El próximo sábado 9 de junio, la Iglesia Catedral será nuevamente, el lugar donde se concentrarán miles de fieles para celebrar la Solemnidad del Corpus Christi. A partir de las 15, y presidida por Monseñor Antonio Marino, el Obispo de Mar del Plata; se desarrollará la única fiesta del año en la que se expresa la profunda identidad católica. Luego de la misa, como es tradición, se realizará la procesión con el Santísimo Sacramento por las calles de la ciudad.
“El lema que nos ilumina y acompaña en esta fiesta del Corpus Christi, está tomado del evangelio de San Juan, donde Jesús nos dice ´permanezcan en mi amor´. Quiere continuar el lema diocesano de Cuaresma y de Pascua, que decía ´creo porque soy amado´. La fuerza de nuestra fe está en el amor de Jesucristo, que nosotros confesamos en la eucaristía, y que ese amor hecho cuerpo y sangre de Cristo, lo llevaremos en procesión, como todos los años, por las calles de nuestra ciudad; alentando nuestro camino. Permanecer en el amor de Jesús, es nuestra fortaleza, alegría y es la luz para los momentos de oscuridad en la vida de las personas”, manifestó Monseñor Armando Ledesma, vicario general de la Diócesis de Mar del Plata.
Esta celebración congrega a todos los fieles de la ciudad; de las distintas parroquias, capillas, movimiento, colegios; que se unen para expresar esta verdad de fe: Jesús presente en el Santísimo Sacramento. Como es tradición la hostia consagrada es llevada por las calles del centro de la ciudad como manifestación pública del misterio central de la identidad católica; y también para poder bendecir a las personas, los trabajadores, los vecinos.
“El Santísimo Sacramento es sacado a las calles, de una manera real – porque está allí en la calle-, y simbólica porque es para toda la ciudad. Queremos que Jesús entre en las casas, en los lugares de trabajo, en los que deambulan por la calle; con su bendición, que es de poder y salvación, salud, libertad y alegría para todos. Que esta mirada misteriosa y real de Jesús en la eucaristía, pueda posarse en todos los rostros que andan por la ciudad, caminando en esperanzas, en alegrías y otros tantos rostros que caminan en el dolor. Por eso la procesión termina con una gran bendición que el Obispo da desde las escalinatas de la Catedral con el Santísimo Sacramento a toda la ciudad”, resaltó concluyendo Ledesma.