“Yo siempre he estado interesada en encontrar tratamientos contra el cáncer que no tengan todos los efectos adversos que tienen los productos químicos, y entre los beneficios que ofrece la proteína del maíz, es que comparados con las terapias convencionales contra el cáncer, los péptidos presentan varias ventajas: suelen ser selectivos hacia las células malignas, en su mayoría carecen de toxicidad y presentan pocos o nulos efectos secundarios”, dijo Margarita Ortiz Martínez, alumna del Doctorado en Biotecnología (DBT) del Tecnológico de Monterrey.
Tan castigado en la Argentina hoy día porque mientras cae el precio internacional, aumentan los costos locales y encima se aplican derechos de exportación del 20%, que merman la rentabilidad del productor, el maíz es un pilar de la buena alimentación.
Está comprobado que el maíz y otros granos poseen un enorme potencial en el cuidado de la salud, gracias a que sus proteínas y péptidos (componente de menor tamaño pero igual composición que las proteínas), contienen propiedades antioxidantes y anticancerígenas, y sus compuestos tienen aplicación en la prevención y el tratamiento de enfermedades crónico-degenerativas, explicó desde Madrid (España), la web Noticias de la Ciencia y la Tecnología.
Por esta razón, Margarita Ortiz Martínez, alumna del Doctorado en Biotecnología (DBT) del Tecnológico de Monterrey, en Monterrey (México), trabaja en un nuevo enfoque que consiste en la evaluación de los componentes del maíz pero de manera aislada, con la finalidad de que puedan aplicarse no sólo como nutrientes, sino también como fármacos.
“Existe abundante evidencia científica del potencial que tienen los granos enteros en el mantenimiento de la salud. En este sentido, el tema de este artículo es la revisión de las proteínas y los péptidos obtenidos a partir de cereales, enfocado a su aplicación como terapia anticáncer”, dijo Ortiz Martínez.
Ella explicó que en los últimos años ha aumentado el interés en las proteínas y péptidos derivados de cereales, a causa de que estudios recientes han demostrado que pueden influenciar de manera benéfica el funcionamiento del organismo por varios mecanismos, los más estudiados son la protección antioxidante y mejoras en la respuesta inmunitaria.
“Yo siempre he estado interesada en encontrar tratamientos contra el cáncer que no tengan todos los efectos adversos que tienen los productos químicos, y entre los beneficios que ofrece la proteína del maíz, es que comparados con las terapias convencionales contra el cáncer, los péptidos presentan varias ventajas: suelen ser selectivos hacia las células malignas, en su mayoría carecen de toxicidad y presentan pocos o nulos efectos secundarios”, dijo ella.
El rastreo de péptidos en cereales es una forma de aprovechar su patrimonio genético y las particularidades de su proteoma (la totalidad de proteínas expresadas en una célula particular bajo condiciones de medioambiente y etapa de desarrollo) para obtener un beneficio tangible en la salud humana.
En el caso particular del maíz tiene una mayor relevancia al tratarse de un cereal de origen regional pero extensivamente cultivado en el mundo.
“En México, la mayor parte de la proteína proviene de los cereales y las leguminosas, por eso estamos haciendo estudios en proteómica para despegar esta área y para que se vislumbre su aplicación preventiva o correctiva”, dijo el doctor Silverio García Lara, profesor investigador de la Escuela Nacional de Posgrado en Ciencias, Ingeniería y Tecnología del Tecnológico de Monterrey.
El artículo, firmado por Margarita Ortiz, Silverio García y Robert Winkler (investigador del Cinvestav o Centro de Investigación y de Estudios Avanzados del Instituto Politécnico Nacional), se titula “Preventive and therapeutic potential of peptides from cereals against cancer” (Uso preventivo y terapéutico de péptidos del cereal contra el cáncer), y fue aprobado para ser publicado en la revista Journal of Proteomics, asociada a la sección de Biochemical Research Methods en el Q1 con factor de impacto de 4.3.
Una historia
Cada tipo de cereal está asociado a las costumbres de un área geográfica, así el maíz está ligado a las dietas alimentarías de las Américas.
El consumo de maíz se inició con el descubrimiento de las Américas y llegó a cifras considerables años después, sobre todo en el Norte de España en donde no se consideró sólo como alimento para los hombres, sino para los animales.
De este modo, el maíz, tanto el dulce como el tradicional, ocupó un lugar importante en los regímenes alimentarios europeos junto con el trigo.
El maíz tradicional, como el resto de cereales, es una enorme fuente de fibra y almidones, y aporta también proteínas y lípidos.
El maíz dulce es rico en hidratos de carbono, en vitaminas A, B y C, en fibra y en sales minerales como potasio, calcio y fósforo.
Así, por cada 100 gramos consumidos el maíz aporta al organismo 8.9 gramos de proteínas, 3.9 de grasas, 2 gramos de fibra dietética y 72.2 gramos de carbohidratos.
El maíz también tiene propiedades diuréticas si se toma como infusión y es componente en ciertos aceites ?aceite de maíz? y jarabes.
Los usos de este cereal son muy diversos: las mazorcas se pueden consumir asadas o cocidas, es posible su presencia en ensaladas, su ingestión en el desayuno y fueron tantos los beneficios nutricionales que antiguamente se le daban al maíz que era base de la alimentación y en el libro sagrado de los mayas se afirmaba que el hombre había sido creado de un grano de maíz.
