José María Núñez Carmona, el socio de Amado Boudou, todavía no sintió el golpe anímico de la cárcel, aunque lleva tres días encerrado en una de las celdas del Hospital Central de la cárcel de Ezeiza, sin contacto con otros presos ni visitas. El fin de semana ocupó su tiempo en la lectura. Diarios, revistas de espectáculos, y expedientes judiciales, fueron parte del menú. Superado el impacto de la detención, enfocó su energía en el juicio de Ciccone. “Está ansioso por hablar”, le dijo a Infobae su abogado, Matías Molinero, que lo visitó el sábado y nuevamente este lunes. En cambio, Amado Boudou ya declaró dos veces y pidió que mañana no lo trasladen a Tribunales.
Nñuñez Carmona es verborrágico y además está furioso con la decisión del juez Ariel Lijo. Esa combinación podría jugarle una mala pasada a la hora declarar en el juicio por el caso Ciccone. Su decisión igualmente es hablar en la audiencia de mañana, en la que también está citada la ex mujer de Alejandro Vandenbroele, Laura Muñoz.
El socio de Boudou comenzó a sospechar que podría terminar detenido recién el jueves a la noche, mirando el programa Animales Sueltos. “¿Somos nosotros?“, le preguntó a su abogado cerca de la medianoche. Se fue a dormir sin certezas.
Cuando lo fueron a buscar, a la mañana siguiente, estaba solo en su departamento, a 50 metros de la vivienda del ex vicepresidente. A esa misma hora, efectivos de la Prefectura ingresaban al departamento de Boudou. Antes de las 7 de la mañana, la mujer del ex funcionario, la ex diputada mexicana Mónica García de la Fuente, llamó a Guido Forcieri, uno de los procesados por el caso Ciccone. Cuando intentaron comunicarse con Nuñez Carmona, ya era tarde.
Reingresar a su departamento no fue sencillo porque tiene un sistema de apertura con huella digital. Un amigo tuvo que rastrear a la empleada doméstica, la otra persona autorizada para acceder a la vivienda. Así lograron retirar algo de ropa y documentación que había quedado en la mesa del comedor.
El socio de Boudou, al igual que el ex vicepresidente, está furioso con la filtración de las imágenes del arresto. “Los de la Prefectura hablaron por teléfono con alguien del juzgado y recibieron la orden de sacarme las fotos”, se quejó este fin de semana en la soledad de la cárcel.
El vicepresidente también se quejó del “show” que se montó en torno a la detención. Su estado de ánimo no es el mejor. De hecho, pidió que su mujer, embarazada de cinco meses, lo visite todos los días en el penal.
Ambos apuestan a que la Cámara Federal revea la decisión de Lijo. Los camaristas que deben decidir son Jorge Ballestero y Leopoldo Bruglia. En Comodoro Py ya comenzaron las charlas informales para intentar llegar a un voto unánime.