Por Andrés Lavaselli
El triunfo de Cristina Kirchner, que será presidenta del PJ porque la justicia no habilitó la lista de Ricardo Quintela, abre un interrogante capital para el oficialismo en la Provincia: ¿Se pondrá avanzar en una vuelta de página en la pelea con Axel Kicillof? Con señales ambiguas por ahora, el Gobernador se planta: convencido de que no inicio ni escaló una interna en la que no lograron aislarlo, ensayará la fórmula de la “lealtad en la gestión” para comenzar a transitar esta etapa. Mientras, buscará despegar una incógnita que extiende al armado electoral: ¿el cristinismo jugará como oficialismo u oposición en la PBA?
Pico de tensiones que comenzaron antes, la saga del enfrentamiento CFK/AK se saldó con alguna ambigüedad. Él nunca dio el apoyo público a la candidatura que ella le exigió, pero ordenó un voto a su favor cuando Quintela avanzó con la judicialización. “Ricardo siempre supo que llegado el caso Axel optaría por Cristina”, dicen en La Plata. La aclaración no es ociosa: 1) Despeja dudas sobre la relación con el riojano. 2) Sugiere que internamente siempre se supo la posición de Kicillof y que no se verbalizó justamente porque las presiones que recibía hubiesen habilitado lecturas en términos de una rendición. El síndrome del “pato rengo” late allí.
Pero lo central es que el final del capítulo judicial abre el horizonte del trámite político de las diferencias. Es el plano más significativo si se mira la coyuntura desde la Provincia. Y también el que plantea más incertidumbres. Por lo pronto, Kicillof seguirá con su construcción propia y no hará mayores gestos en busca de acercamientos. Contra lo que sostiene el Instituto Patria, en La Plata creen que centro de la disputa fue el modo en que se manejó la candidatura de Cristina y que por lo tanto es ese sector el que debe dar señales de una nueva etapa. “No podemos desescalar lo que no escalamos”, dicen en Gobernación, un poco en jerga.
“La mejor manera de demostrar que somos kirchneristas es seguir gobernando la provincia como lo hubiesen hecho Néstor y Cristina”, resumen a la hora de hacer la traducción operativa de esa posición. Por detrás, existe un diagnostico provisorio de los resultados de la batalla. Sería así: bajo asedio, Kicillof pagó en puntos de imagen pero sigue siendo el gobernador que mejor rankea para 2027 (muestran una encuesta de Proyección, para probarlo) y, sobre todo, no quedó políticamente aislado. El silencio del resto de los gobernadores peronistas sin peluca (es decir, sin contar a Jaldo ni a Jalil) y el respaldo de varios intendentes es puesto sobre la mesa aquí.
¿Habrá o no reconciliación, en definitiva? La moneda está en el aire. Y hay datos para abonar las dos posibilidades. Mayra Mendoza y “Wado” de Pedro volvieron con los reproches rupturistas, aunque el Senador después publicó un mensaje en el que rechazó que haya tildado de oportunista a Kicillof y en el que habló de “trabajar unidos” contra el gobierno de Javier Milei. Germán Martínez, uno de los vices de CFK, se pronunció en el mismo sentido. Pero a la vez, un comunicado de Julián Álvarez, el intendente de Lanús, estrechísimo de Máximo Kirchner, funcionó como dinamita para la unidad. En gobernación directamente lo acusan de armar una operación: “llamó a Romina Barrios, de OPISU, para que no vaya el gobernador ni nadie del organismo a una inauguración de viviendas hechas por ese organismo en el municipio. Acto seguido acusó públicamente al OPISU de haber abandonado las obras”.
Cristina y Axel no volvieron a hablar desde que estalló la disputa. Hay que registrar una mutación en La Plata: ahora admiten que, si nada cambia, en 2025 podría haber listas separadas en la Provincia. Sería una estrategia de derrota, según la mayoría de los analistas. Pero es una posibilidad. La definición de la primera candidatura a diputado/a nacional será determinante en este tema. “Un cruzado por Julián o Mayra en ese lugar detonaría una implosión definitiva”, especulan. Dan por hecho que, de mínima, lo que logró instalar CFK es un condicionamiento a una postulación de Kicillof. Ahora lo dicen más abiertamente que antes: “ese es el objetivo 2027 de Cristina”.
Antes de que esos interrogantes se despejen, habrá definiciones que involucran a la gestión. El trámite del proyecto de Presupuesto 2025, que el ministro Pablo López espera tener completamente redactado para el viernes, será una nodal. Los negociadores por parte del Ejecutivo serán la vicegobernadora Verónica Magario y la Secretaria General, Agustina Vila. La ausencia en ese equipo de Carlos Bianco, el poderoso ministro de Gobierno, tal vez sea un gesto: se trata de uno de los coroneles más activos en la estrategia política de Kicillof. Y se sabe que en la Legislatura el oficialismo está en manos del insaurraldismo y La Cámpora.
En la caja de herramientas de Gobierno provincial figuran algunos resortes para hacer avanzar ese proyecto de ley, junto con el capítulo del endeudamiento y la Ley Impositiva. Uno es la amenaza de gobernador con las partidas de este año prorrogadas, lo que le da un mayor margen de discrecionalidad para manejarlas. Pero el más importante es la necesidad de financiamiento de las intendencias, que en el primer año de Milei no encontraron respuestas desde Nación. Aunque no lo admitirán, no piensan solo en las de la oposición: al menos dos comunas gobernadas por alcaldes de La Cámpora –una del interior y otra del Conurbano- requieren asistencia de Provincia para pagar sus salarios. (DIB) AL