Categorías
> Maíz dulce: Es el más usado en las preparaciones culinarias cuando sus granos están jóvenes y tiernos.
> Maíz de harina: Sus granos contienen una mayor cantidad de almidón lo que los convierte en candidatos idóneos para la fabricación de harinas.
> Maíz de corteza dura: Es una variedad de planta que tiene como característica principal la dureza de la corteza del grano.
> Maíz reventador: Estos granos son los que se usan para realizar las famosas palomitas de maíz ya que tienen la capacidad de explotar cuando se los somete a una fuente de calor.
> Maíz dentado: Lo que identifica a esta especie son las depresiones que presentan sus granos cuando están maduros.
Propiedades
Uno de los beneficios nutricionales del maíz proviene de su riqueza en hidratos de carbono del que se deriva su abundante almidón.
Por ser altamente rico en proteínas, los beneficios nutricionales del maíz se miden en un 60% de ingesta de éstas entre los que lo consumen.
Son comprobados los beneficios nutricionales del maíz por ser muy rico en tiamina, o vitamina B1, necesaria para que el cerebro pueda absorber la glucosa y para que los alimentos se transformen en energía.
La vitamina B7 o biotina le dan a beneficios nutricionales al maíz, ya que la deficiencia de esta vitamina en el organismo incide en el estado de la piel y del cabello.
Los beneficios nutricionales del maíz también están determinados por su contenido en vitamina A, que funciona como antioxidante.
Los altos contenidos en fibra lo hacen apto para las dietas que se hacen para perder de peso y para las que se hacen con el fin de bajar los niveles de colesterol.
Morado
Recientes estudios clínicos en Japón, publicados en la revista Biochemical and Biophysical Research Communications, han demostrado que el maíz morado (Zea Mays L.) podría ser una gran aliado en la lucha contra la diabetes y la obesidad.
Antocianina es el nombre del pigmento que da color al maíz morado.
Un equipo de investigación de la Universidad Doshisha (Kyoto, Japón), registró que el extracto de maíz morado incrementa la actividad de un gen que regula la función de las células grasas, permitiendo imaginar nuevas terapias contra la obesidad y la diabetes, los grandes males de este nuevo siglo.
Vale recordar que también se ha comprobado que tomando chicha morada o extracto de maíz morado se consume uno de los antioxidantes más potentes del mundo (según la revista Nutraceuticals World), ya que éste maíz también es un buen inhibidor del colesterol malo, un protector de la retina, estimulador de la circulación sanguínea y que además impide el desarrollo del cáncer colorrectal, nada menos.
Además, favorece la regeneración de tejidos; previene enfermedades cardiovasculares; retarda procesos degenerativos en general; tiene acción antiarrugas; incrementa el flujo sanguíneo; y estimula la acción diurética.
Una advertencia
Pero cuidado: los genetistas han comparado secuencias de ADN de 103 líneas de maíz salvajes y cultivadas de todo el mundo y han identificado 55 millones de variaciones genéticas. Estas mutaciones son fruto de miles de años de agricultura, durante los cuales el ser humano ha alterado genéticamente las especies vegetales al domesticarlas y cultivarlas.
El trabajo, publicado en Nature Genetics y liderado por Jer-Ming Chia, investigador del laboratorio Cold Spring Harbor (USA), ha identificado 55 millones de mutaciones puntuales, llamadas ‘polimorfismos de un solo nucleótido’ en el lenguaje de los genetistas. Dentro de una misma especie, son las diferencias en la posición de los 4 ladrillos que construyen una secuencia de ADN (adenina, timina, citosina y guanina) los que confieren las variaciones genómicas entre individuos.
Además de resecuenciar 103 líneas de maíz, salvajes y domesticadas, también analizaron la secuencia del maicillo (Tripsacum dactyloides).
Posteriormente, estos datos fueron analizados por Matthew B. Hufford, científico de la Universidad de California en Davis (USA), y su equipo. Los biotecnólogos identificaron las regiones del genoma que se seleccionaron en los primeros tiempos de la domesticación del maíz, y pudieron detectar las sucesivas mejoras de las variedades locales y actuales. De esta manera, localizaron los cambios genéticos durante la transición del carácter salvaje al actual del maíz.
Por último, Jinping Jiao y sus colegas de la Universidad de Agricultura de China resecuenciaron otras 278 líneas de maíz, lo que les permitió definir las regiones implicadas genéticamente en la domesticación del cereal.
Los millones de variaciones genéticas recién descubiertas representan una información muy valiosa para los genetistas que trabajan en mejorar el rendimiento de las cosechas.
El maíz, el cereal más cultivado del mundo –seguido por el trigo y el arroz–, representa un reto para los científicos: tiene una secuencia de 2.300 millones de bases, tantos genes como un ser humano e incluso más diversos. En 2009, la revista Science anunció la secuenciación del genoma del maíz, que había comenzado en 2005 con un proyecto de US$31 millones. ¿Qué queremos decir con esto? Trate que el maíz que consuma no sea el transgénico, ya en mutación permanente. Recuperar los orígenes es lo mejor en este tema.
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