Política

Covid-19 en Mar del Plata: casos de sospechas y más dudas con los testeos; el dilema de Montenegro

Con un muy bajo promedio de cantidad de testeos en relación a otros países de la región, y con una economía fuertemente golpeada, la Argentina requiere de sus gobernantes mucha prudencia y sabiduría a la hora de tomar decisiones para encarar tan difícil contexto. Pero la situación actual está muy alejada de aquellas premisas.

Luego de más de 80 días de cuarentena, las demandas sociales comienzan a estar más enfocadas a la situación económica que a la sanitaria. Así al menos ya lo anticipaba un estudio realizado por la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Nacional de Mar del Plata llamado “El impacto del aislamiento obligatorio sobre el trabajo, los ingresos y el cuidado”.

 Los resultados de esta muestra están íntimamente relacionados con la poca cantidad de testeos para detectar coronavirus que se realizan no sólo en Mar del Plata sino en todo el país, especialmente en la Provincia de Buenos Aires.

En los días posteriores al 11 de marzo, cuando la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró la pandemia por la nueva enfermedad, la sociedad prácticamente les exigió a sus dirigentes el cierre de todos los espacios públicos y comerciales. Particularmente en Mar del Plata se pedía también cerrar los ingresos a la ciudad, medidas que acertadamente tomó el Intendente Guillermo Montenegro.

 Pero al prorrogarse la cuarentena una y otra vez, la situación cambió drásticamente. Aunque relevado durante los últimos días de abril sobre una muestra de 1.660 empleados de distintas industrias y comercios, y canalizado a través de la CGT regional y la CTA de los Trabajadores, el trabajo arrojó resultados contundentes: mientras que el 96,1% de los encuestados afirmó que el aislamiento iba a afectar su economía familiar, casi un 93% aseguró que el desempleo iba a aumentar en la ciudad.

Con estos números, el aumento de la cantidad de testeos reclamado por algunos sectores para la confección de un mapa epidemiológico parece de difícil concreción. Mar del Plata, al igual que el resto del país –con excepción, quizá, de la ciudad de Buenos Aires-, realiza muy pocos testeos: desde el 10 de marzo al 11 de junio, tiene un promedio de 1,65 muestra por cada 1.000 habitantes. Dicho de otro modo, 16 testeos por día. Lo que va en línea con la provincia, que tiene un promedio de aproximadamente 1.000 diarios sobre una población de 17 millones de personas.

Sin embargo, hay que decir que en Bahía Blanca comenzó esta semana el testeo en las 20 zonas vulnerables que tiene relevadas en la ciudad el Registro Nacional de Barrios Populares (ReNaBaP). El partido de General Pueyrredón, cuya cabecera es Mar del Plata, posee 47 asentamientos registrados. Pese a ello, y a contar con más del doble de población que Bahía, por ahora no se realizan testeos allí. El ReNaBaP fue creado en 2017 por el Gobierno de Mauricio Macri a través del Decreto 358/2017.

Recientemente, el Diputado Nacional y ex Intendente de Bolivar, Eduardo Bucca, alertó que “si mañana aplican un verdadero programa de detección temprana de COVID19, al final del día nos vamos a encontrar con más de 2.000 casos”, agregando que “hay que intensificar los testeos en zonas específicas, por ejemplo en Centros de Salud y en Geriátricos, así como testear a todas las personas del entorno de los casos positivos que se van dando”. No son pocos los que creen que en Mar del Plata pasaría algo similar.

Pero con alrededor de 200 comercios que cerraron definitivamente sus puertas, 1.800 establecimientos gastronómicos y 500 hoteles cerrados desde el 18 de marzo, una desocupación del 11,9% y una pobreza en el orden del 30%, este escenario es claramente utópico. Mucho más si la propia Municipalidad estima una caída del 35% en sus ingresos para 2020: de un presupuesto de $17 mil millones, calcula percibir $12 mil millones.

El falso dilema entre economía y salud tiene en Mar del Plata una escenografía propicia. Con apenas 42 casos registrados de coronavirus desde el 12 de marzo, sobre casi un millón de habitantes, las presiones por conseguir mayores aperturas comerciales no cesan. Desde los golpeados sectores gastronómicos y hoteleros, que emplean a más de 10.000 personas según el gremio, hasta los gimnasios y los shoppings, pugnan por abrir ya sus puertas. Pero el cuadro sanitario de la ciudad genera muchas dudas: más de la mitad de los casos no tienen nexo epidemiológico. Y desde el punto de vista estadístico, llama la atención un dato: con 4 fallecidos, posee una tasa de mortalidad de casi el 10%.   

