El corte de Patricio Garino hace 3 semanas en Orlando Magic de la NBA fue, como ocurre muchas veces, una mala noticia en el momento que se convierte en una buena más adelante. Porque pasados estos días, las opciones que le surgen al argentino para la 2017/18 son muy atractivas (España, Grecia, Italia), una sobre todo.
Y es que Pablo Prigioni lo quiere en el Baskonia, nada menos. El cordobés, tras perder a Hanga, necesita más perimetrales que le den agresividad en defensa y Garino cubre todos los méritos: es bueno en ese aspecto, tiene la intensidad que Prigioni quiere y entra dentro de los parámetros presupuestarios del Baskonia, que no tiene dinero para tirar al techo.
Garino, para llegar a Baskonia, debería tener pasaporte comunitario, más allá de que los vascos tiene hoy solo un extranjero en el plantel (McRae), pero a futuro lo ven como algo decisivo. Y aquí está la otra buena noticia. Si no pasa nada raro, en una semana Pato tendrá su pasaporte italiano.
De concretarse lo de Garino, el Baskonia se convertiría definitivamente en una sucursal de Sudamérica en la ACB y Euroliga: tres bases (el brasileño Huertas, el uruguayo Granger, el argentino Vildoza), más Garino y Prigioni. Históricamente, nadie puede decirles que les haya ido mal con esa fórmula.
En su época dorada, llegó a tener 5 argentinos al mismo tiempo en la 2001/02, cuando ganó la ACB 3-0 al Unicaba en la final: Andrés Nocioni, Luis Scola, Hugo Sconochini, Fabricio Oberto y Gabriel Fernández. Quién dice que no pueda empezar otra buena etapa.
Si se concreta la operación, la única mala noticia sería que Sergio Hernández perdería otro soldado para las dos primeras ventanas de FIBA clasificatorias para el Mundial de China 2019, ya que los equipos de Euroliga, como los de NBA, no cambiarán su calendario para permitir que sus jugadores concurran a sus respectivas selecciones.
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