A casi tres semanas de la promesa oficial de que los precios de los medicamentos bajarían a partir del primer día de este mes, en las farmacias no hay ni noticias del acuerdo que se habría firmado entre el Gobierno y la industria farmacéutica. “Son sólo anuncios, como pasa con la carne y otros productos. No recibimos nada y pienso que los precios no van a bajar”, opina un empleado de una farmacia cercana a la estación de la línea B de subte en Villa Ortúzar.
Dos empleados detrás del mostrador de una farmacia a media cuadra de la plaza Flores sonríen con la pregunta y una joven con delantal blanco que le está entregando un ticket a un cliente muestra el papel y dice: “Por acá, ni noticia de grandes cambios” (por el anuncio de febrero de que los precios se retrotraerían a diciembre, más un 4% de aumento ).
Con más o menos palabras, la respuesta se replicó en farmacias de Chacarita, Palermo, Paternal, Avellaneda y Vicente López. En las recorridas que LA NACION viene realizando desde enero, se puede oír la queja de los clientes: el gasto puede ser de hasta el doble que hace un año para los mismos productos, beneficios incluidos. Sólo entre Navidad y la segunda semana de enero, los precios “subieron seguro” un 20%, según precisa Antonia, de 68 años, en la puerta de una farmacia a menos de cien metros de la plaza central de Avellaneda. “Con mi nieta hicimos la cuenta”, aclara enseguida.
Pero basta tener que esperar ser atendidos en una farmacia para ver la sorpresa o la duda en los clientes cuando escuchan lo que tienen que pagar por su receta. No son pocos los que comentan que el efectivo no alcanza, hay que echar mano a alguna tarjeta o dejar algún producto en el mostrador. Es que los valores superan toda previsión.
La Levotiroxina es uno de los 25 medicamentos que más se vendieron en 2013 (3,6 millones de cajas). Es de uso crónico y se utiliza para tratar el hipotiroidismo. La caja de 50 comprimidos de 125mcg trepó un 30% entre enero de 2013 y de 2014 (de 50,6 a 66 pesos). Hoy cuesta 73 pesos, es decir, casi un 45% más que hace un año.
Los 98 comprimidos de un fármaco de venta sin receta, muy utilizado para la prevención cardiovascular secundaria, o primaria en personas con factores de riesgo, costaba casi 18 pesos en enero del año pasado. Hoy, la caja de Aspirinetas es un 30% más alto: 26,34 pesos. Una variación similar tuvieron productos como los que se utilizan para el asma, o los anticonceptivos.
El antihipertensivo Atenolol Gador, del que el año pasado se vendieron 3,1 millones de unidades, aumentó un 27% (de 40,45 a 51,27 pesos) sólo entre diciembre y enero pasados. El fin de semana, su costo era de 47 pesos.
El antihipertensivo Losacor D trepó un 6% en menos de 30 días (de 240,6 a 264,4 pesos) y el precio de referencia del anticoagulante warfarina de Ariston aumentó un 21% en apenas cinco días de enero (de 135,4 a 164,32 pesos) para ubicarse entre los 151, 12 y 177,46 pesos actualmente.
Desde el Sindicato Argentino de Farmacéuticos y Bioquímicos (Safyb), también afirman que “los laboratorios no bajaron los precios de los medicamentos”, a pesar del compromiso oficial. Su relevamiento muestra que “sólo un laboratorio nacional cumplió con la reducción de los precios. Otros laboratorios bajaron su precio, pero menos que lo acordado. Sólo se verificaron bajas en productos de poca utilidad terapéutica”, aclararon con un comunicado.
El doctor Marcelo Peretta, titular del Safyb, comentó que las estimaciones mostraban que los productos para las dolencias agudas no estacionales (antibióticos, analgésicos o antialérgicos, por ejemplo, que se utilizan todo el año) habían subido un 8% en 2013, pero los de uso agudo estacional (en el invierno, por ejemplo) lo habían hecho un 25% y los de uso crónico, un 22 por ciento.
“El precio lo pone el laboratorio, que además fija la ganancia de la droguería y de la farmacia -agregó Peretta-. Por cada 100 pesos que cuesta un medicamento, el 82% se lo queda la industria farmacéutica, el 5% la droguería y el 13% la farmacia. La desproporción no tiene correlación en ninguna parte del mundo.”
Cristina Kroll, directora de PharmaBiz, un sitio de Internet especializado de noticias sobre industria farmacéutica, también comprobó la realidad de los números: “Hubo bastantes aumentos entre diciembre y enero”, dijo a LA NACION. Lo mismo confirmaron fuentes de las cámaras que integran los laboratorios nacionales y extranjeros, y cinco fuentes de la industria y las droguerías.
“Con la salida de (Guillermo) Moreno -indicó Kroll-, los laboratorios, más relajados, empezaron a aplicar los aumentos. Varias cadenas de farmacias dicen que [en diciembre y enero] recibieron distintas listas de precios. Hubo muchas reuniones de la industria; como está retrasada seis años, quiere recuperarse. Desde el lugar de los consumidores, es un problema, pero para la industria es una actualización de precios atrasados.”
Datos de la consultora internacional IMS Health describen una desaceleración del consumo de medicamentos en estos dos años con respecto al crecimiento promedio del mercado del 7 y 8% anual. El crecimiento del consumo cayó al 5% en 2012 y al 3,6% el año pasado.
¿Qué pasará el resto del año con los precios? Antes de los anuncios, las fuentes consultadas habían coincidido en que “es muy difícil” que los precios bajen. En la calle, la tendencia, por ahora, es así, salvo unas pocas excepciones.
Nación