Alvarado se reencontró a sí mismo, pudo respirar, pudo reír y llorar de emoción. No fue una tarde-noche más en el Minella porque el equipo marplatense superó a Quilmes con un contundente 3 a 0 por la fecha 34 de la Primera Nacional quedando el borde de salvar la categoría.
Más temprano había perdido Sacachispas y eso ya le daba una tranquilidad extra, pero tenía que ratificarlo en la cancha. El triunfo en Mendoza había sido solo una forma de empezar a crecer y esta tarde hizo estallar a la multitud que llenó la popular.
Fueron 10 minutos iniciales donde el rival, con su buen pie, trató de dominar el partido y así lo hizo, pero de a poco, los de Forestello se empezaron a acomodar en el desarrollo, a encontrar sus espacios y situaciones hasta que en una ráfaga, hizo lo que tanto le había costado en los últimos partidos: el gol.
A los 32 minutos, Nazareno Solís recibió dentro del área por izquierda y era una posición y situación similar a la que había tenido en el último partido en casa ante Nueva Chicago pero esta vez definió rápido y tomó caminando a Glell para el 1-0. El ex Boca fue hasta el borde del campo para celebrarlo con la hincha y sacarse la mufa en paralelo.
Cuando estaba terminando de acomodarse de ese golpe Quilmes, apareció el segundo gol. Otra vez fue con Solís como protagonista, esta vez con un centro llovido al corazón del área donde estaba el colombiano Jorge Ramos para cabecear de pique al piso ante un arquero que ya no tenía oportunidades. Delirio total tanto para jugadores como para la gente que podía celebrar un gran resultado ante uno de los protagonistas del certamen.
Claro, Quilmes también tuvo las suyas con el criterio en el manejo de Lamberti y lo punzante de sus delanteros. Solo exigió en una oportunidad de una volada de Pedro Fernández en un remate de media distancia pero lo hizo con solvencia.
La ventaja era buena, pero no podía descansar en eso el “Torito”. Coyette hizo tres cambios en el entretiempo incluido el ingreso de Mariano Pavone para tener más peso ofensivo, algo que le había faltado. Ahí fue cuando tomó más la pelota y salió a buscar el partido. Ahí empezó otra instancia de Alvarado que también demostró que sabe defenderse y contra-atacar; algo que hoy hizo con precisión también.
Pedro Fernández volvió a responder cuando lo llamaron ante un desvío a pocos metros del arco y el 1 respondió con una gran atajada en un momento donde el descuento hubiera complicado el desarrollo. Cuando podía, Alvarado iba por el tercero. Lo conseguiría con el ingreso de Mauro Valiente que bajó una pelota de pecho, se la dejó a “Coquito” Rodríguez y el 11 se la devolvió para que defina con clase al segundo palo de Glell.
Un 3-0 lapidario que ya dejó sin reacción a la visita. Pudo sumar minutos Julián Vitale volviendo de su fractura en el sacro, pudo disfrutar del momento y hasta casi anotar el cuarto. Leandro Vella se fue mano a mano con el arquero y la quiso picar por encima de su cuerpo, pero reaccionó bien para tapar el cuarto.
Con el pitazo final, hubo llanto, hubo gritos y emoción. Se sacó otra mochila importante de encima: ganar en casa. Y lo hizo ante un gran equipo como Quilmes y en el momento en el que puede encarar un poco más tranquilo el tramo final del campeonato.
Fuente: www.marcadeportiva.com