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“El nexo epidemiológico se debe establecer de inmediato, sino se diluye”, afirma un reconocido médico de la ciudad, para luego añadir que “si no se logra determinar el nexo, quiere decir que en algún lado se lo contagió, por ende hay virus circulando. Es un circuito chico, la familia, una reunión, el trabajo. Una vez que saliste, no hay nexo”. Y concluye: “No se encuentra lo que no se busca. Tener un mapa epidemiológico permite cumplir con una de las funciones primordiales de la Salud Pública: realizar una vigilancia epidemiológica”.

Dos fuentes consultadas por este medio afirmaron que el Gobierno Municipal no estaría buscando los nexos, es decir, establecer dónde ocurrieron los contagios. La economía urge y los números aprietan. Ante una consulta hecha a la Secretaría de Salud que comanda Viviana Bernabei, se dijo escuetamente: “Estamos buscando los nexos”. Los partes diarios que emite la Comuna sobre la situación del COVID19 en la ciudad, y algunos ejemplos concretos, parecen confirmar aquella afirmación.

El 8 de mayo, luego de 14 días sin registrar casos, se informó de un contagio en una mucama de la Clínica del Niño. En el parte que emitió la Municipalidad el 10 de mayo, se detalló que se habían hisopado a 27 contactos de la nueva contagiada, y que 42 personas permanecían en seguimiento clínico. Finalmente, se supo de 4 positivos más, presuntos contactos laborales de la trabajadora. Es decir, ninguno de la familia. Nunca logró establecerse la cadena de contagios de dichos casos.

En los días siguientes, en forma salteada y sólo entre 1 y 2 por día, fueron apareciendo más positivos, todos vinculados a personal de la salud. Y siempre de clínicas y hospitales privados. El 19 de mayo, se confirmó que una periodista de Radio Mitre había dado positivo de coronavirus, diagnosticada con Insuficiencia Respiratoria Aguda Grave (IRAG). Un día después, se confirmaron dos casos más: se trataba de dos médicas, una de las cuales era una obstetra residente del Hospital Privado de Comunidad. De todos ellos, aún no se sabe el nexo.

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Otro ejemplo fue el de una mujer de 88 años dado a conocer el 23 de mayo, y quien falleció el 1 de junio. Nunca se informó dónde y cómo se pudo haber contagiado. Peor aún: también está el caso de un hombre de 94 años, informado el 25 de mayo, que insólitamente fue dado de alta de coronavirus por “criterio de laboratorio” el 8 de junio, para fallecer un día despuésDel anciano se dijo que provenía de un geriátrico, pero nunca se confirmó oficialmente.

El mismo martes 9 de junio, en el parte nocturno se informó que se había dado positivo un hombre de 85 años fallecido el domingo anterior, y que había ingresado al Hospital Español por un cuadro de neumonía. Nunca se dieron precisiones sobre el llamativo caso: ¿dónde se habría contagiado?; ¿por qué se demoró 48 horas el análisis?, ¿cuándo ingresó al centro de salud?.

El Hospital Español de Mar del Plata S.A., es, como su nombre lo indica, una entidad privada que se vio envuelta en diversos escándalos en los últimos años, acusada de maltrato, destrato y abandono de persona. Sin ir más lejos, en enero de este año, familiares de personas mal atendidas y hasta fallecidas en dicha institución se hicieron presente ante el PAMI para elevar sus reclamos y realizar las denuncias correspondientes.

La Concejal Paula Montero presentó un proyecto al Concejo Deliberante para que tanto el PAMI como la Zona Sanitaria VIII de la provincia, intervengan para “fiscalizar, inspeccionar y verificar la calidad de la atención sanitaria” en el Hospital Español. Luego de 5 meses, y en plena pandemia de coronavirus, no se ha avanzado demasiado en ese sentido. Aún se recuerda la imagen en marzo de 2017 de aquel jubilado de 76 años “internado” en un depósito del nosocomio rodeado de cajas de cartón y objetos abandonados.

Los últimos casos de los que aún nada se sabe sobre sus nexos epidemiológicos, corresponden a un policía confirmado el 5 de junio y el de una médica residente de 27 años que cumple funciones en el Hospital Interzonal, dado a conocer el 7 de junio. Respecto a la joven profesional, la cuestión se agrava debido a que al tratarse de una residente, permanece en el Hospital durante muchas horas diarias, además de transitar por diversas áreas del establecimiento, por lo que debió entrar en contacto con decenas de personas.

