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Los juegos políticos de Montenegro y municipales les salen muy caro a Mar del Plata

 

 

Las internas, los alineamientos políticos y sindicales les están saliendo muy caros a una municipalidad que técnicamente se encuentra al borde del funcionamiento. El problema tomó una dinámica y una proyección que está hundiendo a la ciudad.

El “No hay plata” dejó de ser una muletilla y potenció la crisis que la administración municipal viene arrastrando desde el primer día de su gestión, el 11 de diciembre de 2019. El ajuste que sufrió el plantel de empleados municipales vino sofocando y aplacando incendios.

Con operaciones de manual financiero, magros porcentajes de la masa salarial que limaron el poder adquisitivo de los trabajadores, fueron enjugando los desequilibrios del presupuesto 2023, el último del mandato que Montenegro inició en 2019.

Recurrir a giros en descubierto, pagar con  atraso, estado de alerta y movilización, paros con concurrencia a lugares de trabajo, fueron las cartas del Departamento Ejecutivo y del Sindicato de Trabajadores municipales, un escenario que se terminó de complicar con el avance de LLA y las medidas de Milei. La crisis municipal no tiene raíces ni en la inflación ni en la devaluación. Milei es un accidente en esta mera historia. La órbita no sale de Yrigoyen 1627. Montenegro vive de la política.

El intendente y los sindicalistas municipales no son inocentes en estos procesos, sino los máximos responsables. Son una representación de la casta que cayó en la bolsa de la clase media y los jubilados.

Montenegro quemó la voluntad del electorado, ahora contrarreloj busca reinsertarse, como una forma de desembarazarse de la decadencia que lo tuvo como embanderado. Vende eficiencia y se cuelga de los libertarios en la búsqueda de una tabla de salvación.

Este enfrentamiento de la política y el sindicalismo es básico para interpretar el hastío del electorado que se inclinó por Javier Milei. Ahora una trama nada ortodoxa que está sembrando pésimo ánimo social y empujando argentinos hacia la pobreza e indigencia.

La estrategia es aumentar la tensión y aumentar el voltaje, hoy es necesario para el oficialismo hacer sentir que está a la derecha de LLA, doblar la apuesta, descontando los días de paro, instalando la esencialidad e ir por las banderas más caras de las reivindicaciones sindiciales. Primero 4 años de arreglo y acuerdos, ahora a quemar las naves, soplan nuevo aires políticos.

El intendente se puso el traje de la confrontación con el sindicalismo, para cuidar su clientela ya no es Raverta, el kirchnerismo ni Kicillof. El peor desafío que tiene Montenegro es dejar de ser intendente y seguir viviendo en Mar del Plata como anticipadamente y oportunamente lo señaló el ex presidente del HCD, escribano Oscar Pagni.

 

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