Hace pocos días, en el Colegio Gianelli de Mar del Plata se produjo un hecho de cultura barrabrava, que se ha instalado en la última parte de la denominada Década Ganada en el país, que realmente nos llenó de asombro.
Algunos padres culpaban a una maestra de abusos, los cuales todavía no están muy claros desde el qué y el cómo, pero lo cierto que esto despertó una suerte de ira por parte de este grupo, que terminó en rotura de vidrios, elementos diversos pertenecientes al Establecimiento y otra serie de deterioros, etc. Pero ahí no termina el problema.
Por otro lado, surgió un grupo de padres que pensaron que dicha medida adoptada por ese grupo de padres era destemplada, con argumentaciones que partían desde la mala interpretación de los hechos que le atribuían a la maestra, hasta el cuestionamiento de la metodología. Y así no terminó la cosa.
La falta de coincidencias terminó en una batalla campal entre los dos sectores, donde abundaron trompadas donde participaron varones y mujeres, insultos y hasta la presencia de un individuo armado con una pistola 9 mm. que se comprobó había sido robada a un policía de la Provincia de Buenos Aires y que tuvo el mal tino de matar de un balazo a un perro que merodeaba alrededor de la gresca, pero ya estamos tan condicionadas y tan adaptados culturalmente a ver esto a diario que seguro más de uno habrá reflexionado “Que suerte que mató un perro y no una persona”. Siempre vemos a través de los noticieros de TV que los perros siempre andan merodeando en estas trifulcas, movilizaciones u otros actos similares.
Y al otro día la vida siguió su curso normal. Si así se le puede llamar estar inmerso en una cultura de esta índole y habrá que esperar que se produzca otro altercado similar, que seguramente no demorará mucho tiempo, para que los medios de comunicación nos vuelvan a informar otra aberración similar a la ocurrida.
En medio de este acontecimiento, nos enteramos que la Presidente anunció que trasladaría las instalaciones de la Secretaría de Cultura a la Villa 21 y me parece muy coherente la medida adoptada. Si hemos permitido que el narcotráfico se trasladara a nuestro país, si el consumo y la venta de droga es cosa corriente, si el corte de calles es un hábito cotidiano, si el acampe con corte de calles frente a los edificios públicas es rutina. ¿Dónde quieren que pongan la Secretaría de Cultura? Y aclaremos que esto no es discriminatorio, porque pobreza y dignidad no están reñidas, ladrones y clases sociales tampoco están reñidos, con una diferencia, que si sos funcionario y vivís en Puerto Madero o Nordelta la justicia no te llega nunca y si sos pobre y de una villa sí. Así siguen andando las cosas.
El país barrabrava que culturalmente se ha modelado no tiene reflejo ni en Australia ni en Canadá y quizás en ningún lugar del mundo, perfil de país al cual le hemos agregado un condimento de maras y le estamos robando el aderezo de República.
Como aconseja Laclau, “El conflicto debe ser permanente, lo que está unificado debe desunírselo, y las cosas deben ser blancas o negras”, el monarca ya sea impuesto por un golpe militar o impuesto por la mayoría de votos debe ser el único interlocutor
Claro, cómo nos va a llamar demasiado la atención de lo acontecido en Colegio Gianelli. Entonces siga y dale.
Jorge Elías Gómez
jgomez@mdphoy.com