Mar del Plata y Batán, están en la cuenta regresiva, de una de las sesiones más escandalosas desde la restauración de la democracia en 1983. Inexorablemente el oficialismo con sus trece concejales, hará uso y abuso de una legitimidad que ya no lo respalda. Es un gobierno que ha comenzado su retirada.
No obstante sus necesidades de caja son perentorias, y por lo tanto un aumento de tasas, y otras medidas se vuelven impostergables. Si bien están dentro de los plazos legales, llegan con lo justo, en la práctica ya no tienen tiempo. Aprobación del presupuesto y asamblea de mayores contribuyentes, a menos de 30 días de la expiración de los mandatos de los seis concejales que dejará el oficialismo.
Ya es una falta de respeto, que no haya debate en comisiones de la ley madre de toda administración pública. Tampoco hay información sobre los ejecutados en 2013 ni de las rendiciones de gastos respectivas. La mayoría automática se aplicará “manu militari”, después se enterará la población cuando lleguen las boletas de TSU y Derechos Municipales.
Esto se convertirá en una verdadera afrenta, al normal desenvolvimiento de las instituciones democráticas. Será la sesión de la vergüenza, con un presidente del Concejo Deliberante, doctor Ariel Ciano, que deberá responder por el manejo del cuerpo deliberativo, convalidando una verdadera exacción a los bolsillos de los contribuyentes, que por otra parte atraviesan por una de las situaciones económicas, francamente en deterioro en todos sus órdenes.
Existe un total hermetismo sobre cuál será en definitiva el aumento que impulsará el D.E., a pesar de que no tiene márgenes de consenso, deberá asumir la responsabilidad de conducir un ejercicio del año 2014, con gastos y una recaudación francamente improbable. Aplicará la tasa de inflación del INDEC de Moreno y el valor del dólar a $ 5,90, estimando una cobrabilidad superior al 58 %, que sin embargo sigue cayendo por una evidente merma en la actividad comercial en todos los órdenes.
BASSSSTTAAAAA de nombramientos ,siguen nombrando gente , nadie los puede parar. Estamos hartos