Con un dejo de rigor, el gobernador-(promotor turístico fallido), anunció hace pocos días que ” la provincia le está ganando la guerra al paco”, para anunciar su visita a las madres del Paco y reafirmar así su compromiso de lucha contra la droga. Para cualquier viandante bonaerense las afirmaciones de Scioli confirmarían lo que la propaganda oficial viene afirmando a lo largo y ancho de la costa: La lucha contra los dragones es la prioridad de este gobierno provincial.
Sin embargo, como en otros temas la realidad lo desmiente. Es terca y el número de afectados aumento en la provincia, el consumo ha ido en ascenso y con ello los adictos, dándose cifras-180 mil adictos al paco en su mayoría jóvenes- que no hacen sino preocupar más a todos los que desde distintos ámbitos ven en la droga el auténtico flagelo de estos días. Por los daños irreversibles que ocasiona y por el inmenso poder que genera es la batalla a dar. Esta preocupación se acrecienta cuando el fenómeno se manifiesta en aquellas zonas urbanas donde el Estado esta ausente, donde la justicia no logra hacer pie y donde la policía no se sabe de qué lado está.
Contra todo esto la Provincia creo a principios de los 90, un organismo estatal, los CPA (Centro para Adicciones) que en un número creciente expandió a lo largo y ancho de todo el territorio. Tuvo en sus orígenes la difícil pero vital misión de dar tratamiento y asistencia a todos aquello-fundamentalmente jóvenes- que habían caído en garras de los traficantes y eran fácil presa del consumo. Junto con los padres y en conjunto con ellos y profesionales de todo tipo, se buscaba así contener y dar una respuesta válida a la presencia de los traficantes de estupefacientes. Juan Yaría, su fundador, bregó por darle un alcance global al organismo y los que lo siguieron en más o en menos mantuvieron la llama mística de combate al flagelo.
Fue Scioli sin dudas quien verbalmente anunció un tratamiento más duro del tema. Prometió en el inicio de su gestión más aportes financieros y mejores especialistas para darle pelea y derrotarlo en el territorio provincial. Los CPA debían marcar el rumbo y serían el emblema de la lucha contra los mariscales de la droga. Ello junto a una eficaz tarea policial para detener narcos, allanar “cocinas” y descubrir pistas clandestinas de aterrizaje formaron el paquete de promesas que el promocionado Gobernador nos hizo a los bonaerenses.
Todo ello sin embargo no se hizo. Se desmanteló el CPA en aras de un ahorro presupuestario-menos de la mitad de los centros-, se congeló la entrada de personal técnico para facilitar el área a los distintos grupos políticos partidistas, los sueldos se nivelaron hacia abajo y el organismo bajo de categoría siendo actualmente una subsecretaría dependiente del Ministerio de Seguridad (antes dependía de Desarrollo Social como corresponde a una enfermedad) opacándose así el nivel de resolución de los temas.
La tarea policial no existe en materia de Prevención y el desdoblamiento judicial aumentó las chances de los narcos en lugar de acotarlas. Más de un policía fue acusado de ser cómplice en lugar de ser investigador y represor.
Nada pudo contestar Scioli cuando hace pocos días, Pino Solanas lo increpó públicamente en el programa A dos Voces para que mencionara una sola pista de aterrizaje desmantelada en la Provincia. Mutis y silencio fueron su respuesta al requerimiento del líder de Proyecto Sur.
En síntesis, mucho ruido naranja, muchos recitales “recontra bienpagos” para los amigos de Daniel y Aldrey, buenos negocios para todos y sobretodo mucha propaganda gubernamental que haría poner colorado de vergüenza al más audaz publicista del régimen militar. Mucho ruido y pocas nueces decía mi abuelita Aurora para calificar a un charlatán.
Lástima que los dichos de este charlatán alegran a los traficantes y entristecen a los consumidores y a sus familias que día a día ven como el horizonte se oscurece y el cielo de celeste y blanco pasa a ser peligrosamente naranja con un horizonte cada vez más negro.
Por Eduardo Romanín
Muy buen comentario. Los datos están a la vista. Las conclusiones que las saque el lector.-