“Cuando ya nos creíamos libres de brujos, nuestra cultura parece regida por un conjuro mágico; no nombrar para que no exista: a ese orden pertenece la más famosa frase de los últimos tiempos ‘la inflación ha muerto’… (por lo tanto no existe). Como uno la ve muerta quizás pero cada vez más rozagante, da ganas de sugerirle cariñosamente, al doctor Zimmerman, que se limite a ser bello y callar. Es verdad que no toda censura procede ‘de arriba’ sino que insisto, es un antiguo deporte de amanuenses intermedios. Pero el catonismo oficial favorece -como la humedad a los hongos- la proliferación de meritorios y culposos. Unos recortan y otros se achican. Y entre todos embalsamamos las mustias alas de cóndor de la República”. (1)
Pasan los años y parafraseando a Vico continúa el “Corsi y recorsi de la historia”. Ayer fue Tato el censor y la cara visible de lo que se podía decir y mostrar durante la época del Proceso Militar de 1976, hoy es nuestro émulo de Jimmy Hoffa quien pretende a partir de su poder en la distribución motorizada, mostrar la otra cara de una misma moneda.
¿Es imaginable pensar, que en la era de la diversidad tecnológica e instantaneidad de la información, algo se pueda tapar? En qué cabeza cabe.
¿Es razonable a esta altura de la civilización, limitarle al ciudadano la posibilidad de ver escuchar o leer lo que se le antoje?
Está bien que estemos luchando y peleando, por las reivindicaciones de las poblaciones primitivas, lo que no está bien es que nos quieran llevar a todos, a que vivamos como los primitivos. Acaso la lucha por las culturas primitivas, no es para mejorarles las condiciones de vida, proporcionándoles los beneficios de la modernidad. Pienso que se quiere igualar para arriba ¿o no?
Es cierto que nada se pierde y que todo se transforma, pero convengamos que la transformación debe ser evolutiva y que al decir de Vico que la historia pasa muchas veces por el mismo lugar, entendamos que el mismo sobreentendió que lo hacía en distintos contextos. Y repetir las mismas prácticas, con ropajes cambiados para distintos contextos, transforma la palabra evolución en involución, lo cual hace que generemos el nacimiento de jóvenes con mentalidades viejas.
Si esto es así, como decía un paisano amigo: estamos jodidos.
Por el licenciado Abel Julio César Ayala
(1) Parte de lo expresado por María Elena Walsh en el artículo del suplemento cultural del Diario Clarín de agosto de 1979 “Desventuras en el País-Jardín de infantes”