En relación con los accidentes viales hemos escuchado con frecuencia “si se puede prevenir… no es un accidente”. En la mayoría de los casos, esto podría aplicarse también al accidente cerebrovascular (ACV), o ataque cerebral.
En términos generales, controlar la hipertensión arterial, controlar el colesterol y la glucemia sanguíneos, y evitar el cigarrillo, el sedentarismo y la obesidad son medidas generales para prevenir un “accidente” cerebrovascular.
Sin embargo, no siempre se tiene en cuenta que aun síntomas fugaces con recuperación completa, como la pérdida transitoria de la fuerza en un brazo o en una pierna, los trastornos en el habla o las alteraciones visuales pueden estar anticipando un ataque cerebral mayor con consecuencias potencialmente devastadoras.
La aparición de un síntoma neurológico como los referidos (que llamamos accidente isquémico transitorio o AIT) es una oportunidad única para que una consulta médica pueda evitar un ACV.
Los vasos sanguíneos que llevan sangre al cerebro pueden ser muchas veces estudiados para investigar si los síntomas se originaron a partir de ellos.
Existe también una fuerte conexión entre el corazón y el cerebro, con arritmias como la fibrilación auricular (a veces sospechadas simplemente por la aparición de palpitaciones o de un pulso irregular) que entrañan un fuerte riesgo de ACV. Otras alteraciones cardíacas (valvulopatías o insuficiencia cardíaca) podrán ser también pesquisadas a través de la consulta médica.
¿Cómo afrontarlo?
De producirse un ACV, el elemento clave para intentar resolverlo o limitar al máximo sus consecuencias es el tiempo. Se debe llamar inmediatamente al sistema de emergencias para llegar con la mayor urgencia a un centro asistencial donde se pueda realizar una tomografía computada.
De tratarse de un ACV por obstrucción de un vaso (el llamado ACV “isquémico”, que representa alrededor del 80% de los casos) habrá un período de hasta 4 horas y media desde la aparición del primer signo o síntoma para intentar resolver el cuadro.
En cualquier caso, la atención inmediata y adecuada podrá disminuir el riesgo inminente y las eventuales secuelas.
También para el ACV podríamos decir… “si se puede prevenir… no es un accidente”.
Dr. Pablo Corral.
Especialista Jerarquizado Clínica Médica.
Instituto Clínica Médica. ICM.
Rawson 1006.
B7600FZN Mar del Plata.
Argentina.
B http://doctorpablocorral.blogspot.com.ar/