Juntos han caminado de la mano políticamente los últimos 6 años. A tal punto que Montenegro lo catalogó a Abad como su único socio político en General Pueyrredon, y esa sociedad tuvo manifestaciones por doquier desde el Departamento Ejecutivo y el Concejo Deliberante, que no han resultado gratuitas para los contribuyentes. Hoy los ayuntamientos políticos dan tela para los desvíos ideológicos y afinidades.
Según publicó la Agencia Nova con el título ¿Se rompe o se dobla? Abad quedó en la mira y pierde imagen en la interna radical bonaerense, el contenido dice textualmente lo siguiente:
La ruptura del bloque de diputados en el Congreso tuvo su correlato bonaerense. Cuando los cañones de los opositores pelucas apuntan a Martín Lousteau, el hombre fuerte del radicalismo de la provincia, Maximiliano Abad, quedó en evidencia.
La fallida elección interna que podía generar un ensayo de unidad terminó con un proceso judicial y una virtual victoria de Miguel Fernández, aún reconocida en off por algunos representantes de la lista de Pablo Domenichini.
Una de las premisas que marcó la campaña del oficialismo bonaerense fue “unir los bloques legislativos”. En ese sentido, la crisis nacional de radicalismo tendrá su batalla en la provincia. Los bloques ya rotos mantendrán su disolución y preparan un embate en los diferentes órganos partidarios.
“Nadie se quiere quedar sin el sello radical, son ellos los que abandonaron las banderas”, acusan cerca de los hermanos Manes, acusando al sector de Maximiliano Abad de tener sintonía fina con los libertarios.
El análisis que hacen de la elección es que, si bien la junta partidaria les dio la derrota, sienten que el “verdadero perdedor fue Abad”. “con el resultado de la elección, los afiliados vieron que el sistema Abad está acabado. No puede ser el candidato a gobernador como quiso”, cierran.
Dentro de las filas del oficialismo corren la voz que Abad no pudo garantizar las urnas en el Conurbano. “Tuvo que hacer una alianza con Posse, que lo bastardeó toda su gestión, hasta le quitó el apoyo y perdió su distrito por sus vínculos con el PRO, para que le fiscalicen la Primera Sección y le garanticen esos votos”, le dijeron a NOVA un oficialista desencantado.
Lejos de Abad dicen que la intención del marplatense es “entregar el partido a los libertarios” y que el objetivo es conseguir una promesa para “renovar” las bancas legislativas. “Quiere ser parte de un frente opositor, pero en esta quiere llevarnos como cola del PRO, que ya es la cola del león”, reprochan.
Para el escenario actual, Abad es la cara bonaerense de la ruptura del radicalismo y generará que la cara de Miguel Fernández, un hombre de consenso en todos los sectores boina blanca, quede como el presidente que tuvo la última ruptura grande en la provincia.
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