Boca dio la talla en Rosario, una parada siempre rocosa, cuesta arriba y que este sábado sorteó con “mucha autoridad”, tal como lo definió el propio entrenador Diego Martínez en una conferencia de prensa en la que se lo notó a gusto con el equipo pero aun con la ambición de “seguir creciendo”. Con ese envión anímico, el plantel no paró la marcha y esta mañana ya volvió a presentarse en el centro de entrenamiento de Ezeiza para empezar a recuperar soldados pensando en la segunda fecha de la Copa Sudamericana contra Sportivo Trinidense del próximo martes.
El reloj apremia, no hay mucho margen de tiempo de preparación y por eso el correr de las horas serán trascendentales para que el DT, que pretende poner un once bastante similar al que venció 3-1 a Newell´s, sepa si puede contar sobre todo con aquellos futbolistas que terminaron tocados físicamente: Marcos Rojo (golpe), Lautaro Blanco (calambre en el gemelo) y Cristina Medina (traumatismo en la rodilla).
Claro, otro nombre a tener en cuenta es el de Edinson Cavani, quien no estuvo en el Estadio Marcelo Bielsa por esa molestia muscular que lo obligó a salir con Racing. En Boca son optimistas de que podrá regresar para el choque con el conjunto paraguayo (caso en el que ingresaría por Miguel Merentiel), pero si no está al 100% el DT no tienen ninguna intención de arriesgarlo.
La misma premisa corre para el resto de los que ayer fueron titulares contra la Lepra: el que no llegue en óptimas condiciones, descansará; el cuerpo técnico no quiere sufrir más lesionados en esta recta decisiva de la Copa de la Liga, con la Sudamericana en el medio, y por eso el plan es poner lo mejor siempre y cuando no haya riesgos.
Así las cosas, el entrenamiento del lunes será decisivo para que Martínez evalúe a los que más minutos sumaron recientemente y decida si están para una nueva batalla o si lo más acorde es buscarles un reemplazante para el duelo del martes en la Bombonera.