Un acalorado debate se disparó, en la última sesión del HCD, cuando al ocupar momentáneamente el estrado presidencial, el edil renovador Lucas Fiorini en su carácter de Vicepresidente Primero, el curul radical Mario Rodríguez volvió a la carga, como lo había hecho en ocasión de la elección de la Mesa Directiva, al cuestionar “la falta de autoridad de aquellos que han acompañado con su presencia en algunos actos en los cuales, claramente, se reivindicaba el terrorismo de Estado y la dictadura militar”.
El primero en salir a la palestra, en salvaguardia de los atributos y la honra del Vicepresidente Primero, sería el concejal de Acción Marplatense Héctor Rosso planteando que “retrotraer una discusión que se había planteado el 1º de abril y que, cada vez que el Concejo Deliberante sesione, se persiga a determinadas personas que ocupan la Presidencia me parece que no le hace nada bien, todo lo contrario me parece que es politizar determinadas situaciones”.
Rechazando el cuestionamiento del edil radical a la figura de su compañero de bloque, el presidente de la bancada renovadora, Cristian Azcona contraatacó descerrajando que “el Frente Renovador no trajo, a este Concejo, a una persona (en obvia alusión al polémico referente del Foro Nacional Patriótico, Carlos Pampillón) que vino diciendo a los gritos que acompañaba a una concejal (un tiro por elevación a Baragiola) y después hizo disturbios por lo que se lo declaró persona no grata”.
Cuando ya había vuelto a ocupar el estrado presidencial, el concejal Ariel Ciano, la presidenta del bloque radical, Cristina Coria, en uso de la palabra ironizó “espero que haya valido la pena, Señor Presidente, el sandwichito que se comió”, para luego sostener que “ninguno de los integrantes de este Cuerpo puede darse por sorprendido por las manifestaciones del concejal Rodríguez, que se había manifestado, oportunamente, en el momento que asumieron las nuevas autoridades. Y tampoco debe sorprender porque, en la sesión anterior, cuando por primera vez lo tuvimos al concejal Ciano sentado en la Presidencia, yo, también, tal vez con diferencia de tono, lo he cuestionado por la forma en que había accedido a la Presidencia. Lo que no quiere decir que lo vayamos a hacer en todas las sesiones, pero sentimos la necesidad de manifestar nuestra posición”.
“Todos tenemos un muerto en el placard…”
Comenzó a arder Troya, cuando intervino el edil kirchnerista Daniel Rodríguez, que emulando al Papa Francisco, instó a sus pares, a la reflexión: “el posicionamiento respecto a lo que pensaba de la figura o la historia, hablemos claramente, de Lucas Fiorini se manifestó en el momento de la elección y todos escuchamos al concejal Mario Rodríguez y, respetuosamente aceptamos su criterio. No es que lo compartamos, lo aceptamos. Y en merito a la convivencia y a lo que tenemos que construir como responsables políticos de esta ciudad, quizás nos callamos cosas que podríamos responder. Por eso llamo a la reflexión y pido que no entremos en este terreno, porque puede terminar mal la cosa y lo que callamos no lo vamos a callar…”.
Por su parte, el concejal de Acción Marplatense, Dr. Alejandro Ferro, avivaría la polémica, manifestando que no entendía “como proviene la acusación de este espacio, que está cerrando sus filas con un candidato que tiene relación directa con el proceso. Tanto es así que recién para dar alguna apreciación desde lo político, puse en el buscador Macri y la dictadura y era tanta la data que se me terminó la batería y se apagó celular…”.
A su turno, el concejal renovador Hernán Alcolea se sumó al esfuerzo del edil del Frente para la Victoria por apaciguar los ánimos, sin dejar de resguardar la figura de su compañero de bloque. “Yo doy fe que el concejal Fiorini siempre se ha manejado dentro de la democracia. Además por un tema generacional, cuando fue la dictadura yo tenía quince años, y Fiorini creo que no tendría cinco o menos. No sé si estoy haciéndote más viejo, Lucas. Para no excederme en la verba y decir una enormidad, me auto limito a decir que es una enormidad mezclar una cosa con la otra. Comparar al concejal Fiorini con la dictadura, como dice, a veces, el concejal Ferro es como mezclar papas con batatas”.
Finalmente, el intento del Rodríguez contemporizador tendría su efecto sobre el ímpetu inquisidor del otro Rodríguez, quien se avino al armisticio, aunque no pudo ceder a la tentación de traer a colación que el ahora edil massista había ocupado, en las elecciones del 2003, el cuarto lugar en la lista de diputados provinciales de Acción Federalista por Buenos Aires.
“Tengo un enorme respeto por el concejal Daniel Rodríguez, más allá de los disensos que podemos tener, me parece que uno de los desafíos que tenemos, en este tiempo, es asegurar la convivencia entre nosotros. Sinceramente voy a atender el consejo del concejal Rodríguez, pero no me pidan que cambie ninguna de mis convicciones con las que me he desenvuelto durante toda mi vida política. No quiero cargar más polémica a este Concejo. Y si bien es cierto que todos tenemos un muerto en el placard, ¡yo no me imagine jamás siendo candidato a diputado provincial en la lista del ex represor Luis Abelardo Patti!”, afirmó.
El concejal Azcona festejaría el armisticio sellado en aras de garantizar la convivencia en el Cuerpo, y con la misma delicadeza que se pasea el elefante por el bazar, le arrostraría al radical: “yo tampoco me imagino al Frente Renovador acompañando a Macri, no lo hicimos ni lo vamos a hacer”.
“Nunca digas nunca”, farfulló un asesor boina blanca con la lapicera en la boca.
El debate sería cerrado por Fiorini, quien dando por pagado su derecho de piso para sentar sus posaderas en el sillón presidencial, toda vez el titular del Cuerpo sea apremiado por sus necesidades fisiológicas, replicaría, al fin, que “con respecto al tema de derechos humanos, por supuesto, tengo una visión de la barbaridad que sucedió en los 70. Y no quiere decir eso que uno suscriba la forma que tiene de plantear las cosas el gobierno nacional, como tampoco lo hace el radicalismo que tiene sus diferencias, y no por eso uno puede ser acusado de estar defendiendo el terrorismo de estado. A veces, me sorprende la agresividad que veo en algunos discursos porque pueden ser la antesala de otras cuestiones. Tengo la conciencia tranquila y, a veces, también tengo la sensación que se tratan los temas con mucha hipocresía…”.
Roberto Latino Rodríguez