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Cara de Piedra

Hay personas que con el paso del tiempo se convierten en personajes. Mutan, se transforman. Logran esa idolatría única en base a resultados, a conducciones que muy de ves en cuando dan el resultado esperado o porque no apelando a toda su sabiduría a través de los años.

Dibujo

Con el tiempo pasan a ser superhéroes. Aquellos indiscutibles por el público que los glorifica de tal manera que parecerían tener más poder que el primer mandatario Ruso. A algunos los acompaña la suerte que en reiteradas oportunidades maquillan los errores y horrores por malas decisiones o desaciertos a lo largo de la vida.

En nuestro país engrandecemos a cualquier personaje que nos de una alegría o solo manifieste alguna frase risueña que se imponga en el común de la sociedad. Son los intocables. Revestidos con una coraza impenetrable, con la cual absolutamente nadie los puede castigar. Ni que hablar cada vez que se dan a conocer. Los observamos con detenimiento y tratamos de comprender y analizar lo que dicen como si fueran ingenieros nucleares recién llegados de la NASA.

“Hice una práctica, y tuve acá un problema, no fue ni con mi hermana o sobrina, fue una problema de salud de una persona privada. Y le dije al presidente de Aldosivi, le comenté el problema que tenía y me vine para acá. En Buenos Aires puedo trabajar”.

 

Son personas y punto. Se equivocan. Cometen errores. Son terrestres y habitan cerca de nosotros. Es por esto, que el hecho de no ser un superhéroe los condena. No tienen capa, de ninguna manera tienen poderes exóticos, no poseen espada, y parece que carecen de palabra, de códigos a la hora de afrontar lo que se firmó.

“No tengo problema en dirigir a Racing el domingo frente a Estudiantes”

¿A donde quedó aquel hombre honrado, de voz ronca y pelo enrojecido, que parecía tener la humildad como carta de presentación?

Se esfumó en 30 horas. Firmó, se calzó el camperón para la foto, y se fue no más. Despavorido, con sus códigos a cuestas y sus maletas colmadas vaya a saber de que. Muy lejos quedaron la sonrisa, la voz ronca, el carisma, el pelo enrojecido y las esperanzas de contar con el personaje que ilusionó a más de uno.

¿Esta es la manera, sagrado “Mostaza”? ¿Donde quedó el diálogo y el respeto por los demás? ¿A quien convence este ídolo de papel maché que puede sacar adelante un plantel? ¿Se habrá creído lo de superhéroe? ¿O todavía vivirá de recuerdos bajo una estatua que lleva su nombre?

En la vida hay que vivir del presente y no de lo que sucedió alguna vez. Todos los días hay que tratar de aprender para no cometer errores significativos. Los que después te marcan a fuego para que te observen con cierta suspicacia y deslealtad. La falta de respeto no se negocia y las malas decisiones, a cierta edad, tampoco.

Éste actor de historieta de poca monta recién tiene la intro ni siquiera cuenta con un nudo y menos con un desenlace. Ya no es mas aquel chiquilín de barrio con pantalón corto pateando la pelota de media esquivando los problemas de la época.

La vida tiene esto. A los personajes con el tiempo los pone en su lugar. Los acomoda como si fuesen nichos de acuerdo a su manera de actuar. A la lealtad que uno cosechó durante tiempo. Al trabajo realizado con idoneidad, con ganas de crecer y de no claudicar.

Que sabrá de eso usted señor. Que sabrá de lealtad. Si lo único por lo que se lo recordará en la ciudad es por su “cara de piedra”, a la hora de actuar.

Un comentario

  1. ¿Con qué autoridad Aldosivi exige un cumplimiento de contrato, con qué autoridad exige legalidad si el mismo club no cumple con las resoluciones judiciales que lo obligan a detener la destrucción de la Reserva Puerto y rellenar la laguna del sector, que no le pertenece? Ni hablemos de la empresa Moscuzza…

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