Es como atar el perro con chorizos. El robo de la caja con la recaudación del Teatro Colón, por segunda vez en poco tiempo, está rodeado de particulares características. Una de ellas es que la inseguridad y el delito golpea una vez más al estado municipal. Otra, es que se cometen a escasos metros del despacho del intendente, prácticamente en el mismo complejo de edificios. Todos estos hechos, como los que ocurren en Mar del Plata tienen un denominador común, hace más de dos años que el cargo lo ocupa el doctor César Ventimiglia, proveniente del Partido Comunista, y que el intendente Pulti lo designó como Coordinador del Programa de Protección Ciudadana.
A Ventimiglia lo mandan a espiar y toca al timbre. No es una exageración, es el funcionario público que tiene la responsabilidad de actuar como nexo entre la población la policía, el poder judicial y el poder político, y administrar fondos. Que la tarea es compleja es indudable, que está generalizada la problemática, también es indudable, ahora de lo que existen serias dudas, es sobre si Ventimiglia brinda las respuestas que los vecinos necesitan. Habría que hacer un inventario, un balance de la gestión de Ventimiglia, considerando precisamente que la seguridad no es un show, pero tampoco es posible que se la tomen para la joda. Ya en un hecho inédito voló un jefe Departamental en pleno enero, lo cual no es normal en la mayor ciudad turística del país.
Su reemplazante el comisario Maggi, se pasó de rosca. A Negretti lo torturaban por su falta de comunicación con las entidades intermedias. Maggi se reunión con la CGT y la UCIP, se seguirá reuniendo y haciendo aspavientos seguramente.
Es necesario que la población conozca que en primer lugar lo que se requiere de un jefe de policía del rango de Maggi, es que sea político no policía. El gobernador Scioli y el ministro Casal necesitan oxígeno ante una situación desbordante, entonces necesitan un político para que todo siga como está. Por ejemplo que roben otra vez en el teatro Colón, pegado al despacho del intendente. ¿No hay cámaras de seguridad en el lugar? ¿Cuántas cámaras hay instaladas? Cuántas proveyó la empresa de Mario Montoto en la escandalosa licitación pública de oferta única? Cuántas preguntas y cuántas falta de respuesta de Pulti y Ventimiglia, el que va a espiar y toca el timbre. Y si no pregunten en el Teatro Colón.