Carta de Lectores

Francisco, ahí vamos

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Cuando trato de evaluar lo que nos sucede a los argentinos, a la Argentina toda y veo la figura señera del Papa, hoy ciudadano mayor del mundo, pero argentino al fin, pienso igualmente en su promocionada pasión por el fútbol (San Lorenzo en particular) y viendo estas señales, no puedo dejar de creer en una pasión mayor, su sentimiento por nuestra Argentina. Y lo sabemos bien, en la pasión se disfruta, en la pasión se sufre.

Algunos amigos históricos certifican que está al tanto de todo lo nuestro, por supuesto, no hace falta analizarlo, pero, al mismo tiempo, como gente de confianza, no pueden hablar mucho más de lo razonable sobre lo que conversan con el jefe de la Iglesia Católica, sobre ésta pasión.

Un jefe que va más allá, en su liderazgo, y que llega asimismo a la atención de aquellos que abrevan de otra religión o simplemente no creen en nada, pero pareciera que no se puede plantear que no creen en nadie, creen en este argentino.

Él tiene a la vista todo un planeta comprometido en tantos y diversos temas, excesivamente  manejado desde lo material sin contemplar el espíritu.

En este panorama mundial, tan difícil ¿qué estamos esperando en realidad de Francisco?

Ya lo dijo, “recen por mí”. Creo que detrás de ese pedido de ayuda espiritual hay mucho más, un hagan por ustedes y harán por mí.

Desde lo espiritual ¿qué estamos haciendo los argentinos? Y no hablo de rezar y esperar el milagro, hablo de encontrarnos para crear nuestro propio destino.

Hoy destruimos, nos deglutimos uno a otro. No hay sociedad. Cada uno, con las excepciones de las reglas, condenado a ser individuos tratando de salvarnos como podamos.

Al Papa, lo admiramos, esperamos su palabra ¿y de ahí? Sí, somos público pasivo y otra vez nos sirve esta personalidad nacida aquí, para analizarnos como los mejores del planeta Tierra y del universo todo.

El Papa tiene en sus manos el mundo, nosotros, simplemente, este territorio mal ocupado.

No esperemos de él, él está esperando de nosotros, nuestra reacción, nuestro encuentro. Hoy llegan sus palabras y luego vamos a ver cuál es la reacción mundial ¿y nosotros?

No puedo decir mucho más sobre lo que tenemos qué hacer cada uno, sería demasiado presuntuoso. Vale un examen de conciencia. Todavía estoy en mi test, en tanto, intento, trato, me equivoco, corrijo y busco.

Sí puedo pedir a quienes son nuestros pretendidos representantes, nuestros elegidos hoy, mañana quien sabe… Deben ganarse el “cielo” todos los días, esa es su exclusiva responsabilidad.

Cada uno, desde todos los niveles del Estado, debe dar el ejemplo. Desde el Ejecutivo, pensar en las culpas, corregir. Desde el Legislativo, basta de obediencias debidas, de uno y otro. Desde lo Judicial, quisiera que pensara cada uno de los jueces, fiscales, etc., que son responsables del futuro de sus hijos y no hablo de lo material, lo cada vez más tangible, una sociedad por hacer y que se recuerde esa gran lección de “ahora están golpeando mi puerta, ya es tarde”. Todos tenemos una puerta a la que pueden llamar, nadie se escapa, ni los hijos, ni los nietos. La justicia debe ejemplificar, debe fundamentar un futuro sin impunidad

Por esto, creo que no debemos ver si viene el Papa hacia nosotros, pienso que le debemos un ahí vamos, con una Argentina mejor. Es la forma de rezar por Francisco y su pesada carga universal.

Que lo de “buen año” no sea un simple deseo, sino una acción. Nos lo debemos para fundar nuestra felicidad y también la de Francisco.

MIGUEL TOSCANO

DNI 5.329.126

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