A Fabiana Ramírez la vida le pone obstáculos a cada instante que la joven madre como puede, intenta eludir pero con poca fortuna, ya que los problemas se multiplican por la falta de prótesis para una de sus piernas y uno de los tobillos. A eso se le suman los innumerables horrores de un hospital Interzonal que de no ser por el temple de sus facultativos, sería lo más parecido a un hospital de campaña, “me perdieron un tomo de la historia clínica”, aseguró una de las tantas víctimas de siniestros viales en la ciudad.
“Si las prótesis no aparecen cuanto antes lo más probable es que no vuelva a caminar nunca más”, sentenció, en diálogo con mdphoy.com la joven que desde el 18 de julio de 2015, vive una pesadilla eterna, después que el conductor Matías Révori, la arrollará a gran velocidad y borracho, a bordo de su automóvil.
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“Reclamamos cientos de veces las prótesis y ahora nos dicen que tenemos que volver a hacerlo a través de una nota. Hace cuatro meses que a mi mamá la tienen de acá para allá y no le dan una solución, ya no sabemos a quién más recurrir”, aseveró abatida la joven madre de una niña.
En tal sentido, aseveró: “ya no sé qué más hacer, vivo postrada en la cama o en la silla de ruedas, mi mamá dejó de trabajar para cuidarme y encima tengo una hija a la cual no puedo ni siquiera cuidarla como debiera”.
Asimismo, Ramírez subrayó: “hay mucha gente que me contiene: familiares, amigos pero cargo con mucha impotencia de no sentirme útil…a veces siento que no quiero vivir más”.
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Con el paso del tiempo los problemas se acrecentaron y las intervenciones también, Fabiana debió ser operada en 17 oportunidades pero… “parece un chiste pero me falta el primer tomo de la historia clínica. Le dijeron a mi madre en el HIGA que lo perdieron”, precisó.
Acto seguido y con lágrimas sinceras recalcó: “no quiero que me tengan lástima por lo que me pasó. Necesito que me lleguen las prótesis y luego hacer una rehabilitación adecuada para después tratar de volver a sentirme con vida, activa, con ganas de crecer al lado de mi hija”.
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En un momento de reflexión la joven expresó: “uno nunca piensa que está en peligro constante o que te pueden suceder cosas horribles como todo lo que vivo a diario. A veces me miro al espejo y me pregunto: ¿Por qué a mí? ¿Tan mal hice las cosas que la vida me paga de esta manera? Sinceramente no encontrás respuestas y la única manera de calmar ese dolor que nos desgarra por dentro es descargarnos con el llanto, es como un bálsamo para el alma”.
Finalmente Fabiana aclaró que “el pendejo que me dejó así en unos meses volverá a vivir su vida como si nada hubiera pasado, mientras que yo seguiré padeciendo dolores, impotencia, y dependiendo de mi mamá que hace lo imposible por reclamar una y otra vez mis prótesis” y sentenció abatida “quiero volver a caminar, tener una vida, ser normal como lo era antes, no vivir dependiendo de los demás”.