Volvió a la realidad nomás. Aquella que se ha hecho una constante en el presente torneo Argentino B de fútbol para Alvarado. En los seis partidos que disputó, demostró que no puede mantener una estrategia y ritmo de juego durante 90 minutos. Y, casi siempre, ha jugado en los complementos muy retrasado y dando grandes ventajas en defensa. Algunas por bloppers; otras veces por desatenciones o errores básicos de concepto por parte de los jugadores.
Ayer volvió a acontecer. Y volvió lacerar en el seno del grupo. Hasta hirió con mayor profundidad. La derrota 3-2 ante Douglas Haig en Pergamino -tras ir ganando 2-0 en el primer tiempo- provocó la dubitación en el técnico Gustavo Noto sobre su continuidad.
Se trabaja y entrena mucho. Se analiza y prevé demasiado sobre el rival. Pero, en los fines de semana, por lo que tanto se “preparan” para que no pase, termina pasando. Vaya redundancia y juego del destino.
La primera parte ayer en el Miguel Morales fue brillante. Por entrega, ordenamiento táctico, golpes certeros en ataque y regulación del juego (una vez con el resultado a favor). A los 4’ Villa desnudó la falta de entendimiento en la dupla de centrales locales, tras cabecearles en el corazón del área un centro que lanzó González, aunque la pelota fue contenida por el arquero. También Cristian Pereyra (la figura en los primeros 45’) fue infalible y punzante con sus diagonales para generar faltas y abrir espacios en ofensiva.
Sobre los 12’ llegó la sorpresiva pero justa apertura del marcador por el visitante. Cardoso gestionó muy preciso y coherente a dos toques el avance, asistió en profundidad a García Lorenzo que mandó el centro al área sobre la izquierda. Martín Rolón apareció en el segundo palo, la recepción se le fue larga, pero sirvió fortuitamente para eludir al arquero de “sombrero”, quien tras chocar ante su compañero (Ramírez), posibilitó a que Martín punteara sobre la línea de meta al gol. Cinco más tarde llegó la “jugada” del partido. Tras una vertical réplica local, Romano tomó levemente por detrás a Defrancesco y el árbitro Ricardo Romero lo expulsó sin vacilaciones.
Noto inmediatamente metió a Erramuspe para mantener la línea de cuatro en defensa (salió Villa) y se basó en el “gran” sacrificio y la diferencia de velocidad que marcó Pereyra en ataque. Y el delantero a los 28’ puso el 2-0, mediante un notable desmarque y definición con derecha de aire ante el atónito Salvatore, tras un eximio centro combado de González desde la izquierda. Douglas no supo generar nada. Sólo encontró con remates desde media distancia por Levato, alguna tímida aproximación sobre Llul.
En el complemento, Alvarado volvió a “su realidad”. Quedó totalmente volcado con dos líneas de cuatro en su campo y Douglas lo fue arrinconando, gracias a la dinámica que le generó el ingresado Alexis Martínez. Que, a la vez, liberó para la creación a Quiroga. A los 13’ el “Rojinegro” descontó con la gestión de Quiroga y una espectacular doble pared entre Martínez y Defrancesco en puerta del área, que dejó al delantero sólo ante Llul para vulnerarlo con remate potente bajo. Diez más tarde, llegó el premonitorio empate, meced a una diagonal infalible de Martínez, que zigzagueando eludió a Serpillo y Erramuspe, para luego colocar el balón abajo, pegado al palo izquierdo.
Sobre el tramo final, una aberración defensiva de Alvarado, posibilitó una jugada individual magnifica de Sosa. Beneficiado por que los rivales lo “presionaron de a uno”, eludió a tres sobre el eje de cancha, no pudo hacer lo propio ante el achique de Llul; pero Defrancesco copó el rebote y, tras una “pisada” en el cuadro menor, la empujó al gol para el 3-2 a los 41’.
Alvarado ya no tenía respuestas físicas, tácticas ni futbolísticas para, aunque sea, pugnar el empate. Fue derrota, dolorosa sobremanera, que lo sigue hundiendo en la tabla y que parece empezar a cuestionar a varios integrantes de su plantel respecto a la continuidad de este paradigma.
Por Marcos Buenaventura