La caravana encabezada por jugadores e hinchas, llegó a las 02.00 a la sede Luro y Guido. Un verdadero cordón humano, se formó en esa avenida entre Jara y la sede del Club Quilmes.
Atrás había quedado la fiesta en Parque Luro, en el parquet de Once Unidos, el escenario del retorno a la Liga Nacional de Básquet. Pero la parcialidad tricolor la extendió al barrio de sus dominios, así la euforia y el júbilo se transmitían hacia el colectivo descapotable de la empresa El Rápido, transportadora oficial de las conquistas deportivas marplatenses. A paso de hombre llegó al frente de la institución, donde estalló el grito de las gargantas tricolores, que empujaron como nunca para volver a la LNB.
Apenas terminado el partido, una legión de hinchas cerveceros se reunió frente al club, y así se fueron sumando hombres, mujeres, niños, jóvenes y ancianos para tributar el merecido recibimiento a quienes hicieron posible el éxito deportivo, de la institución más tradicional del básquet local. Banderas, pirotecnia y un festival de fuegos artificiales.
Una banda con bombos, redoblantes y trompetas, era la encargada de dirigir musicalmente los estribillos, que conmovieron el barrio con sus festejos y saludaron efusivamente a los jugadores que saludaron desde el balcón del primer piso.