Para Adalberto Eliseo Vecchiarelli, su madre Noemí Alcira era todo. Por ella dispensó, un afecto y amor filial entrañable, poco común, mientras su mamá vivió, para “Vecchia” no había otra razón que estar junto a ella, el mayor tiempo posible.
Tenía otra pasión, el periodismo. Profesión que ejerció durante casi medio siglo, uno podría estimar que el 90 % de los periodistas de Mar del Plata, pasaron por su tamiz. Quién algún día en la Redacción, cuando se ingresa a la “escuelita”, como él llamaba al diario, no fue a cubrir un choque, un incendio, bajo la tutela periodística de Vecchiarelli.
Además de Noemí Alcira y el periodismo, “Vecchia” llevaba el deporte en la sangre. Jugaba de half derecho, cuando todavía no existían los volantes y los carrileros.
¿Cuántas líneas queres que te haga Vecchia”? Hice diez y en esta síntesis, creo que no me falta nada. Sólo el cariño a tus hermanos y sobrinos de los que siempre te acordabas y hablabas.
Todo lo demás, no diría que sobra, pero las anécdotas en común son parte de la vida, de la que hoy te fuiste dejando recuerdos imborrables. Pero para quien te conoció y trató durante 30 años, 10 líneas son insuficientes, como no podría ser de otra manera. Uno puede convivir toda una vida laboralmente y sentir distintas sensaciones, pero es importante rescatar el reconocimiento y sentir una amistad recíproca y real.
No era un tipo fácil de conquistar. Tenía su genio, pero generaba respeto y fue un docente para todos los que alguna vez llegamos a desempeñarnos en la Redacción junto a él. Es muy difícil, casi imposible, pero “Vecchia” nunca se comió una información policial, muchas veces competía contra el mismo, así era su amor al periodismo, tanto en El Atlántico como en Canal 10. Conocía todos los contactos policiales y judiciales, que lo llevaban a la información más precisa, un capital que enriqueció de manera notable la confiabilidad de su información.
Nunca se vio envuelto en una pelea mediática ni tuvo problemas con sus fuentes de información. Con “Vecchia” todas las cosas eran claras como lo fue en su vida, siempre manejo la información más delicada, pero no recuerdo errores ni confusiones.
Amigo también de las bromas, había un toque de diversión a su lado, pero no era lo que más abundaba, porque era muy exigente a la hora de la información y de recabar datos para una crónica. Los más jóvenes a veces sufríamos su queja, por algo incompleto o un detalle que faltaba, pero siempre dejaba una enseñanza.
Eran otras épocas, cuando al periodista lo movilizaba la sirena de un patrullero policial, de los bomberos o simplemente una ambulancia. En una de sus salidas para conseguir la información, fue atropellado en su Ford Escort Blanco en Rivadavia y Guido, en un accidente por el cual debió ser hospitalizado.
Una hernia de disco lo tuvo a maltraer y debió ser intervenido quirúrgicamente en tres oportunidades, hasta que finalmente superó el trance y volvió a correr por el Parque Camet como lo hizo durante prácticamente toda su vida, en las primeras horas de la tarde. Muchas veces nos cruzamos últimamente, allí en el Parque Camet, con su paso de maratonista avezado daba unas cuatro vueltas. Vechiarelli era un amante de la vida sana no fumaba ni bebía y cuidaba mucho su condición física.
Fue muy generoso con su ayuda, su experiencia personal y profesional, a la que muchas veces debimos recurrir, aún cuando ya no compartíamos el mismo lugar de trabajo. Siempre fue un colaborador, en una profesión donde los ego son materia común, nunca escondía la partida, fue absolutamente llano y franco.
Sería imposible no asociar a “Vecchia” los grandes títulos de las noticias policiales, de los últimos 45 años en la ciudad. Los hermanos Schoklender, el secuestro y asesinato de Sebastián Ibañez, la muerte de Alberto Olmedo, el asesinato de Alicia Muñiz, el incendio del Casino Central y los choques de colectivos en la Ruta 2 donde los muertos se contaban por decenas. Todo este material, y mucho más, tenía “Vecchia” registrado en su disco rígido.
“Bueno “Vecchia” tengo que cerrar”. Pero me quedo tranquilo vas a reposar junto a tu mamá, la “Vieja” como le decías a Noemí Alcira. Ese fue siempre tu deseo, para cuando llegara este momento.
Jorge Elías Gómez
Tuve la suerte de trabajar con el en Canal 10, la verdad que me quede impactada con la noticia, ya que no vivo mas en la ciudad, pero lo recuerdo con su linda locura y la energia increible que tenia. Gracias Vechia!!!
muy buena nota jorge. tengo los mejores recuerdos de vecchia en la redaccion del diario cuando yo empezaba y lo observaba y miraba con mucho respeto. El paso del tiempo quiso que lo vea en Canal 10 para recordar, junto a otra compañero Juan Arano, todos los días de aquellas anécdotas en la redacción, los cantitos, las cargadas, las rivalidades entre compañeros y el cierre, cuando a Vecchia le sonaba el interno del teléfono y había que salir corriendo a haer la nota…
Me gustó el modo de recordar a Vecchiarelli. Por mi trabajo, en la famosa intitución de Batán.Conocí,por razones obvias a Vecchiarelli.Con mi compañero de trabajo de entonces, muy jovenes nosotros, y Vecchia, nos ayudaba.Dejaba el policial de lado y aprendí a escribir las primeras gacetillas.Conocimos de su mamá, de sus hermanos, del orgullo por los sobrinos.Siempre en los cambios de Director estaba presente, y me daba un informe de acuerdo a lo que él observaba, en un breve NO ME GUSTA. Era suficiente, transcurría unos meses y era tal cual lo había dicho.
Que no lo fuera a molestar por pavadas… respeté eso a rajatabla. Así fue que pasaron casi 25 años. Un ejemplo de trabajo,y buena persona. Solo hacer público: GRACIAS.
Desde que llegue a Mar del Plata allá por el ’86, siempre relacioné el nombre de Adalberto Vecchiarelli uno de los mejores periodistas de la ciudad. Una gran pérdida