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Darío Sztajnszrajber presentó “Deconstrucciones” en el Auditorium

FILOSOFÍA EN STAND UP

Por Virginia Ceratto

(especial para Mdphoy.com)

Fiel a su estilo popularizado en el formato televisivo, Darío Z arrancó su ponencia en la Piazzolla con juegos de palabras en tono chistoso anunciando lo que toda la platea sabía, que los domingos son tristes y que el público asistía, dada la angustia existencial, a pasarla mal, y pagando.

Imposible no recordar a Prevert y sus maravillosos versos, que no citó… los que se mueren de aburrimiento los domingos por la tarde, porque ven llegar el lunes y el martes, y el miércoles y el jueves y el viernes y el sábado… y el domingo por la tarde. Aburrimiento, claro está, que no tuvo lugar, porque su público, el que lo sigue por la tevé, escuchó aquello que iba a escuchar. Y a Darío Z, que también supo simplificar su apellido en una consonante, le sale bien.

Obviamente estuvo la reflexión política y la crítica al capitalismo, también esperada, pero no la mención a que su estadía en la ciudad y su presentación estuvieron regidas por las reglas del capitalismo. Gastos pagos y entrada no carísima, pero tampoco accesible a quienes cobran la mínima. Son las reglas del juego.

Partiendo de Tales, pasando por Platón y citando una y otra vez a Derridá, evidentemente su filósofo favorito, el formato doméstico de la presentación evitó que muchos jóvenes, me consta porque fui con alumnos, no se quedaran en el pantano sin entender de qué se trataba. En eso también contribuyeron menciones, como al pasar, del programa de Mirtha Legrand y declaraciones del macho deconstruido Coco Sily. O la ex “pechocha” y el poliamor.

En esto sí estuvo acertado y prolijo con los temas que corren en estos tiempos y habló de lo binario y las otras versiones del amor. Las múltiples versiones del amor que el patriarcado no contempla. Una buena punta para los pibes que a veces no encuentran amparo en sus elecciones en la pared hegemónica que aún rige en la sociedad.

Yendo y viniendo de Derridá a Platón y de ahí al Génesis se dedicó a Abraham y el sacrificio, menos mal no consumado, de su hijo, no sin mencionar a la pobre Sara y su imposibilidad de concebir dada su longevidad. Ahí creo que todos recordamos El cuento de la criada, en la novela o por HBO. Ahí, de prisa, Darío Z nos llevó a la pantalla, pero de cine, con películas como Los diez mandamientos, y la platea de más de 50 aplaudió, claro.

La Biblia, un poco el calefón, y el público, es menester decirlo, aplaudiendo a rabiar las vicisitudes de los pobres personajes del Pentateuco. Nada mal en el show. Una pena si se re piensa lo que deben haber sufrido los personajes del relato

Y volvió a la deconstrucción. Deconstruir es encontrar a la víctima, el carnero del sacrificio… el que estaba en la butaca y pensar.

Tarea que feministas y sexagenarios en general venimos haciendo desde antes de que la tele instruyera acerca de las trampas de lo binario.

Por momentos, confieso, me recordó la mezcolanza de “odolito” Claudio María Domínguez, que, por cierto, supo llenar esa misma sala. Y con idéntico éxito de público.

Nada mal para quienes buscaron iniciarse en Filosofía, nada mal para sus seguidores. Algo ralo para quienes esperábamos más después de seguir sus excelentes producciones de Mentira la verdad. Un tanto pobre para quienes buscamos, siempre, las ponencias de Henning Mankell, gran escritor, gran sociólogo, gran filósofo, o Paul B. Preciado y devoramos sus libros. O a Rita Segato.

Igual, la pregunta, porque la filosofía es eso, preguntas… respuestas… desde la Antigüedad, es por qué hay que rozar lo chabacano en el lenguaje para capturar la atención. ¿Por qué, en tiempos en donde nos rodean y atraviesan la enfermedad y la muerte, es mejor la fórmula de dirigirse a una audiencia con gags, una y otra vez, para ser escuchado y entendido? Rita Segato tendría menos audiencia porque su lenguaje, súper accesible, ¿ni se arrima a lo chistoso?

Tal vez sea la manera de sobrevivir en este tiempo. Una manera accesible, cómoda.

Cómoda.

Una de mis preguntas, luego de la presentación -las que le envié a su productora hace más de una semana nunca tuvieron respuesta, probablemente por ¿malas?- es si debemos encarar los grandes interrogantes que desvelan, a quienes nos desvelamos, en broma, para que sea posible pensar, profundamente, y cambiar todo lo que hay que cambiar. Cuestión, que en un país donde ya los dealers no venden en la entrada de las escuelas sino en las aulas, donde los femicidios aumentan, donde el hambre cunde, me parece urgente. En un país en el que, me consta, se puede hablar con seriedad, y escribo seriedad, de la vida, de la muerte, de la angustia, del amor, a los jóvenes que no leyeron el Fedón, porque si se los ayuda, lo entienden, sin pasar por el Coco Sily o Mirtha Legrand.

Preguntas. Respuestas. Filosofía.

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