A muy pocos se les puede escapar que Mar del Plata por su preponderancia, ha sido elegida como el centro de combate de una disputa política. Unos y otros se convierten a sus intereses personales, económicos y comerciales. Es indefectible, como sus actos de ostentación.
La provincia quebrada, sin atención pública de la salud, servicios cortados, emergencias que sufren un estrés, dejando a los pacientes tirados en camillas, en las clínicas dónde todavía los admiten.
Es excluyente, hacer la reparación adecuada de los profesionales médicos y asistentes terapéuticos, que en este contexto terminal y criminal, atienden, llegan cómo pueden a quienes financian el sistema de IOMA, aun manteniéndolo con sus aportes sin utilización de los servicios porque no se prestan.
Los beneficiarios, en realidad son rehenes de un sistema público, al cual han saqueado y persisten en el intento. Kicillof dice que va a construir una nueva clínica, es la huída hacia adelante.
Es evidente, que el empresario gastronómico y hotelero, Florencio Aldrey Iglesias es quien provee la logística y el apoyo mediático del multimedios La Capital. Así se suceden estos programas, actos, festivales etc. que se facturan a mansalva, como si Daniel Scioli fuera el gobernador.
Son todos bienes del Estado, concesionados y entregados al mismo empresario. Décadas de excesos, que hoy ubicarían a Kicillof y Aldrey Iglesias en un incómodo cambio de época.