Para quienes busquen otro teatro en Mar del Plata, uno alejado de las vedettes y los humoristas de turno, tal vez encuentren en Baraka una propuesta de interés. Desde el vamos, los nombres de Darío Grandinetti, Juan Leyrado, Jorge Marrale y Hugo Arana convocan a, por un lado, al prestigio de cuatro trayectorias destacadas; por el otro, a cuatro tipos que también se pueden dar el lujo de relajarse y no apelar a la solemnidad.
Un poco en ese estilo se puede ubicar a Baraka, obra que a partir de la próxima semana podrá verse en el Teatro Lido -Santa Fe 1751- de martes a domingos y bajo la dirección de Javier Daulte. La pieza se mete con el mundo masculino, el de las amistadas masculinas, a partir de cuatro personalidades embarradas en un presente diferente al que soñaron.
Pedro (Grandinetti) es un empleado municipal; Julián (Leyrado) es un hombre con fracasos matrimoniales y problemas ideológicos; Tomás (Marrale) es un abogado que intenta volver a la actividad después de su adicción a las drogas; y Martín (Arana) es un director de teatro que se oculta en su creatividad. Con humor, la obra observa la relación de estos cuatro personajes conflictuados con ellos mismos y, por consiguiente, con su contexto.
Baraka, el título de la obra, es una expresión marroquí que se refiere a un saludo y deseo de buena suerte. En ese juego de dobleces y dobles morales, entre la camaradería y las envidias, se potencia la calidad de cada uno de los protagonistas. Es que cada persona, a su manera y con sus limitaciones, ansiará el poder a riesgo de perder su salud emocional. El éxito y la consagración son otros temas que se abordan.
No obstante, se ha dicho que en la obra lo que termina prevaleciendo es lo que une a cada personaje con el otro. Al fin y a cabo amigos, más allá de las diferencias que puedan tener, se conocen desde hace 30 años y se juntan para solidarizarse con uno de ellos. A partir de allí, surgirán los contrapuntos.