Arte y Cultura, Teatro

CRÍTICA / TEATRO: “Una rosa blanca”

HONRAR… HONRA

Por Virginia Ceratto
(especial para Mdphoy.com)

Con muchas y exitosas presentaciones, sube a escena nuevamente en El Séptimo Fuego, esta vez para escuelas -y ojalá se repita porque las dos funciones vienen a sala llena-, la obra escrita y dirigida por Cecilia Dángelo y protagonizada por Lalo Alías y con exquisita técnica de Marcos Moyano: “Una rosa blanca”. Para quien no tenga más ganas de leer: una joya.

Unipersonal que, con pre-texto no solo de la obra de José Martí, sino dedicado a su figura emblemática en y para Latinoamérica y el Caribe, recupera no solo conceptualmente sino de un modo magistral el sentido que tuvo y tiene Martí como símbolo. Y lo recupera desde la contemporaneidad, a partir de un diálogo entre un profesor, aparentemente gris y cansado y el hombre que supo ser poeta y hombre de acción y que plasmó, en sus palabras que reflejaron lo vivido, ese ideal que Cortázar supo nombrar como el hombre nuevo.

En este unipersonal pasa todo, de todo: el cansancio, la profecía autocumplida que tristemente vemos en algunos docentes, el tedio de tener que cumplir con un pedido oficial y a partir de entonces, gracias al texto, la dirección y la interpretación, todas formidables, todo va deconstruyéndose, término que ya conocemos, y levantándose y transformándose en un canto que nos lleva a recuperar el alma, recuperar la poesía, recuperar el teatro, recuperar el aula, la lucha… la vida.

Un personaje que se desdobla y desde cada rol, dialoga con los destinatarios de sus epístolas o mensajes, otro docente, una madre, un amigo. El pueblo todo. Ayer. Hoy.

Hay hallazgos que son casi una epifanía. Hallazgos que son un Signo: significado y significante, a partir de la fonética: Martín… San Martín, una espada. La palabra como espada, como símbolo de lucha, incesante, sin tregua.

Lucha por el ideal, por la liberación, por la vida que mereció ser vivida en ese pasado del escritor, y que merece serlo en el presente y para las nuevas generaciones. Y por eso este unipersonal es un Tributo, con mayúscula, al Teatro, a la Poesía, a la Educación.

Educación… aquí se nota la hilacha de Cecilia y el actor… docentes…

Porque hay una clase, de teatro, de vida, dentro. Como en las Mamushkas… mínimas, desde la mayor y más grande que encierra a las chiquitas…

Obra en una gran obra, y como ejemplo: un docente se prepara. Siempre. Un docente de verdad, evoca, busca y encuentra… el modo y la conexión con los alumnos.

Y un final, que no es, como parece, una arenga, sino que es lo que diría, y dijo, un héroe. Martí. Un llamamiento… un discurso épico.

Y escribiendo de héroe. El unipersonal cumple con los requisitos o pasos de la tragedia griega. Comienza con la hamartía, en este caso el hastío. Pasa por peripecias, luego se levanta y al final… la catarsis. Mejor no se puede.

De Dángelo solamente consignar que ya la conocemos como dramaturga y directora y que en “Una rosa blanca” demuestra que el tiempo no ha sido en vano y que aún puede mucho. Y se lo espera. Una mujer de letras que no se queda con esa cocarda que, podría estar vaciada -en un título o diploma- de sentido,  pero que, en ella, se da en plenitud. La palabra como experiencia y vida. Cecilia hila finito y su madeja y su bordado se lucen a lo grande.

Lalo Alías… no da un párrafo para dar en la tecla de este unipersonal, porque Lalo es un piano.

Un órgano de catedral.

Por su talento, su experiencia, su técnica, su generosidad, siempre. Su cultura… y sabemos que un artista sin cultura es como un zapato sin suela, no sirve para nada… pues Lalo tiene varias suelas en la planta de sus pies. Como actor, como docente -y se le nota- y como director.

Lalo puede interpretar dirigido por grandes, como Cecilia, y con principiantes. Lalo puede transitar varios roles en una misma obra y lo hace con naturalidad y soltura. Naturalidad y soltura… nada equivalentes al cualquierismo y la falsa espontaneidad de algunos. Hay mucho detrás de esos pasajes… mucho que no se nota, precisamente porque hay trabajo interno, escenario sensibilidad.

Entrega.

Por eso le creemos todo, le compramos todo. Y como con Cecilia en lo suyo, no alcanzaría esta nota para enumerar las muestras de su formidable calidad como actor.

Honrar honra, he escrito como título. Este unipersonal honra a los involucrados y nos honra como espectadores. Honra a Martí, a la lucha, a los ideales, al teatro, a la poesía. ¿Se puede pedir más?

Ficha técnica. Texto y dirección: María Cecilia D’Angelo. Actuación: Lalo Alías. Voces en off: Pedro Benítez, Oscar Miño. Realización escenográfica: Alberto Chimento. Diseño y operación de iluminación: Marcos Moyano. Asesoramiento en movimiento: Ely Defabro. Edición de sonido: Alejandro D’Angelo. Filmación y edición: Julián Gil. Dirección de arte: Franco Chimento. Sala: El Séptimo Fuego (Bolívar 3675)

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