A diferencia del parte emitido el pasado 10 de mayo en ocasión del contagio de la trabajadora de la Clínica del Niño, los últimos informes oficiales del Municipio nada dicen sobre las personas que se encuentran en “seguimiento clínico” o en “aislamiento preventivo”, correspondientes a contactos del caso positivo.

Por ejemplo, en los partes difundidos por la Municipalidad de Bahía Blanca, se detalla la cantidad de personas que se encuentran en dicha situación: en el correspondiente al 12 de junio, allí se menciona que hay 1872 personas a quienes se está controlando y cumpliendo la cuarentena.

Otro dato que llama mucho la atención es que en todos los casos confirmados de coronavirus en la ciudad desde el 8 de mayo, no se hayan registrado contagios en sus círculos familiares. “En la comunidad médica, estamos muy azorados por la falta de información oficial. Estamos bien, pero pisando en terreno resbaladizo”, afirma un ex funcionario municipal.

En recientes declaraciones, el Ministro de Salud de la ciudad de Buenos Aires, Fernán Quirós, afirmó que “el aumento de los casos se debe a la ampliación de los testeos”.

El crecimiento de los contagios registrados en los últimos días fue evidenciado en el marco del Operativo DetectAR (Dispositivo Estratégico de Testeo para Coronavirus en Terreno de Argentina), que se se inició con la búsqueda activa de casos de coronavirus en determinados barrios porteños, como en Balvanera, donde se relevaron un total de 84 domicilios en los que se identificaron 187 contactos estrechos, arrojando un 56% de positividad.

 Dicho programa, cuyo objetivo es identificar de forma temprana posibles focos de contagio, continuó en los barrios de Flores y La Boca. Hasta el 12 de junio, había en CABA 13.069 casos positivos.

La falta de información oficial no es de los últimos días. El 29 de abril, el Colegio de Bioquímicos de Mar del Plata, emitió un contundente comunicado donde desaconsejaba la realización de pruebas para detectar covid por parte de laboratorios privados.

Dicha manifestación tuvo lugar luego de que se difundiera un “Acuerdo de colaboración” entre la Municipalidad de General Pueyrredón y el laboratorio Fares Taie que generó no pocas suspicacias. Allí se establecía que el objetivo era “realizarles a las personas con sospechas de infección viral por el coronavirus los estudios y prácticas médicas necesarias para lograr la detección temprana del virus”.

A partir de ello, el bloque de Concejales del partido vecinalista Acción Marplatense presentó un proyecto donde le encomendaba al Intendente Guillermo Montenegro “realizar una campaña informativa al respecto del procedimiento de muestras para detectar personas con COVID-19”. También le solicitaba elevar un informe donde detalle las “expectativas proyectadas para realizar pruebas previstas para junio”. Ya pasaron 14 días de dicho mes.

Sin descuidar los aspectos sanitarios, claramente la economía se ha transformado en la principal preocupación social. Y ante esto, los gobernantes debieron replantear su agenda. En la Argentina, la mayoría de los políticos toman medidas en función de los humores sociales. Pero el debate entre salud y economía no es el más acertado.

Sin embargo, fue el propio Gobernador bonaerense Axel Kicillof quien entremezcló ambos planos, con la implementación del sistema de fases que establece que para ir abriendo más la economía deben transcurrir 21 días sin contagios. Pero ese lapso de tiempo debiera aplicarse de manera diferenciada en función del tamaño de la ciudad.

No es lo mismo un conglomerado de 700.000 habitantes que uno de 60.000. Tal vez ese sea el dilema en el que se encuentra el Intendente Montenegro, ante la parálisis en la que se encuentran vastos sectores de Mar del Plata, que ingresó a la cuarentena siendo la localidad con mayor desocupación del país. El mejor ejemplo de ello es la ciudad de Balcarce, que por un caso positivo de coronavirus registrado el jueves 12, debió cerrar sus bares y restaurantes al retroceder a la fase 4. 

“Acá de lo que se trata es de efectuar testeos inteligentes”, afirma el médico consultado por este medio. Y agrega: “Hay que hacer todo a la vez: abrir la economía, testear y contener”.

Pablo Portaluppi

 

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2 Comentarios

  1. Otro desastre de intendente

  2. Excelente artículo

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