Se llevó la marca con el Estadio Mundialista y con la municipalización de Punta Mogotes en la última conferencia de prensa. Luego de instalar la moratoria permanente para neutralizar la caída de la cobrabilidad. Los números no le cierran al intendente Montenegro cuando llega a su sexto año de mandato.
En tiempo de descuento no le ha temblado el pulso a Montenegro. Ha manejado contrataciones sin licitaciones e ignorando olímpicamente la intervención del Concejo Deliberante. Aún con mayoría propia entienden que le asiste una oportunidad que trasciende lo conocido. Para los funcionarios de carrera es un dilema este desafío , que ya tomó trascendencia en la jerarquía del plantel de empleados calificados.
¿De qué se trata? Nada menos que dejar en manos privadas el cobro de la totalidad de las deudas municipales ¿Y de OSSE? Sin licitación y sin la participación del Concejo Deliberante. Lo que se conoce como recupero de deuda. La ARM entra en este esquema como un elenco residual a cargo de los vecinos.
La crema del negocio brota en épocas de alto riesgo, proclives para vulnerar una vez más las prácticas del manejo de la cosa pública. El Estado concebido como tal es un pastel para el intendente y su troupe desaforada de creativos, austeros y compromiso de convencimiento, que siembra el intendente con su “mensaje de especial seducción”, en este caso ir por el paquete de recaudación municipal.
El tema es recalar con precisión quirúrgica, en algún acuerdo de quienes puedan acceder a manejar la caja más millonaria, de un presupuesto que tiene la mitad de sus ingresos en la calle sin poder recuperar la deuda. Una vez más sería intención del Departamento Ejecutivo, evadir las normas de contratación, haciendo uso y abuso de la mayoría propia en el HCD, que responde sin titubeos con excepciones y entrega tierras públicas a precio de remate, aún a riesgo de caer en excesos.
“La necesidad tiene cara de hereje y el oficialismo está permeable a semejante acometida”, sostuvo una fuente irreprochable a mdphoy.com
Ya hemos tenido acceso en la actualidad a mecanismos similares de otras municipalidades bonaerenses, para sortear las angustias de la demolición que sufren arcas exhaustas, pero lo hacen mediante licitaciones públicas, nacionales e internacionales. No agotan ni asfixian el esfuerzo de los contribuyentes por la falta de gestión y trabajo. Trasponer ciertos límites dejan atrás las sospechas por la reiteración del modus operandi.
Como en muchos casos, entre las fotomultas especialmente, se invierte incluso la distribución de porcentajes en perjuicio de la municipalidad y el interés de los vecinos marplatenses, ya que la adjudicación queda en manos de contratistas foráneos.
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