Por Mex Faliero
El comienzo oficial será a la tarde-noche con ¡Vivan las antípodas!, documental del ruso Victor Kossakovsky que ha sido elegido para la apertura del festival. Pero la acción comenzará al mediodía, cuando las proyecciones en las doce salas comiencen a desandar la actividad de este 26° Festival Internacional de Cine de Mar del Plata. Hasta el 13 de noviembre, la ciudad será epicentro, nuevamente, del debate cinematográfico. Hay que estar atentos.
Ya se anuncian algunas acciones protocolares, como el tren talgo que arribará a las 15:30 con funcionarios, actores y directores. De ahí se irán todos al Auditórium, donde un rato después se realizará la ceremonia de apertura. Se espera la presencia del gobernador Daniel Scioli, de la titular del INCAA Liliana Mazure, y obviamente del intendente Gustavo Pulti. Como es de esperar, las palabras están en el medio, haciendo ruido: lo que importa es el cine. Y durante una semana habrá bastante.
Si bien es cierto que se ha bajado un poco la cantidad de películas: se anunciaron 300 entre largos y cortos, con algo más de 600 proyecciones, esta nueva edición parece estar recortada por la misma tijera de las tres o cuatro ediciones. Hay algunas novedades, pero desde el traspaso de marzo a noviembre, Mar del Plata se ha convertido en una especie de resumen de lo mejor de otros festivales. Y este año, se han sumado múltiples retrospectivas que vienen a llenar, un poco, el vacío en cuanto a esas obras nuevas que todo festival debe proponer.
De todas formas, uno no debe quejarse tanto: la competencia oficial promete algunos títulos de gran relevancia, como por ejemplo Tatsumi, de Eric Khoo; Faust, de Alexander Sokurov; In Darkness, de Agnieszka Holland; L’Apollonide. Souvenirs de la maison close, de Bertrand Bonello; Tyrannousaur, del actor británico Paddy Considine; o la curiosidad que puede significar This is Not a Film, de Jafar Panahi. Pero además se verá una película argentina que anduvo bien en otros festivales como Abrir puertas y ventanas, de Milagros Mumenthaler, y El premio, de la compatriota Paula Markovitch, aunque el film es de origen mexicano.
Si hablamos de cine nacional, tenemos la competencia argentina, pero además otras proyecciones como la de Las acacias, un film que también anduvo muy bien en su recorrido festivalero. En esta apartado quienes estarán de parabienes serán los fanáticos del cine de género, cercano al terror, ya que el Festival le ha abierto sus puertas a propuestas como Diablo, de Nicanor Loreti; Malditos sean! de Demian Rugna y Fabián Forte; Penumbra de Ramiro García Bogliano y Adrián García Bogliano; Plaga Zombie: Zona Mutante – Revolución tóxica de Hernán Sáez y Pablo Parés; o ¡Toma mi mano! Amor edulcorado y sangriento de Tetsuo Lumiere, que demuestran el crecimiento de este tipo de cine en el país.
La sección de autores tiene una lista interminable de grandes directores. Todo lo que esté ahí adentro es de interés: lo último Ki-duk Kim, Frederick Wiseman, Chantal Akerman,
Sion Sono, Naomi Kawase, Bruno Dumont, Johnnie To, Nuri Bilge Ceylan, Arturo Ripstein, o Philippe Garrel no puede pasar desapercibido al cinéfilo festivalero. Además Mar del Plata contará con dos visitas de excepción (sí, también viene Willem Dafoe) como son las de Joen Dante y Alex Cox, directores que acompañarán una retrospectiva sobre su obra. Si bien ambos brindarán sendas clases magistrales, en el caso de Cox además estará presentando un par de libros sobre spaghetti western.
Hay expectativa también por ver qué ofrecen dos secciones, una dedica al cine de Polonia y otra al de Grecia en crisis. Y si bien hay un exceso de retrospectiva, el público se renueva y ver la filmografía de Luis García Berlanga, Raymundo Glayzer, Rodolfo Kuhn o viejas obras del cine francés como La bestia humana (Jean Renoir), Los visitantes de la noche (Marcel Carné), o Crimen en París (Henri-Georges Clouzot) es altamente recomendable.
Tras este somero resumen, de cara a largas sesiones cinematográficas, recordar que las entradas para el Festival estarán a $8 y a $6 para estudiantes y jubilados: además de las salas, hay otros lugares habilitados: esa data se puede chequear en www.mardelplatafilmfest.com. También decir que a partir del domingo, arrancarán una serie de actividades que llevarán el cine a los barrios, pero que además brindarán la posibilidad de disfrutar de música en vivo y también de ver cine al aire libre en una pantalla instalada en la Plaza San Martín.
Ya será tiempo de balances a posteriori, pero a priori este Festival será una demostración de poder por parte de la ciudad, ya que este año se ha formado un consorcio que regentea el acontecimiento y el trabajo de producción corre por marplatenses. La queja es la habitual: a veces desde el Estado municipal se ve a la cultura sólo como un posible generador de ingresos y nunca se analiza cuál es el significado del hecho artístico. Eso se observa en una reiterada participación del titular del Emtur, Pablo Fernández, en la organización. Evidentemente la gestión de cultura en Mar del Plata es una materia pendiente, y nada hace suponer que las cosas cambiarán a la brevedad. No obstante, este Festival puede servir para confirmar perezas o renovar la confianza. A priori no ha sido muy fuerte el trabajo de promoción, pero uno sabe que la gente se termina volcando a las salas de manera masiva, incentivada por el boca a boca que siempre funciona. Es que el Festival de Mar del Plata es un evento probado. Que así lo siga siendo.
Grilla del Festival acá.
Secciones del Festival acá.