Por Virginia Ceratto
Mar del Plata se acostumbró al asombro -valga la paradoja- con sus obras… Desde aquella deslumbrante Mujeres de carne podrida, pasando por Pornografía emocional, hasta Shangay y Catch, sexo en el barro, lucha entre chicas y otras, José María Muscari sigue aportando. Calidad y novedad. Ahora, una vez más llega a la ciudad, así: Crudo.
-Como real heredero del under, título que en tu caso es indiscutible, ¿cuál es tu visión de este teatro/movimiento en la actualidad?
El under es un lugar desde donde entendí el mundo del espectáculo como un juego, un lugar para encontrar el propio lugar, el propio signo. Y entonces, el under resultó un espacio donde uno es y puede ser su propia tendencia, sin imposición alguna, de ahí que mi fuerte resonancia y correspondencia con el under fue lo que me permitió jugar con lo comercial, con la TV y no despersonalizarme. Ese apego o fidelidad me permitió y me permite ser quien soy más allá del rating, de la calle Corrientes y la exposición.
-En ese sentido, también el sentido de Crudo.
Sí, mi unipersonal Crudo tiene un espíritu precisamente under, pero como vuelto un show muy glam. Y me gusta mostrar esa mezcla que soy, jugar a eso y con eso, buscar. “Buscar”, ésa es la clave. Digo, buscar cómo es mi propio under, ahora que ya no soy un ser de culto, o de un público selecto. Es bueno probar los propios límites y profundizarlos.
-Hablando de profundizar… si uno sigue tu trayectoria, se advierte una visión acentuada y particular en la mujer, de la mujer.
Sí, la mujer es una fuente de inspiración, de consulta, de veneración constante en mi producción. Y lo que se ve es que mi teatro queda muy bien actuado por mujeres. Me gusta ver en el teatro a las actrices y su potencia, esa potencia que trasciende. Y por ejemplo, la mujer me comanda en mi versión y visión de 8 mujeres, esa obra coral que bucea en la psicología femenina y en la estética de los ’50. Y te diría que la mujer, en general, es importante en mi vida, por presencia o por ausencia: tengo madre, tengo tías, tengo primas, ahijadas. Las mujeres me comandan, me lideran, me potencian. La mujer tiene todo mi respeto. Y creo que mis obras, consciente o inconscientemente, ponen la lupa en partes de la mujer que, en general, la TV, el teatro o la industria no te muestran. Además, creo que la mujer, en los últimos tiempos, logró cosas importantísimas, por ejemplo en su merecido pie de igualdad con el hombre. Y sé que aún le queda, nos queda, porque esta es una lucha de todos, mucho por conquistar.
-Ir peleando contra mentalidades arcaicas…
Arcaicas, sí, pero reales, existentes. Esta es una sociedad machista, demodé, vetusta. Y por eso festejo los grandes pequeños logros. Siento que mi teatro, mi forma de relacionarme con la mujer “guerrera”, mi forma de desestigmatizar a la mujer “sumisa” colabora con eso. Es lo que espero, lo que me gustaría.
-¿Qué aportó a tu carrera la visibilidad de aparecer en la tele?
Mucho, básicamente desmitificar eso de que alguien que es artista, si va a la TV cae en las redes de la decadencia. Puedo decir con orgullo y felicidad que durante cinco meses surfee semana a semana el programa más mediático, caníbal, popular, exitista y peligroso de la TV, como es Bailando por un sueño, y no caí en ninguna red. Creo haber podido marcar la diferencia. No me peleé con nadie, no grité, no lloré, no descalifiqué, simplemente llevé mi estética a la TV. Bailé con un hombre y convertí las previas en un momento de humor mordaz e ironía poco habitual para el programa. Y ahora, en Sábado show, como jurado, puedo aportar mi mirada como creador y mi experiencia y siento que puedo compartir los frutos de lo que cultivé en mis años de teatro. Y en cuanto a lo específico de tu pregunta, me aportó, obviamente, que el gran público sepa quién es “Muscari” y se interese en mi producción como creador. Me aportó un reconocimiento que no tenía, y que es encantador. Y la verdad, fuera de todo cholulismo, que el otro en la calle te reconozca por tu trabajo está bueno.
-Cómo manejás la delgada línea que va de la provocación a la ternura que subyace, a veces por ausencia y como necesidad, en tus espectáculos.
Con sensibilidad y respeto. Crudo es un gran ejemplo, un show con humor, sensible y real, que permite conocer al José María que está detrás del personaje.
Crudo se podrá ver el próximo viernes y sábado, desde las 21:30, en el Teatro Güemes (Güemes 2955).