Un tanto inexplicable fue el empate que se trajo Alvarado ayer sin goles contra Ferro Carril Sud, en Olavarría, por el comienzo de la segunda rueda en la Zona B del Argentino B.
Si ante Bella Vista de Blanca Blanca, el fin de semana pasado como visitante, había realizado el mejor partido del campeonato aunque lo perdió (1-0), ayer hasta superó aquel despliegue. Otra vez no ganó, pero por lo menos volvió a Mar del Plata con algo.
El equipo de Gustavo Noto fue regular, homogéneo, aplicado, aguerrido y vertical. Prácticamente perfecto. Sólo tuvo una cuestión negativa: no convirtió. Aunque lo dejó todo, de principio a fin.
En el primer tiempo, lo superó en todos los aspecto al local. Mayor volumen de juego, mejor ubicación táctica (individual y de conjunto) y con llegadas claras. A los 7’, Pablo Wirsch (por inagotable y perseverante, la figura) recibió la pelota sobre el vértice derecho del área, giró y pasó a pura potencia entre dos rivales. Llegó al fondo y lazó un centro bajo peligroso, que Benítez logró dispersar de cabeza al córner, cuando por detrás Pereyra y Medina asechaban. Dos más tarde, Emanuel González hizo una chilena en tres cuartos y habilitó en profundidad a Pablo que, en la puerta del área, remató deficiente con derecha a la carrera, muy lejos del palo derecho. Y a los 18’, nuevamente Wirsch generó la más clara del período, tras aprovechar un corto despeje de cabeza por Ortíz, enganchó dos veces hacia el medio y le pegó con derecha, rasante, a milímetros afuera del palo izquierdo.
La única que tuvo Ferro fue mediante un pelota detenida. Barrientos envió el centro desde la derecha con zurda, Llull dudó en la salida, pero luego se redimió y atajó en dos tiempos un fortísimo cabezazo de Bisio.
Para el complemento Alvarado no fue tan profundo como en la etapa inicial, aunque siguió con la pelota en su poder y jugando en campo adversario. A los 14’ Pereyra, tras recibir dentro del área un lateral desde la derecha, con fiereza y velocidad pasó entre tres una jugadores, llegó hasta el centro rasante al medio que Coronda controló muy seguro.A los 14’ Díaz Rodríguez no llegó a conectar al lado del segundo palo un centro dividido de González desde la derecha. Noto empezó a poner más gente en ofensiva (terminó jugando con dos hombres de área: Villa y Vuoso, más Wirsch suelto) y, en muy pocas situaciones, quedó un poco descompensado en defensa. A los 34’ sufrió la primera peligrosa arremetida local, con una diagonal mortífera de Vivas hacia el área con pelota dividida, aunque Llull terminó achicando y tapando extraordinario el remate.
Pero sobre el final llegó lo inexplicable. A los 43’ un pelotazo largo quedó en los dominios de Vuoso dentro del área y este (con propiedad) cacheteó el balón con parte externa del botín derecho. La pelota estaba por meterse de emboquillada por Coronda volvió espectacular y la sacó por arriba. Y en el corner posterior, Erramuspe anticipó sobre el primer palo el envío de Burgos sobre la izquierda, pero Vuoso, sólo en el segundo, no llegó a conectar el balón debajo del arco, que le pasó entre las piernas.
Mientras que sobre la hora, tuvo la mayor falla Alvarado en defensa, con una errónea entrega de Serpillo, aunque Welschen, tras enganchar dos veces dentro del área, se la regaló la definición a las manos del seguro Llull.
Síntesis:
Ferro (O) 0
Marcos Coronda; Ayrtor Benítez, Juan Ortiz, Eduardo Bisio y Leonardo Arroyo; Maximiliano Garglianone, Joel Zalazar y Enzo Barrientos; Carlos Arena; Enzo Colombano y Marcos Welschen.
DT: César Arbío
Alvarado 0
Alejandro Llull; Leandro Serpillo, Ramiro Díaz Rodríguez, Esteban Erramuspe, David García Lorenzo; Martín Rolón, Gabriel Christovao y Cristian Medina; Emanuel González; Pablo Wirsch y Cristian Pereyra.
DT: Gonzalo Del Río (Gustavo Noto suspendido)
Supl. en Ferro: O. Vázquez; E. Suárez y D. Salguero. Supl. en Alvarado: G. Gatti y S. Fernández.
Cambios: en el ST, a los 11’ I. Burgos por González (A); 22’ J. Vivas por Colombano (F); 25’ J. Vuoso por Meidna (A); 37’ M. Villa por Pereyra (A).
Árbitro: Leandro Nocera.
Cancha: Domingo Colasurdo, de Olavarría.
Por Marcos Buenaventura
