Por Mex Faliero
Una de las citas impostergables con el cine que tiene la ciudad cada año es el Festival Internacional de Cine Independiente de Mar del Plata (MARFICI). Sí, decimos “impostergable” porque todavía creemos en la fuerza del cine. Y esto, más allá de las internas que pueda vivir una ciudad y de los problemas organizativos que se puedan evidenciar. Por eso, este sábado 7 de mayo es una fecha importante para todos aquellos que viven el cine por encima de otras cosas: es el arranque de la séptima edición del MARFICI.
Desde lo periodístico, decir que las proyecciones arrancaron esta mañana y que continuarán hasta el próximo sábado. Y que el comienza más formal será hoy a las 20:00 con la ceremonia de apertura y la proyección del documental de Sergio Constantino Buen día, día, en el que se hace mención a uno de los mitos del rock-pop nacional: Miguel Abuelo. El inicio será en el Teatro Roxy, una de las tres salas que incluirá el MARFICI junto a la Melany y al Radio City, todas en el Centro de Arte MDQ (San Luis 1750).
Hablábamos antes del cine por encima de todo. En cuanto a las internas, a nadie escapa a esta altura que el MARFICI se ha visto limado promocionalmente por las diferencias entre su organización en la persona del director José Luis Jacobo y el mayor multimedios de la ciudad: La capital. Esto, que fue mucho más profundo en los arranques de la muestra independiente, mermó considerable e históricamente el público del MARFICI. Sin embargo, el festival se ha hecho un nombre y hoy cuenta con sus seguidores. Como conclusión: a La capital -que sigue sin darle difusión- parece ya no preocuparle tanto su presencia (se llegaron a publicar noticias sobre lo peligroso que era para la ciudad tener dos festivales) y el MARFICI sigue con vida, descubriendo que hay otros caminos alternativos a los del público del multimedio.
Pero también está el cine por encima de los problemas organizativos y las propias torpezas. Si bien hay elementos externos que dejan en evidencia mezquindades, no se puede eludir la responsabilidad que le ha caído al propio festival sobre sus inconstancias formales. Hasta el año 2007, el MARFICI transitó con vaivenes, pero con cierta firmeza: del confuso inicio como subsidiario del BAFICI, se pasó a una organización que contó con programadores marplatenses y un desarrollo fluido, que incluso contaba con invitados de nivel, una buena propuesta cinematográfica y una línea más o menos clara. En las últimas dos ediciones –y esta tercera que arranca- las proyecciones en dvd le ganaron la batalla al fílmico (algo básico para el purista festivalero), la llegada de novedades y secciones de interés se fue aminorando y la inseguridad en cuanto a la cantidad de salas y su adecuada condición se han convertido en circunstancias críticas e insalvables. Algo que parece recrudecerse en esta edición, donde apenas tres salas exhibirán películas para una propuesta que tiene mucho más para dar.
Se podrá hablar de lo económico como condicionante, pero es claro que conseguir el apoyo suficiente para una propuesta de tales dimensiones es parte indispensable de una buena organización. El MARFICI cuenta en la actualidad con el empuje de un grupo de personas (programadores, voluntarios) que trabajan con envidiable energía y con un nombre que convoca y que resulta de gran interés para el mundo de la producción cinematográfica argentina. Esto, que no es de desdeñar, sostiene el Festival. Habrá que ver cómo este período, que podríamos considerar de amesetamiento, puede reconvertirse en un futuro algo más venturoso, donde las fichas se reacomoden. Será cuestión de tiempo. Y de trabajo.
Después de todo, a diferencia del Festival Internacional del INCAA, el MARFICI sigue siendo la única plataforma de difusión seria, real, tangible y eficiente con la que cuentan los realizadores locales a la hora de exponer sus trabajos.
Como decimos, siempre está el cine, primero, sobre todo. Y un festival que incluya nombres como los de Frederick Wiseman, Theo Angelopoulos, Lech Majewski, Gustavo Galuppo y Mike Dibb está preparado para brindarnos algunas horas de placer. Habrá que apuntar proyecciones como las de The ballad of Genesis and Lady Jaye, de Marie Losier, que viene con muy buenas recomendaciones de su reciente paso por el BAFICI y también las retrospectivas de Iván Noel, Pablo Romano, Eric Rohmer y Sergio Bellotti. El cine, con su bondad y predisposición, nos espera.
(Fuente: Fancinema)