidios y sueldos despilfarrados en “disfrazar unidades básicas” (CEFIL en Mar del Plata) que funcionan a todo lujo y son atendidas por empleados que cobran en la administración bonaerense. O congresos, reuniones, conferencias, asambleas gubernamentales, que se “inventaron” para contratar en un solo hotel de Mar del Plata, concluiremos que, lo que se recaude con el impuestazo 250 (el doble de la 125), se podría haber equiparado, prescindiendo de alguno de los eventos señalados. ¡Ah! y sin aumentar, en forma escandalosa, la plantilla de empleados estatales bonaerenses (provinciales y municipales).
La de Scioli es administración del viejo almacenero; sólo le falta exhibir el lápiz en la oreja: Cuando la plata no alcanza no tiene otra idea que aumentar las gabelas; jamás pensó en achicar gastos superfluos como esos de pagar extensos reportajes en revistas de chimenteríos faranduleros.
El silencio en estas cuestiones, son algunas de las incongruencias o actos incomprensibles de la “prensa seria”; en esa lista también podríamos sumar lo inexplicable que Jorge Lanata esté trabajando en Canal 13, olvidando todo lo que dijo contra las empresas monopólicas de Herrera-Magneto o que La Nación, indisimulado paladín de los intereses del campo, tenga como columnista estrella a Martín Lousteau, el economista que pergeñó, la explicó y les “vendió” la 125 a los Kirchner, provocando el impetuoso alzamiento de la dirigencia ruralista para enfrentar una ley que consideró confiscatoria.
Lo que ahora hizo Scioli es peor: la 125 incautaba ganancias de la producción; ésta mandará a la quiebra a los campos por la impresionante succión tributaria que se extenderá a nivel nacional.
Y, además, porque esta ley llega en momento difícil, de verdad, para el campo; es cierto que los ruralistas siempre lloran y lo hacen hasta cuando renuevan autos y camionetas, tractores, etcétera, comprando los últimos modelo: ahora muchos han padecido sequías o inundaciones y a los desastres naturales hay que sumar los desastres humanos (¿eh, Don Moreno?) como es vender las cosechas al dólar oficial (4.50)y comprar semillas y otros insumos a casi 6 pesos, con el “verde, “black” o “blue” (que extraña policromía para negar lo evidente).
Pareciera que en Olivos no han tomado conciencia de la grave crisis económica, de los últimos cacerolazos en Capital y Rosario, ni de las medidas de fuerza que iniciaron los hombres del campo: ¸en esa burbuja, donde se escucha una sola voz, no han pensado que aquellos sectores pueden unirse en la protesta. ¿Estamos muy influenciados por Clarín, TN, Canal 13 y La Nación, o de verdad, ese acercamiento puede convertirse en coctel… explosivo ?
Lo que parecía ingenua revaluación, inicia una succión impositiva en la provincia más grande y rica y se extenderá a la más pequeñas y pobres: todos los gobernadores tendrán que “colectar para la corona”, (no nos animamos a parafrasear totalmente el libro de Horacio Verbitsky), convertidos, como bien se dijo en el recinto, en vulgares virreyes que recaudan para la Reina…” Cristina estuvo hábil y mató varios pájaros con un tiro: incrementó “la caja” para seguir el dispendio; destrozó las aspiraciones presidenciales del mandatario bonaerense y pudo fracturarle las rodillas a la dirigencia ruralista y a productores que se animaron a desafiarla allá por marzo de 2008.
Néstor Kirchner podrá descansar en paz porque se fue de este mundo sin cobrar las dos últimas cuentas pendiente: había consumado la venganza con la Corte Suprema de Justicia, militares, curas, dirigentes peronistas de Perón, Sociedad Rural, etcétera, etcétera y sólo le faltaba la “vendetta” contra los ruralistas y reivindicar la memoria de Oscar Raúl Bidegain, el gobernador de la provincia de Buenos Aires eyectado por Juan Perón y reemplazado por… “el vicegobernador” Victorio Calabró, dirigente de la UOM.
La historia parece repetirse…
A los refranes, sentencias, aforismos, apotegmas o dichos populares se le puede dar distintas interpretaciones para que calcen como anillo al dedo o caigan como sayo en cualquier osamenta: Juan Domingo Perón decía que el organismo humano tiene la virtud de protegerse generando anticuerpos. ¿Lo será Gabriel Mariotto? (Hay que reconocerle que gracias “a los palos que puso en las ruedas”, Daniel Scioli no pudo convertir en ley el disparatado proyecto de la regionalización de la provincia, elaborado por Santiago Montoya (un híper recaudador), y que hubiera motivado la multiplicación geométrica de la ya gorda burocracia bonaerense)
Hay otras coincidencias en los vice: los dos nombres y apellidos de Victorio Calabró y Gabriel Mariotto tienen 15 letras cada uno; Bidegain dejó el gobierno al cumplir un año de gestión y ahora Daniel Scioli lleva sólo 5 meses como gobernador…
Además, si los albures continúan vigentes, Cristina agregará otro hito a la historia aciaga que se inició en1860 con Bartolomé Mitre, algo así como “la maldición porteña”: Después de él ningún gobernador bonaerense pudo llegar, mediante elecciones, a la presidencia de la Nación Argentina.
¿Esto es el nuevo federalismo? En el párrafo anterior recordábamos al fundador del diario La Nación y viene “como anillo al dedo” una frase que rescata el historiador Felipe Pigna al recordar aciagos momentos vividos en La Argentina, después de la guerra de la Triple Alianza, cuando Mitre, ya en la presidencia de la Nación, con la succión tributaria, empobrecía las finanzas del interior, lo que provocó alzamientos en Mendoza, San Juan, La Rioja y San Luis y una proclama, llamando a la rebelión, del caudillo catamarqueño Felipe Varela: “Ser porteño es ser ciudadano exclusivista y ser provinciano es ser mendigo sin patria, sin libertad, sin derechos. Ésta es la política del gobierno de… Mitre”.
Los gastos estatales, y la extraordinaria presión de la AFIP, la mayor en la historia de La Argentina, ya comenzó a causar estragos: decenas de empresas, pequeñas, medianas y grandes, han comenzado a desaparecer, volviendo a generar desocupación y más pobreza; lo del campo no afecta a los terratenientes, a quienes les da el cuero para aguantar; estas medidas, como en los castillos de naipe, provocarán la caída de pequeños colonos, carniceros, verduleros, pequeños comerciantes que también viven de las riquezas de nuestras tierras.
No hace falta decir que a esos males hay que sumar las trabas a la importación, que están dejando sin insumos distintas industrias; las medidas cambiarias y la constante inflación.
La realidad no se puede cambiar con palabras.
Por “Hilando fino”