A las 16 el Obispo de Mar del Plata, Monseñor Antonio Marino, presidió una concurrida misa en la capilla del cementerio, que ha sido estructuralmente refaccionada por el municipio.
“La muerte aparece como nuestro destino y nos llena de interrogantes graves. ¿Todo se acaba en el sepulcro? ¿Qué hay después de la muerte? A diferencia del simple animal, los hombres sabemos que morimos y por eso nos rebelamos interiormente ante lo inevitable. No sólo nos cuestiona nuestra propia muerte, sino que la sentimos como propia en la muerte de los seres más queridos. Cómo cuesta aceptar la separación de aquellos con quienes nos unen los vínculos más profundos. Nos horroriza sobre todo la muerte de los inocentes”, expresó el Obispo ante los cientos de files que colmaron la capilla del lugar.
“Ante este panorama, el mensaje de Jesús aparece como una luz, como una buena noticia, como una esperanza cierta. Al hacerse hombre como nosotros asumió la condición humana que incluye la muerte, e hizo de ella el principio de nuestra redención. Nos enseñó que el sentido de la vida es el amor, y que la misma muerte queda superada por nuestro amor” detalló Monseñor Marino y luego concluyó “el día de la conmemoración de todos los fieles difuntos debe convertirse, para los que continuamos nuestra peregrinación en el tiempo, en una lección de vida y en una exhortación para llenar de sentido nuestros pasos por este mundo: a la tarde de la vida te examinarán de amor, decía San Juan de la Cruz”.
Al finalizar la misa, el Obispo realizó la oración del responso por todas las almas difuntas. El Presbítero Ezequiel Kseim recordó que gracias a esta refacción de la capilla, la misma permanecerá abierta diariamente de 9 a 16; así también los segundos sábados de cada mes, a las 17, se celebrará la misa.
Pastoral en el cementerio
Cuatro laicos que se están preparando para el ministerio del diaconado permanente estuvieron desde las 9.30 en el cementerio acompañando a aquellos que deseaban rezar por sus difuntos, realizando responsos y anotando intenciones para la misa de las 16. También el Presbítero Ezequiel Kseim, párroco de San Benedetto Mártir, estuvo acompañando en esta tarea pastoral. El diácono permanente es un consagrado de la Iglesia que tiene como función propia el servicio a la Iglesia, puede brindar los sacramentos del bautismo y el matrimonio, realizar responsos, pero no consagrar la eucaristía ni confesar.
“Es la primera vez que realizamos esta tarea. La atención comenzó a la mañana luego del rosario de las 9.30 hasta las 16 que fue la misa. La experiencia fue muy provechosa porque nos dimos cuenta que hay una pastoral que necesita mucha atención” señaló Juan Marcelo Lovera, uno de los futuros diáconos permanentes de la diócesis.
“La gente lo recibía con muchas ganas, queriendo que todos rezáramos por sus seres queridos fallecidos y estábamos para eso, así que pudimos aportar lo nuestro” explicó Miguel Zazza, uno de los laicos que se viene preparando hace cinco años para el diaconado; y agregó “cuando salimos a caminar en el cementerio, la gente se acercaba mucho, y nos pedía que rezáramos con ellos, y así se fueron sumando más personas que pedían la oración del responso”.
Misa por los sacerdotes fallecidos
En la Iglesia Catedral, más de una veintena de sacerdotes concelebraron junto al Obispo de Mar del Plata, la misa por los miembros del clero diocesano fallecidos.
“Rezar por ellos, es el acto de caridad que podemos hacer, y unido al sacrificio de Jesús –en la misa- es más eficaz aún” señaló Monseñor Antonio Marino. También en esta eucaristía se recordó y se elevó una oración por el recientemente fallecido, Monseñor Justo Laguna, obispo emérito de Morón.