Según un informe de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Nacional de La Plata, el Instituto de Previsión Social de la Provincia de Buenos Aires puede sufrir las consecuencias de un déficit que se ha consolidado a través de los años y quedan amenazadas así las jubilaciones y pensionaes que se perciben a través del instituto que cubre a todos los empleados púnlicos bonaerenses.
El desbalance del IPS es estructural, seguirá creciendo en los próximos años y comprometerá cada vez más a las finanzas de la PBA. Los principales factores que explican este comportamiento son las edades tempranas para acceder a la jubilación por vejez; las generosas tasas de sustitución entre la jubilación y el salario; la facultad de computar los mejores ingresos de períodos cortos (tres años continuos o cinco discontinuos) para la determinación del haber inicial; la existencia de varios regímenes especiales con parámetros aún más laxos y la caída en la relación entre activos y pasivos.
El resultado financiero del IPS del año 2023 absorbió algo menos de la mitad del resultado financiero de la Administración Central; cabe señalar que este desequilibrio financió una parte del pago de las prestaciones previsionales de los 338 mil beneficiarios contributivos, con haberes promedio de $683.355 (y mediana de $ 612.199) en el mes de marzo del 2024 [6], que representaron solo el 2% de la población de la PBA. El déficit contributivo del IPS durante el año 2023 fue de $992.928 por beneficiario y equivalió a 6 AUH (promedio del mismo período).
Esta asignación de fondos es regresiva desde el punto de vista de la distribución del ingreso e impacta en la eficiencia y en la equidad, considerando los niveles de pobreza infantil (y de la pobreza en general) y el deterioro de la infraestructura en la PBA. Las proyecciones de largo plazo muestran un desequilibrio creciente en el tiempo, que desplazará, aún más, la inversión en educación, los gastos en salud, seguridad y la propia inversión en infraestructura, que permitiría mejorar la productividad del sector privado de la economía bonaerense y disminuir la pobreza multidimensional en el Conurbano.
La PBA, a diferencia de la Nación y de las provincias de Córdoba y Santa, Fe no realizó ningún cambio paramétrico en los últimos 44 años, a pesar del aumento de la esperanza de vida de las personas en las últimas cuatro décadas (que se puede estimar a razón de un año por década), y del proceso de envejecimiento poblacional que se prevé para las próximas. En consecuencia, es necesaria la modificación de estos parámetros (edades mínimas, tasa contributiva, determinación del haber inicial, tasa de sustitución) para corregir parcialmente estos desequilibrios y sus impactos fiscales. Una vía es a través de una reforma previsional que replique, al menos, los parámetros del SIPA y contribuya a fortalecer la solvencia en el mediano y largo plazo.