Pasó la primera quincena de la más atípica temporada de verano, por efecto de la pandemia, y luego del peor año que se recuerde para el turismo en Córdoba y el país.
Si estas primeras dos semanas de enero se comparan con veranos anteriores, podrá decirse que los números -en el promedio general- son más flojos. Pero si la comparación es con las expectativas que había hace apenas dos meses, cuando ni siquiera había certeza de que se abriera la temporada, hay lugar para la conformidad.
Entre los datos salientes en Córdoba sobresalen los matices: hay localidades serranas muy conformes con su nivel de actividad y otras que aún esperan dar un salto. En alojamiento formal, los promedios van del 40% al 95%.
Se coincide en que las cabañas y las casas de alquiler funcionan con más demanda, y que los hoteles marchan algo por detrás. Efecto pandemia, podría decirse. Y entre los hoteles, a la vez, los de mayor categoría tienen niveles de ocupación muy superiores a los de menor costo.
Otra certeza: la gastronomía, también con matices, funciona mejor que el alojamiento, porque buena parte de quienes llegan a las Sierras son cordobeses que lo hacen por un día, sin pernoctación, los fines de semana.
Punilla
En el Valle de Punilla arriman la certeza de que enero, con turistas de todo el país, muestra más actividad que el diciembre que se inauguró (tras ocho meses de cierre) solo para cordobeses.
Los referentes de la actividad plantean que a esta temporada da para observarla desde distintos ángulos. Carlos Paz concentra la mayor capacidad de alojamiento de toda Córdoba: 40 mil de las 155 mil plazas de hoteles y cabañas de la provincia están allí. Y suma una enorme cantidad de casas y departamentos de alquiler, aunque parte de ellos en el mercado informal. En esa ciudad se ve que la hotelería quedó más relegada que otros años.
Es en Carlos Paz donde la federación de empresarios hoteleros señala que cerraron más unidades o achicaron su capacidad este verano. Aunque no hay coincidencias sobre esos números: van del 20% al 40% según quién lo estime.
Según la Asociación Hotelera de Villa Carlos Paz, la ocupación entre sus asociados durante la primera semana de enero fue del 41,7% y llegó al 44 % los fines de semana. Desde el municipio, en tanto, no dieron aún estimaciones.
Eduardo Giordano, presidente de la Cámara de Turismo de Carlos Paz, aseguró que el balance es bueno si se tiene en cuenta el contexto. “Son siete días malos y siete buenos. Hace siete días se duplicó el nivel de reservas”, expresó. “Calculamos que la segunda quincena va a mejorar y que terminaremos el mes con un 60% de ocupación en hotelería”, pronosticó.
Desde La Cumbre, el intendente Pablo Alicio resumió: “Hemos tenido una muy buena primera quincena con una ocupación del 80%, y buena actividad en gastronomía”.
En La Falda, el intendente Javier Dorminger, admitió que “hay conformidad, si se mide respecto a las expectativas”. Calculó que la ocupación promedio rondó el 50% pero con marcadas diferencias: cabañas y departamentos por arriba del 95%, hoteles de jerarquía casi el 90%, y bastante por debajo la hotelería de menor costo y muy bajo en las colonias sindicales, que no reabrieron cinco de sus seis complejos.
Calamuchita
En Calamuchita, el primer tramo dejó conforme a la mayoría de operadores turísticos. Aunque también hay matices.
En Santa Rosa de Calamuchita, la primera quincena orilló el 84% de ocupación, con un pico del 96% el fin de semana anterior, según la secretaria de Turismo Cintia Costa. Los guarismos -agregó- son muy parecidos a los de enero del año pasado.
“Es muy alentador, porque teníamos una perspectiva de temporada difícil, pensamos que sería más bajo. Estamos sorprendidos”, admitió Costa. Sostuvo que hubo establecimientos que cerraron, pero que se compensaron con nuevos. Y mencionó la relatividad de las reservas previas: en pandemia, la gente más que nunca decide a último momento.
Para la directora de Turismo de La Cumbrecita, Janina Quinteros, el arranque del verano “superó las expectativas”. Sin datos finos, percibe que la actividad es superior a la del enero pasado.
Diego Assadourian, dueño de un restaurante y una cervecería en Villa General Belgrano, dio su clave: “Creo que el comercio se ha puesto las pilas con el tema de tratar de mantener las distancias y los protocolos, y el turista se siente más seguro que en otros lados”.
Traslasierra
“Tuvimos una ocupación promedio del 56%. En cabañas y casas de alquiler hubo más demanda que en hoteles”, ratificó el secretario de Turismo de Mina Clavero, Ariel Panella. También anticipó que las reservas para la segunda quincena ya superan el 50%.
Rita Soria, directora de Promoción de Villa Cura Brochero, destacó: “Tuvimos una ocupación promedio del 60%, con picos del 87% en fines de semana”.
“Nos sorprendió la buena ocupación y el movimiento, sobre todo los fines de semana, cuando rozamos el 90%. Está bien, si pensamos que ni siquiera sabíamos si habría temporada este verano”, apuntó el intendente de Nono, Mariano Ceballos.
Desde San Javier, el director de Turismo, Leonardo Rodríguez, destacó: “La ocupación cierra en el 92% y el resto de enero será igual o mejor”.
Un punto clave de este verano es que los sectores de mayor poder económico no salieron a vacacionar al exterior. Por restricciones sanitarias o por el costo cambiario, esos argentinos que cada verano emigran eligen esta vez destinos nacionales. Y es el sector de mayor poder de gasto.
A la vez, la crisis económica parece generar el efecto contrario en las clases medias bajas, que este año han debido reducir o anular sus vacaciones.
Esa ecuación parece sostener el escenario que se ve: establecimientos de categoría (que representan el 25% de la oferta de alojamiento en Córdoba) muy demandados, y los de menor jerarquía y costo avisando de su peor momento.
Fuente: La Voz