Con solo 65 actas por computar, el candidato de izquierda Pedro Castillo seguía primero en el escrutinio del balotaje presidencial de Perú pero ante la inminencia del final del conteo la tensión creció aún más con denuncias de fraude de su rival, la exlegisladora de derecha Keiko Fujimori, marchas de ambos partidos en las calles y renovados llamados a la calma del Gobierno.
Con el 100% de las actas procesadas pero con el 99,925% contabilizadas porque la justicia electoral aún está pronunciándose sobre pedidos de impugnación, Castillo obtenía 8.832.296 votos (50,141%), a una corta pero estable ventaja de los 8.782.586 votos (49,859%), según la última actualización de la Oficina Nacional de Procesos Electorales de Perú (ONPE).
Cuanto más se acerca al 100% el escrutinio, más crece la tensión en Perú.
En la semana, Castillo se proclamó ganador y pidió esperar el pronunciamiento oficial de los entes electorales con calma, pero “alertas”. En paralelo, Fujimori comenzó a denunciar “indicios de fraude” y pidió anular unos 200.000 votos.
Este sábado al mediodía, tras un avance en el conteo a la mañana, Fujimori, quien el lunes enfrentará en la Justicia un nuevo pedido de prisión preventiva por un caso de corrupción, volvió a la carga con sus denuncias de fraude en una conferencia de prensa.
“Hay fraude en la mesa, manipulación en mesa”, “hay hechos muy graves en esta última etapa” del conteo de votos, denunció frente a la prensa extranjera, aunque luego afirmó: “Voy a reconocer los resultados, pero hay que esperar el final”.
Sin embargo, sus denuncias no han tenido eco más allá de su fuerza y sus seguidores.
El viernes, el titular del de la misión de observadores de la OEA en Perú, el excanciller paraguayo Rubén Ramírez, presentó su informe preliminar y, en consonancia al resto de las misiones externas que fiscalizaron los comicios, destacó que “no han detectado graves irregularidades”, según la agencia de noticias AFP.
Pero con el escrutinio avanzando muy lento, las denuncias y los rumores no paran de multiplicarse en Perú, alimentando un clima político cada vez más tenso.
El expresidente de Bolivia Evo Morales denunció que “detrás de la revisión de actas de votación en el Perú se esconde un plan golpista para robar el triunfo al pueblo peruano que eligió su gobierno en las urnas con dignidad y soberanía” y alertó: “Este es un ataque a la democracia que atenta contra la estabilidad regional”.
Ya en la semana, los presidentes de Argentina y Bolivia, Alberto Fernández y Luis Arce, respectivamente, habían saludado a Castillo por el balotaje, a lo que le siguió una carta pública de varios exmandatarios, en su mayoría de derecha, que reclamaban no declarar ni ganadores ni perdedores aún, en línea con lo reclamó Fujimori en su conferencia de prensa.
La “izquierda internacional está interviniendo” en los comicios en Perú, denunció la candidata de derecha y también acusó al presidente Francisco Sagasti de “interferir” por su llamado a “respetar el proceso electoral”.
Además cuestionó al Jurado Nacional de Elecciones (JNE) por su negativa a ampliar el plazo para presentar impugnaciones, que venció el miércoles pasado y que ya le había permitido entregar cuestionamientos a cerca de 800 actas, un número que las propias autoridades electorales reconocieron como inusualmente muy alto.
El sábado los peruanos vivieron horas de mucha tensión cuando el JNE primero acordó ampliar ese plazo para que se puedan presentar nuevas impugnaciones y, ante las denuncias públicas de Castillo, su partido Perú Libre, e incluso editoriales y columnas en los medios de comunicación, luego dio marcha atrás.
Las impugnaciones de menos de un millar de actas están siendo analizadas y del tiempo que se tome el JNE para dirimirlas todas dependerá de cuándo se conozca el resultado definitivo y se proclame un ganador.
Ante la posibilidad de que el conteo de las últimas actas tome unos días más y frente a la escalada verbal cada vez más preocupante, esta vez fue la primera ministra Violeta Bermúdez la que pidió “calma” y “paciencia”.
“Quiero aprovechar para llamar a toda la ciudadanía a tener calma, tranquilidad. Lo que más necesitamos en este momento en nuestro país es un poco de paciencia”, exhortó mientras recorrió los centros de vacunación contra el coronavirus, que empezaron a atender a mujeres embarazadas mayores de 18 años y con 28 semanas de gestación.
De hecho, poco antes, el ministro del Interior José Elice había advertido que no permitirían movilizaciones o actos que afecten o interrumpan el proceso de vacunación contra la Covid-19.
Sin embargo, la movilización de seguidores de Fujimori y militantes de su partido Fuerza Popular (FP) hacia la zona limeña Campo de Marte terminó provocando el cierre de un vacunatorio y el traslado de las personas con turno en esa sede a otros centros, según el portal de periodismo de investigación Ojo Público.
Tanto FP como el partido de Castillo, Perú Libre (PL) convocaron a marchar en Lima, la capital, y ambos casos la consigna fue la misma: hacer respetar los votos.
“Compatriotas: que la movilización pacífica exprese al Perú y al mundo nuestras esperanzas de un cambio hacia un país más justo. Ante quienes quieran provocarnos, ofrezcamos nuestra alegría y respeto. Mi corazón con ustedes. ¡Mucho ánimo!”, escribió Castillo en su Twitter, poco después que un grupo de sus simpatizantes se cruzarán con seguidores de Fujimori cerca de la sede del JNE, generando un momento de tensión, pero sin violencia.
Finalmente se concentraron frente a la sede capitalina de PL.
Mientras tanto, en la Plaza Grau, Fujimori misma encabezaba otra manifestación.
La candidata arrancó prometiendo respetar “los resultados finales”, pero luego arengó: “Lo que no puede pasar es que quieran esconder todas las trampas que han hecho en la mesa, lo que no puede pasar es que quieran callar nuestra voz, nosotros no vamos a permitir que el Perú se convierta en la Venezuela chavista o de Maduro que llevan 50 elecciones manipulando el voto”.
En la escalada de tensión, sus seguidores no solo se movilizaron “en defensa del voto”, como ella pide. El sábado, un grupo llegó hasta el domicilio particular de José Domingo Pérez, uno de los fiscales que lleva adelante la investigación por el llamado Lava Jato y que busca la detención de la exlegisladora, y otro se plantó ante la casa del director del diario La República, Gustavo Mohme, disconforme con el tratamiento del medio al proceso electoral…