Con el desplazamiento de Baragiola ni Rosso ni Azcona (que suenan como probables) son la representación alternativa expresada en el voto ciudadano, en la presidencia del Concejo Deliberante. Entre Acción Marplatense y el Frente Renovador, sumados alcanzaron los votos de la UCR. Lo cual es un indicador excluyente que ambos provocarán una aceleración y profundización de la crisis institucional. Al vaciamiento que produce la administración Pulti, por su mal manejo y pésima gestión, no se le debe hincar más vaciamiento político en el Concejo Deliberante.
El intendente está K.O. de pié, abraza desesperadamente cualquier atisbo que le arrime algo de poder que supo despilfarrar por sus caprichos, decisiones rumbosas y alianzas que desvirtuaron la esencia de Acción Marplatense.
La particular metodología política de Carlos Fernando Arroyo, le sirve para crecer, aún sin exponerse y/o mantenerse con un margen de expectativa de probable sucesión. Apareado el concejal José Cano, asume su condición de ladero en algo imprescindible, conocer el mundo económico de la MGP y la cada vez más apagada OSSE, que ya entró en zonas de tinieblas en cuanto a su futuro, cada vez menos previsible, y tal vez insalvable. Arroyo sabe que lo mediático no es lo suyo y no gasta pólvora en chimangos, solo suma en un porcentaje que lo puede convertir en intendente.
En cambio, el intendente y sus compañeros de ruta, conforman una misma identidad. Las desventuras de Boudou, arrastraron a Marcelo Artime, el único en condiciones de ser un continuador del denominado Partido de la Ciudad, hoy furgón de cola de un kirchnerismo en retirada. Hoy en el entorno del intendente, lo único que piensan es cómo salir del atolladero, pagando el menor costo político y económico posible. Pueden aspirar a 2 concejales como en la última elección, según todas las encuestas y tendencias conocidas, en términos políticos es hablar de pobreza franciscana, tampoco les queda humo por vender, ante un discurso cada menos efectivo del intendente.
La crisis en el Concejo Deliberante, no comenzó en su función de cine cuando filmaron (febrero 2014) con cámaras ocultas a Vilma Baragiola ni cuando se dieron a conocer los videos editados. Tampoco un fallo judicial hará olvidar un hecho que ocurrió y nadie niega. A partir de las legislativas en octubre de 2013, Baragiola se sintió intendente eventual.
Pero edificó su futuro a partir de entonces, con un encadenamiento de errores, a partir de nombramientos que no pasaron el filtro mínimo de la rigurosidad ni siquiera en la interna. Hoy se los puede observar a Norberto Pérez y Antonio Costantino, en tertulias de caracterizado café céntrico. La lectura indica que estas señales no están en condiciones de garantizar un cambio de rumbo, sino a agregar sólo mayor confusión.
La propia Baragiola, estiró las decisiones que todos le reclamaban, sus problemas de salud, seguramente agravados por las tensiones del momento, el Mundial de Fútbol y una salida menos traumática, fueron las puertas que se encargó de ir cerrando en busca de una salida, menos controversial. Por inercia y por inducción, fue arrastrando a su bloque y al conjunto, a una inevitable situación de congelamiento.
Un “statu quo” impresentable para una ciudad que padece los problemas y cuadros más graves en la relación con la economía, situación laboral y social. Pero lamentablemente no hay signos de enderezar esta nave, que está en la línea propia de flotación. La colaboración inestimable de Baragiola, dio pista a un oficialismo en el último año de su cuenta regresiva.
En este escenario de descalabro institucional, la UCR no debe perder un espacio que ganó y perdió. Los instrumentos de desplazamiento de Baragiola funcionaron, perdió la confianza de sus pares, entregando banderas que la UCR no negocia, aunque vengan degollando. Si hubo, o no, una operación política entre los camioneros de Hugo Moyano y el intendente Gustavo Pulti, ya es casi anecdótico. Baragiola tendrá su prueba de fuego cuando exponga su candidatura a la voz de la democracia: las urnas, ese veredicto inapelable.
Pero si puertas afuera, se exhibe un marco impropio de un órgano que debe exhibir responsabilidad, seriedad e institucionalidad, como el Concejo Deliberante, es poco edificante para su papel mantenerse como una expresión del caos, del conflicto y dañando su propia imagen, dando lugar a un estado de sospecha permanente.
Esta página debe dejarse atrás cuanto antes. Desde 1983, se ha mantenido la regla de ejercer la presidencia del HCD a la fuerza política ganadora de la última elección, en este caso la UCR. El cuerpo deliberativo ya decidió desplazar a Baragiola, por una conducta políticamente impropia, no es un delito, sino un desliz desafortunado, que no es precisamente tranquilidad lo que inspira, y sus pares así se lo hicieron saber y actuaron en consecuencia.
Acción Marplatense no debe inscribirse en una carrera de la cual ya quedó afuera de los registros, con el 16 % y 70.000 votos menos, es una aventura obtener una representación alejada de la elección de la gente. Lo del Frente Renovador, y las aspiraciones de Cristian Azcona, no está en el manual de las mejores opciones, casi un intrépido que medido está en el 10 % de los votos. Por más que las ambiciones y las aspiraciones sean respetables, no es bueno que el manoseo permita detentar más señales de falta de institucionalidad.
La UCR no logra zanjar las diferencias internas, pero las divisiones surgen a partir de cómo se maneja el devenir del futuro, frente al inestable equilibrio de Baragiola. Puertas adentro todos sienten que tienen su espacio ganado y en política la detección de la oportunidad es un mérito que cotiza como el bleu.
El radicalismo sufre la remezón de un sismo, pero sin embargo nadie aporta su cuota de mesura, frente a lo que amenaza convertirse en un riesgo cívico. Desde el resto de los bloques en el HCD (incluido Acción Marplatense) e integrantes de fuerzas del FAUNEN, las fichas se juegan y/o prefieren, en favor de Cristina Coria, que ha ganado consenso a través del diálogo y fomentar la integración, valores que no todos tienen en cuenta. A Maximiliano Abad, no lo inquieta ni lo desvela, por lo menos aparentemente ocupar la presidencia del HCD, está en otro tipo de construcción que vive episodios muy dinámicos, en un escenario que se modifica con el correr de las horas y pasa por otros andariveles. El doctor Abad, ha sumado mucho en la consideración de las franjas radicales en elecciones celebradas en el Colegio de Abogados y en el reciente acceso del Dr. Piedecasas al Consejo de la Magistratura. La presidencia del HCD es una chance que no puede quedar ni en manos del oficialismo ni en la avaricia de poder, que se procura consumar desde el Frente Renovador, con una aventura de Azcona que obedece presumiblemente a otra gesta política por venir, luego del fin de temporada alta, cuando ya transcurra la vida normal de los marplatenses.
Jorge Elías Gómez
Foto: Twitter HCD